8.7.08

Top 40


Habrá que asumir que, de ahora en adelante, si uno quiere encontrar los éxitos de taquilla del cine argentino ya no va a alcanzar con mirar los "Top Ten" que publican los diarios. No. Los éxitos del cine argentino figuran once, quince, dieciocho o veinticuatro... Ejemplo: recibo un email de la jefa de prensa de "Café de los maestros" pidiéndome que mencione el éxito de la película. Luego recibo el "Top Ten" de la empresa Nielsen/EDI y no figura. "¿Cómo es lo del éxito?", le pregunto. "Bueno, hizo casi 6 mil espectadores en seis salas". Eso, calculo, le permite entrar en el onceavo lugar.

No me malentiendan: hacer seis mil espectadores en seis salas en segunda semana sin haber caído entre semana es una cifra más que notable. Y es cierto que la gente que vio, por ejemplo, "Extranjera" (foto) es mucha para la ínfima salida que la película tuvo. Y que por ahí abajo siguen circulando una decena de películas argentinas más. ¿Ustedes creen que desaparecieron? No. Cien espectadores en alguna capital de provincia, cincuenta en otra y así siguen, sumando gente "de a puchitos".

No intento ser irónico ni burlarme del asunto. De hecho, me molesta bastante que tenga que ser así, que el "Top Ten" esté tomado prácticamente por los "tanques" y que haya tan poca gente viendo cine argentino que hacer tres mil o cuatro mil espectadores ya sea considerado un triunfo. Pero tal vez sea un baño de realidad. Tal vez esa es la gente que ve cine nacional, lo cual no es necesariamente terrible. Digamos que si un cantautor mete mil personas en La Trastienda estaría feliz con el éxito, pero si una película nacional hace tres mil en un par de salas todavía resulta difícil pensarla como un suceso. ¿Por qué?

Pongamos el ejemplo de los Estados Unidos. Una película independiente, norteamericana, o una extranjera, recaudan un par de millones de dólares en la taquilla y son celebradas como éxitos. A nadie se le ocurriría pensar que tiene que entrar en el Top Ten ni hacer 50 millones de dólares (cuando eso pasa, como en el caso de "Juno", por ejemplo, es una rareza) ni pelear palmo a palmo con los tanques. Funcionan en un mercado paralelo, con su difusión, su público y sus salas específicas. Claro que el tema salas de cine independiente, acá... (bueno, dejémoslo ahí)

Una película nacional hace, digamos, tres funciones a sala llena en el BAFICI y todos festejan. ¿Cuánta gente es? ¿600? ¿700? Porqué suponer entonces que, al estrenarla en tres o cuatro salas, van a salir miles de personas como hormigas, especialmente tomando en cuenta que el precio normal del cine es tres veces más que el del BAFICI.

Es cierto que hay situaciones específicas --competencia extranjera, problemas de exhibición, etc.-- que limitan los resultados comerciales de determinadas películas, pero también es cierto que muchas no tienen mucho menos público que el que buscan. El cine argentino, hoy, en su mayoría, se hace para ser visto --salvo una decena de excepciones-- por menos de diez mil personas. Lo cual no está necesariamente mal. Los números no dan, es cierto, pero tal vez (como lo prueba Llinás y algunos otros) los que tengan que cambiar sean los números...

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