En la conferencia de prensa de presentación de la programación del Festival de Venecia, su director artístico, Marco Müller, respondía a una pregunta acerca de la ausencia de cine latinoamericano en la competencia de la Mostra diciendo que todos los directores y productores de América Latina hacen sus películas con la vista puesta "en Cannes o en Berlín" y que para la época de Venecia no hay casi películas latinoamericanas disponibles para su festival.
Si bien es innegable que, al menos los argentinos suelen trabajar con la mente fija en la Croisette, la pregunta a hacerse es si eso no se debe también a que Venecia hace muchos años que presta mínima atención al cine del continente. Ernesto Pérez, veterano periodista de una agencia de noticias italiana para América latina, afirmaba ayer con razón que sólo basta con mirar las programaciones de Locarno, Toronto y San Sebastián para darse cuenta de que hay cantidad de películas de América latina "disponibles".
Según varios casos que pude seguir de cerca, el tema es que Venecia casi nunca ofrece lugares de privilegio al cine latinoamericano y, ante un ofrecimiento más interesante (una competencia) de Locarno o San Sebastián --o un espacio con mercado, como Toronto-- los productores prefieren obviar el Lido. Si es que sus películas terminan allí, lo harán en Venice Days (como "Una semana solos") o la Semana de la Crítica, que fueron los lugares que tuvieron películas de Pablo Trapero, Diego Lerman, Juan Villegas o la propia Murga, por citar los casos argentinos que conozco.
Más obvio es el claro interés --y cierta influencia-- que Müller sí tiene con el cine asiático. Tres películas japonesas en concurso, una historia de premios a realizadores de ese continente (Hou Hsiao-hsien, Takeshi Kitano, Jia Zhang-ke, Ang Lee, etc etc) y el claro conocimiento que el hombre tiene del medio (no recuerdo si habla mandarín y japonés, o algo por el estilo) lo hacen muy permeable a las películas de ese continente.
No me interesa aquí establecer una competencia entre cine asiático y latinoamericano. Me parece que son los dos continentes en los que "están pasando cosas". Pero las grandes vidrieras del cine mundial tienen un pequeño lugarcito para estos objetos de modernidad cinematográfica y si Cannes eligió América latina (aún a riesgo de perder buenas relaciones con grandes cineastas asiáticos), Venecia hizo lo propio con Asia. El resto, como siempre, serán los nombres de Europa y de los Estados Unidos.
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