Pregunto: ¿el problema es la calidad de las películas que tienen éxito?, ¿el hecho que los espectadores coman, se paren, hablen por celular o vayan al baño en el cine?, ¿qué vean las películas en videos truchos /o bajados por internet?, ¿que las entradas sean carísimas y eso los obligue a elegir sólo un par de películas al año para ver?, ¿qué no se estrene nada fuera de los tanques de taquilla?, ¿qué nadie le de bola al cine argentino?
Me parece que se abre el abanico demasiado y que hablando de tantas cosas a la vez no vamos a ningún lado. Y que también es muy fácil tirarle la culpa a los espectadores, a esos "otros" que están allá, que van al cine, pagan la entrada y disfrutan (o no) con esa elección, digamos, mensual.
Tengo la sensación, también, de que hay un enorme grado de hipocresía de parte de nosotros, los críticos, que muchas veces vemos películas que van al cine en formato DVD, que bajamos películas de internet, que tenemos a mano "a un chabón que te trae todo por cinco mangos", que --en el caso de los programadores de festivales más aún-- ven aún muchas más películas en DVD, que muchas de ellas tienen un "counter" (un numerito arriba o abajo de la pantalla que es bastante molesto), o un letreto del tipo "ONLY FOR PRIVATE VIEWING" tamaño gigante en medio de la pantalla, que usan más a menudo de lo que muchos suponen el "fast forward", que se quedan dormidos (nos quedamos dormimos) mirando pelis y después las rebobinamos para acordarnos dónde estábamos, que ven películas en inglés hablando poco y nada del idioma, que leen subtítulos en inglés sabiendo poco y nada del idioma, que escriben (escribimos) sobre películas sin verlas completas porque, como decía un colega, "no hace falta comerte el bife entero para darte cuenta que la carne es mala". Y así, millones de cosas.
Tal vez, finalmente, lo que más me molesta de la carga contra el espectador sea esa. Es muy fácil desde este lugar de privilegio atacar la "boludización" del espectador. Aclaro que no estoy negando que eso existe en buena medida. Pero me siento incapaz de juzgar las actitudes de los demás si no soy capaz de revisar las mías (o no somos de las nuestras) y la propia "boludización" y hasta "bovinación" que existe entre los críticos, sólo que --supuestamente-- en otro nivel.
No sé. No entiendo. Sigo creyendo que el público acierta y se equivoca de la misma manera que lo hacemos los críticos (ojo, nosotros también comemos en el cine, sólo que café y medialunas, que no es tan grasa como el pochoclo y la Coca-Cola) y que los hábitos se han vuelto bastante discutibles en todos los ámbitos. Y sigo pensando, finalmente, que si hay que acusar y/o poner el ojo en alguien no es en el espectador, sino en el que lo alimenta.
PD. El poster es de "Fast Food Nation", película de Richard Linklater que trata sobre temas parecidos a estos que estamos hablando acá pero desde otro punto de vista y que se verá en los cines acá en agosto, más de dos años después de su estreno mundial. Después no se quejen si alguno admite que se consigue trucha...
2 comentarios:
Voy a hacer en este post un humilde comentario, permitiendome admitir que admiro la actividad de los críticos que disienten en el post respecto a este tema. Creo que es sano que se debata sobre estos temas (debata, no discuta).
Voy a pronunciarme sobre lo que más me interesa que es la visión del espectador crítico que va al cine, elige lo que va a ver y lo comparte en ese sentido comunitario que otorga la sala oscura. No estoy en contra de esa postura pero lamento informar que sin resultar en una "evolución" (es mas bien un cambio cultural, sin connotación positiva o negativa) todo tiende a individualizarse dentro del campo artistico. La literatura comenzó como tradición oral en lugares especificos, como actividad comunitaria, y luego esa democratización se dio a partir del libro, como todos saben. Esto no quiere decir que la actividad oral haya desaparecido, pero cambio en función de las masas que se inclinaron por tener un libro, el objeto artistico o de conocimiento. Con la música sucedió lo mismo (música tribal, ritual; religiosa; artistica; de salon -lo que ahora por lo general se denomina como clásica-, etc...), la diferencia es que el siglo XX se encargo de individualizarla.
El cine va a una velocidad diferente respecto a este cambio. El cine es aún la delgada línea entre el entretenimiento y el arte, y allí reside su mayor gloria. No esta "implicitamente" legitimado como lo estan las otras artes en el imaginario social: muchos creen que un libro de Paulo Coelho y uno de Milan Kundera tienen el mismo valor literario, porque se atienen especificamente al formato. Es arte per se. El cine escapa a esta cuestión, el espectador aún puede elegir entretenerse sin que esa carga que implica la legitimación artistica le pese. No veo a esto negativo, al contrario, lo creo positivo y, a menudo, lo veo como una oportunidad (oportunidad de que películas como "El caballero de la noche" generén algun cuestionamiento en el espectador que cree haber ido a ver una película solo para entretenerse). El cine (el septimo arte), al igual que otros artes que siquiera figuran como artes porque no se plantea que sean legitimados (los videojuegos, por ejemplo) todavia porque se los ve como fenomenos hechos en función de su comercialización, cuando se ignora que cumplen con todos los requisitos para ser reconocidos, son una oportunidad de entregar cuotas artisticas y entretener sin la pesada carga de la historia.
En todo caso, creo que el espectador no va desaparecer, sí va a desaparecer indefectiblemente el espectador que se plantea en los posts (no creo que la gente de "El amante" sea reaccionaria, en absoluto) porque existe una necesidad de cambio cultural que no responde necesariamente a factores económicos.
Mis disculpas si el post fue muy largo, espero haber aportado algo... Si a a alguien le interesa pueden pasarse por mi blog, hecho en base a una página donde hago junto a algunos compañeros crítica de cine. Amo este arte. Saludos desde Mar del plata!!!
Entiendo que todo responde a razones muy profundas, que vienen de hace tiempo y que no es modificable en el corto plazo aun mediando un improbable cambio en las políticas educativas, en las posibilidades de desarrollo con que cuenta el grueso de la población. Dentro de una realidad marcada por esto es difícil cargar las tintas sobre los espectadores, parece injusto pero creo que no lo es. Lo que ocurre en los cines, en la tele, con los discos, la decadencia -que considero inobjetable- de la cultura popular es un tema que permite el ataque desde diversísimas aristas pero sin duda la carencia de inquietudes del público es una de ellas. La nota de El Amante me llevó a una muy breve reflexión al respecto que linkeo aquí mismo por si te interesa. http://unachicaenelcielo.blogspot.com/2008/07/glup.html
Saludos
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