Un corrillo de rumores circuló ayer por las redacciones de diarios y por el mundillo del cine: había habido algún tipo de problema en el INCAA. "Una patota tomó el edificio", decían ciertas fuentes. "Se cagaron a trompadas", decían otras. Averiguando, pude descifrar que se trató de un conflicto sindical (¿aumentos salariales?, ¿control de la caja del sindicato?) entre distintas agrupaciones durante una asamblea, y que el asunto concluyó con un sonoro piñón de un dirigente sindical a otro en la mismísima puerta de la entidad, que derivó en denuncia policial.
Al asunto se lo bajó de perfil --de hecho, en el mismo edificio del INCAA mucha gente no estaba enterada de nada--, pero lo cierto es que hay problemas internos allí adentro de los cuales todavía sabemos poco y tampoco tenemos idea para donde dispararán. No es una fácil manera de comenzar para la nueva dirección. En el INCAA, parece, se baja un conflicto y empieza otro.
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