14.8.08

Impresiones sobre los Juegos Olímpicos (Día 6)


Contrariamente a la mayoría de los debates deportivos mediáticos, la discusión que se ha armado sobre la participación argentina en los Juegos Olímpicos me resulta interesante de seguir. Por un lado, buena parte de los medios, en su mayoría gráficos, critica la actuación de muchos de los deportistas argentinos allí. Por el otro, los que están cubriendo para la televisión desde Beijing (o desde Buenos Aires, como los de Canal 7) defienden en general las actuaciones.

Las críticas no son descabelladas. Tampoco se trata de exigir medallas a nadadores, remeros, judocas o ciclistas que contaban de movida con pocas posibilidades de acceder a ellas. Es cierto: la cobertura mediática de los Juegos se ha vuelto muy grande (recuerdo cuando era adolescente apenas se podía ver un resumen diario a la medianoche), los diarios les dedican Suplementos Especiales y hay canales que transmiten desde Beijing casi todo el día. Y para los no habituados al evento puede resultar frustrante que los argentinos no sólo no figuren entre los galardonados, sino que habitualmente culminen en puestos como el 27, 36 o 55.

Pero lo que en el fondo se critica --y con lo que, en principio, estoy de acuerdo, si bien creo que los términos se simplifican y banalizan-- es que los atletas argentinos ni siquiera alcancen a cumplir las metas que fueron a buscar, por módicas que estas sean. Es decir, salvo alguna excepción, los remeros, judocas, nadadores, etc, etc. quedaron por debajo de sus propias marcas y de sus expectativas.

¿Es tan descabellado exigirles más? Cuando un atleta dice, en 2004, que su próximo objetivo es Beijing 2008 y, al llegar allí, cumple una actuación que no llega ni al nivel de lo que hace en sus entrenamientos o en sus pruebas locales, ¿no puede uno sentirse decepcionado, molesto, frustrado? Esos bajos rendimientos, ¿no hacen que muchos se alcen de hombros a la hora de dar más fondos al deporte amateur?

Uno, claro, podría dar vuelta el debate y también tendría razón: si durante estos cuatro años se hubiera apoyado el deporte amateur como se debía, tal vez ahora no estaríamos atravesando esta situación. Es cierto. Pero, sin embargo, uno se reserva la duda. Da la impresión de que siempre aparecen los imponderables --"comí algo que me cayó mal", "el arbitro me bombeó", "me peleé con mi novia", etc.-- que, de un momento a otro, arruinan el trabajo de cuatro años.

El deporte es así, dirán. Lo que falta es un trabajo de base, desde infantiles, y pondrán como ejemplo lo que hacen los chinos con los gimnastas y así. A mí, sin embargo, estas actuaciones me llenan de dudas y por momentos hasta tengo la impresión de que algunos deportistas van a Beijing más enganchados con la idea de una especie de "viaje de egresados" que con la competencia en mente. Espero equivocarme, pero la sensación está.

Tampoco, claro, me cae simpático echarle culpas a los atletas amateurs. Cuando veo la publicidad de Telecom mostrando a una atleta argentina corriendo en unas instalaciones (creo que son las del CENARD) literalmente deshechas, me pregunto porqué en lugar de gastar 50 o 100 mil dólares en el aviso y en la pauta publicitaria correspondiente, no pusieron esa plata para arreglar esas instalaciones. Grandes misterios del deporte, amigos...

3 comentarios:

Esteban dijo...

Hay una verdad inmensa que por repetida no pierde valor: es impensable una política deportiva seria en un país que adolece de esa carencia en sectores básicos como educación, salud y demás. El análisis macro debe hacerlo alguien preparado, hay muchas variables que a uno se le escapan, pero podemos valernos de los testimonios de los atletas que a fuerza de buenas actuaciones logran abrirse un espacio en los medios para reflejar sus necesidades. Pareto declaró que hacía falta dinero para poder viajar a los torneos. Dasque comentó que después de clasificar para los juegos no volvió a competir internacionalmente mientras sus rivales sumaban millas tirando a esos platitos de colores entre rivales del mismo nivel. Supongo que son sólo un par de muestras de una realidad bastante homogénea.
No puede no influir en los rendimientos que los atletas mendiguen. La falta de roce se paga en los grandes eventos. Pensemos en un periodista del periódico gesellino, se mueve con destreza entre los pinos y el mar, sigue la campaña de Atlético Villa Gesell y genera textos de cierto nivel. Un día llega una impensable invitación y tiramos al tipo en Londres para cubrir la final de Wimbledon. Seguramente no será lo mismo moverse por el All England que en el polideportivo local, aun cuando la actividad a desarrollar sea la misma. Si bien no creo que el ejemplo pinte con justeza la situación, intuyo que captura algo de lo que debe padecer un atleta poco curtido en eventos de exagerada magnitud como este.

Anónimo dijo...

NO PUEDO JUZGAR SOBRE TU SENSACIÓN. A MI ME CAUSA CURIOSIDAD ESTO DE "viaje de egresados"... POR MOMENTOS CUALQUIER PERSONA DIRIA O PODRÍA DECIR "PENDEJOS QUE SÓLO QUIEREN IR A BARILOCHE A REVENTARSE EL HIGADO, COGER, DORMIR LO MENOS POSIBLE, COGER, ESTAR EN ESTADO DE INCONCIENCIA, COGER Y VIVIR TODO EFIMERAMENTE Y SIN CUIDADO ALGUNO (EXPERIENCIA PERSONAL, OBVIAMENTE) NO TIENE NADA QUE VER CON DEPORTISTAS QUE PARTICIPAN EN UN JUEGO OLIMPICO"...
CLARO, SON SENSACIONES...

RECORDATORIO: DEPORTES OLIMPICOS NO SON SÓLO: NATACIÓN, HOCKEY,FUTBOL, BASQUET, TENIS...
HAY OTROS COMO JUDO (MEDALLA DE BRONCE) EN DONDE LLEGAR A LOS JUEGOS OLIMPICOS Y GANAR RESULTA UN ESFUERZO COMPARABLE A COMPRAR CHOCOLATE EN RAMA PARA LA FAMILIA EN BARILOCHE.

SALUDOS DE UN LECTOR

patri dijo...

Hay un articulo interesante de E. Fernandez Moores sobre rendimientos excepcionales en diferentes disciplinas en olimpiadas pasadas que terminaron siendo mentiras fabricadas por dopings. Compramos mucho de esto en las olimpiadas tambien. Aca falta promoción del deporte, y apoyo verdadero a aquellos deportistas que revelan tener condiciones. En paises desarrollados con buena promoción deportiva se pasan de rosca y en lo único que piensan es en records para facturar. Me pregunto si alguna vez volveremos a valorar a los distintos deportes como lo que son: una mezcla de talento, esfuerzo, entrenamiento, azar, corazón.