31.8.08

Las lecciones del éxito de Suar



En su columna de domingo, Pablo Sirvén en "La Nación" habla del fenómeno comercial de la película de Adrián Suar, "Un novio para mi mujer" (que ya anda por los 600 mil espectadores) y, en el camino, utiliza ese éxito para apoyar la política comercial de las cadenas de multicines y, de paso, largar otra bofetada a "esos filmes experimentales y crípticos que el INCAA apoya hace años".

En el texto (que se puede leer aquí) el hombre se cuida muy bien de jamás mencionar a Lucrecia Martel --cuyo cine podría entrar tranquilamente entre lo que él considera críptico y experimental--, a la que le está yendo bastante mal con su tercera película, pero uno podría interpretar que la salteña cae en la volteada.

Más allá de los detalles específicos que hacen que la película de Adrián Suar no sea comparable a la media del cine argentino por su despliegue publicitario --el que, apostaría, es hasta superior a la media de las películas de Hollywood--, es innegable que el filme viene manteniendo un excelente "boca a boca", y en eso coincido con Sirvén.

Nadie en su sano juicio ha cuestionado la validez y necesidad de este tipo de películas --en especial cuando tienen una digna factura y un evidente cuidado en la propuesta--, lo que sí se discute es otro tipo de cine, que bien apela a subsidios en base a amiguismos y prebendas, o bien que busca el éxito comercial con el mínimo esfuerzo creativo y suponiendo que con dos caritas de la tele y una "franquicia" en desuso se convence a los espectadores de alejarse de "Batman".

Hay un par de temas debatibles en este argumento. ¿Por qué el éxito de Suar debería impedir que se subsidien películas "de riesgo"? ¿No se supone que esa es la misión del Estado? De hecho, hasta se podría pensar exactamente lo contrario. Que películas como "Un novio..." funcionan tan bien con las reglas "de libre mercado" que el apoyo debería ir para las otras. ¿No se supone que un Estado debe apoyar a las empresas (Pymes, digamos) que necesitan incentivos fiscales o ayudas para poder funcionar en un mercado dominado por grandes compañías?

Más allá de que hay otros problemas en la Ley de Cine que hacen falta revisar (apoyar al cine, subsidiarlo, no debería tampoco transformarlo en una puerta abierta al "negociado"), no creo que haya contradicción alguna en que se combinen varios tipos de películas en una industria como la nuestra. ¿Por qué desacreditar el trabajo de cineastas argentinos que consiguieron meter más de media docena de películas en Cannes en pos de defender el éxito de la película de Suar? ¿Quién asegura que funcionarán veinte comedias románticas por año, especialmente si no tienen el apoyo publicitario y la producción de la película de Suar?

¿Quieren que cite nombres de fracasos sólo de los últimos doce meses, de películas a las que yo no llamaría crípticas y que, más allá de sus mejores o peores resultados estéticos, no permanecieron más de dos semanas en cartel o no cumplieron con las expectativas?

Veamos: "Gigantes de Valdez", "Suspiros del corazón", "Tres minutos", "Brigada explosiva: misión pirata", "Lluvia", "Las vidas posibles", "Rancho aparte", "Visitante de invierno", "Cordero de Dios", "Regresados", "Yo soy sola", "S.O.S. Ex", "La ronda", "Los superagentes", "Valentina", "La luz del bosque", "Paisito".

¿Ahora, cuanto cine "críptico" se ha estrenado, sacando del medio a Martel que, como Críptica Consagrada, no pareciera jugar en el mismo equipo de los demás, o a Leonardo Favio, por similares oropeles? Veamos: "La rabia", "La orilla que se abisma", "La perrera", "El desierto negro", "Extranjera" y no se me ocurren muchas más... Los que quedan son, en su mayoría, documentales que salen en tres o cuatro salas.

La falacia es poner un cine en contra del otro, como poner a críticos frente a otros. A muchos críticos que defendemos el cine independiente y de autor nos parece muy bien que la película de Suar sea un éxito y, al menos en mi caso, me gustaría que lo mismo suceda con "Motivos para no enamorarse", de Mariano Mucci, que se estrena el jueves y que tiene similares atractivos comerciales. De hecho, creo que es loable de parte del tan vapuleado público argentino que empiece a apoyar al cine local que busca el éxito comercial con materiales más nobles, como es también el caso de "Leonera" y "El nido vacío", dos de las más exitosas y, a la vez, dos de las mejores películas argentinas del año.

El éxito de Suar debería dejar una lección clara: el público no come mierda. Más allá de gustos específicos, uno debería analizar "Un novio para mi mujer" en relación a las otras películas que se hacen con target masivos y sacar de allí conclusiones. El otro cine --el de autor, el independiente, el que busca un público definido y una "marca de calidad"-- no le pelea nada a Suar, ni siquiera compite con él, no existe en el mercado de las 20, 30, 50 o 100 copias. Es el músico de jazz que quiere tocar en un boliche para mil personas y jamás se le ocurriría hacer un concierto en la cancha de River.

¿A algún crítico de teatro se le ocurriría decir que el Estado debería dejar de subsidiar a las salas del circuito off a las que van 30 o 40 espectadores por función y sólo apoyar las grandes producciones de la Calle Corrientes, sean "Closer" o "Midachi"? ¿Por qué el cine debe ser para TODOS o, sencillamente, no existir? Me gustaría conocer la opinión de Valeria Bertuccelli --la actriz que se roba literalmente el show en la película de Juan Taratuto--en todo este debate. ¿O de dónde creen que salió ella? ¿De "Gasoleros"? ¿O del Parakultural y de las películas del críptico Martín Rejtman?

1 comentario:

Lucas dijo...

Coincido con vos en todo y humildemente agrego...
había un chiste de no me acuerdo quien que oponía éxito de publico a calidad artística diciendo "PALITO ORTEGA POR EJEMPLO, HACE 40 AÑOS QUE ESTA EN EL MERCADO Y NO POR ESO ES BUENO".
Es insoportable para cualquier película que tenga una búsqueda sensible distinta que prepotentemente la hagan competir a la par de aparatos mediáticos de un calibre monstruoso y además se le pidan ser un éxito de taquilla.
Quizás a todo el mundo le gustaría ser parte de la banda nueva que la pega con un tema, o ser Cvitanich que por 10 goles lo venden a millones al Ajax pero eso no habla de calidad sino de un mercado que se me mueve.
Creo que hay una pelea interminable entre el periodismo que no entiende el cine hecho con proyección artística internacional y el hecho para el mercado interno (incluyo España acá), yo a los dos les perdono (casi) todo por que me parece que de alguna manera buscan un espacio honesto (aunque los primeros abusen de formas maniquea totalitarias y los segundos de los fondos del estado que no necesitan) pero lo que si me parece imperdonable es que se siga oponiendo a unos contra los otros, que se levante una voz sobre la otra haciéndole creer a la gente que el cine es un espacio solo para la contienda cultural.
No hay categorías posibles para definir la locura de un mercado (artístico y mercantil) que no termina de definirse como tal.
Es una lucha sin ideas, es pura política y sobre todo es tan fría y calculada que hace que cualquiera piense que es parte de una pelea entre 20 enroscados que sino tiene que salir a laburar.
Saludos.