2.8.08

El espectador calificado


Hoy leo con cierta sorpresa una nota de opinión de un miembro insigne de El Club de los Columnistas y me doy cuenta que, caramba, alaba a El Amante por sus notas que cuestionan los hábitos de los espectadores. El hombre dice que dejó de ir al cine por eso, que prefiere ver películas en funciones privadas o en su casa y que "el público es guarango y le importa un pito el vecino". Más o menos lo mismo que dicen --con argumentos más sólidos-- las notas de El Amante.

"En estas vacaciones de invierno registro doce títulos para niños, adolescentes y concurrencia más o menos descerebrada", escribe en un tono que, supone, encontrará un guiño de aceptación por parte del lector de dicho suplemento cultural el que, supondrá, considera también a toda persona de, digamos, entre 6 y 18 años, como "descerebrada".

Más adelante, aboga por espacios para cine alejados del pochoclo en donde "otro receptor" pueda disfrutar de, cito, "El sueño de Cassandra", "Francesca", "Una mujer partida en dos" o "Antes que el Diablo sepa que estás muerto", películas que "estimulan las neuronas".

Esta extraña convivencia me permite pensar en si no habrá en ambos lados y por motivos diferentes una búsqueda por un "espectador calificado", esa clase de persona de impecable "buen gusto", que ve películas de Woody Allen, lee a José Saramago, escucha a Placido Domingo e insiste en aquello de "los argentinos descubrimos a Bergman". ¿Los editores de El Amante se habrán convertido en inminentes socios de Cineclub Núcleo? La verdad, prefiero cuando Noriega alaba las virtudes cómicas de Karina Jellinek: ahí sí tiene mi apoyo en un 100%.

Siempre pensé que parte de la ética y la razón de ser de El Amante tenía que ver con desacralizar el cine a la manera de los Cahiers de los '50 y primeros '60, poniendo en igualdad de condiciones a Mizoguchi, Ford, Sturges, Rossellini y Jerry Lewis. Y al día de hoy sigo encontrando esa veta en la revista, veta popular que, imagino, viene ligada a veces al terrorífico combo "pochoclo, Coca-Cola y gente que habla en las salas". ¿O creen que los norteamericanos no aplaudían de pie en los cines cuando el Séptimo de Caballería venía al rescate? ¿Cómo imaginan una sala de cine en, digamos, Kentucky, viendo la última de Will Ferrell?

¿Será que todo el mundo ha vuelto a pensar, como pasaba aquí hace quince o veinte años, que el cine debe ser tratado con pompa y ceremonial, con el respeto del buen gusto y el silencio sepulcral de las bibliotecas? A mí, que me disculpen, dénme "Wall-E" con un cine lleno de "descerebrados" corriendo o a Batman en una sala llena de adolescentes gritando antes que "Francesca" o la última década entera de Woody Allen. Paso.

12 comentarios:

Noriega dijo...

Es "Jelinek", con una sola l.

Anónimo dijo...

Si leés la revista, esa ética se mantiene. Cuando hablamos de las películas, no nos ponemos a pensar si el film es un blockbuster o el último descubrimiento de Rotterdam y eso no cambió. El problema pasa por otro lado y está claro en los textos: que incluso los blockbusters (y esas películas como Francesca o el último Chabrol) son consumidos acríticamente. Y que encima hay una prepotencia enorme por parte de distribuidores y exhibidores que es pareja a la prepotencia de una proporción creciente del público. En el número que viene se alaba Wall-e y se defenestra (me tocó a mí realizar ambas tareas, vea) Climates, de Nuri Bylge Ceylan. No mezcles las cuestiones porque toda la discusión se vuelve falaz entonces.

Saludos.

Peacock dijo...

Lástima, che, porque a mi "Climates" me gusta... Es más, creo que si la pareja hubiese sido el turco con la Jelinek era un blockbuster... Igual, más allá de la mezcla de cosas, cuando ciertos columnistas te felicitan, yo que vos empezaría a dudar. Digo, no sobre lo que pensás, sino al menos sobre cómo lo comunicás, o sobre lo que los demás entienden de tu texto...

Peacock dijo...

Ah, perdón, un abrazo. Qué frío hace, mierda...

Noriega dijo...

Dieguete, el argumento de que si te felicitan los "malos" hay algo que no está bien es más bien flojeli. Es más, es el que usa Cristina, que ayer dijo: "Cuando tengo alguna duda, muchas veces veo quién se pone del otro lado y allí, simplemente por asociación, me coloco del otro".
Bueno, es más complicado que eso, siempre.
De todas maneras, el tema ese del comportamiento del público, que en mi nota no figura, no me parece central.
Amor!

Lucas dijo...

No critica.
Imaginense un mes, si quieren un solo mes sin discusiones separatistas sobre cine.
Sacandole la sacralidad, acercandola a la experiencia popular y alejandola de la academia (por dios cortenla con Cahiers, basta, era Francia a fines del 50!!!!!!!!!!! que tiene que ver).
El critico es como un psicologo, medico No es.
Ir al cine es sentarse y ver una pelicula todo lo demas es lo que viene despues.

Anónimo dijo...

el último párrafo de tu comentario es sorprendente: se opone a una posición de otro y de hace veinte años para luego elegir hoy lo que considerás lo contrario, es decir la "vitalidad" de celular y pochoclo. hoy mucha gente no soporta quedarse en silencio con sigo mismo y con el silencio del otro al lado, y con la intensidad que despierta una peli. Necesita saber cuanto falta para que termine, necesita atender o responder rapidamente una llamada o un mensajito, necesita saciarse con un valde de dulces hidratos de carbono. Esas son las necesidades que cubren las multisalas.
Wall-E es una excelente pelicula pero cuesta un poquito vernos ahí en ese futuro comiendo ciberpochoclos...

Anónimo dijo...

Si Neustadt me decía que el binomio de Newton era el cuadrado del primer elemento más el doble producto del primero por el segundo más el cuadrado del segundo, le iba a decir que tenía razón. E iba a seguir siendo mi enemigo. Lo que los demás entienden del texto de uno es incontrolable. Fijáte por ejemplo en el debate anterior sobre tu post "No entiendo" cómo se desnaturalizaba en ciertos casos por mala lectura de tu texto. Mis ideas son lo mismo y la forma que tengo de comunicarlas, funcional a ellas...qué sé yo.

Y sí, hace frío.

Peacock dijo...

No hablo de la "vitalidad" del pochoclo y tampoco me caen simpáticos diez tipos comiendo y hablando al lado mío en el cine, pero te aseguro que ese mismo tipo de cosas me pasa en el BAFICI. Quiero decir: no nos pongamos en una posición "intelectualmente superior" al promedio de la gente. Yo escuché pelearse a un reconocido escritor con una señora por un típico "estoy guardando este asiento" y miles de cosas por el estilo. Me parece que la discusión por el pochoclo es un tema menor. Lo que sí me jode en muchos casos --y no sólo en el cine sino en casi todo-- es el grado de ansiedad, irritabilidad y "cacerolización" de la clase media. Pasa cualquier tontería y la gente explota... "¡¡Te pedí una Pepsi Max, imbécil, no una Seven Up!!". Ese tipo de cosas. Y eso no es privativo de "los pochocleros". Al contrario, me parece que lo ves más en la gente que ve las películas de Woody Allen.

Ezequiel Villarino dijo...

Wow! parece que me volví un "descerebrado" en esta época del año, ya que fui a ver Viaje al centro de la tierra y me entretuvo (además, ese mismo día me compré el vasito de 10 pesos que tiene un lindo dibujo de The Dark Knight). Después volví a dejar de pensar y en piloto automático me fui a ver La Momia y la tumba del emperador dragón (claro, ahí dejé de ser un "descerebrado" porque la película no me gustó ni un poco).
Luego, y para recuperar la inteligencia perdida, me "iluminé" viendo algunos films en dvd de Wong Kar Wai, Lynch y Truffaut (ah, y de paso volví a ver Zelig, la única película del señor Allen que puedo ver más de una vez sin sentirme culpable).
Es curioso pero cuando fui a ver Viaje al centro de la tierra la sala estaba llena de niños. Sin embargo, todos disfrutaron de la película sin molestar al resto de los espectadores. La cosa cambió cuando fui a ver la espantosa tercera entrega de la momia, ya que el público estaba conformado por adolescentes "inquietos, chistosos y conversadores". Tal vez eran todos inteligentes y se dieron cuenta que había que hacer otra cosa y no prestarle atención al mamarracho visual ese.
No sé por qué a veces les tenemos miedo a los niños. Creo que, en ocasiones, son los únicos verdaderamente fascinados por lo que ven en pantalla.
Bué, tengo que volver a pensar: Wall-E es una gran película. Y artísticamente hablando me parece bellísima.
Mis saludos!
EV

Anónimo dijo...

loco nunca fueron a cagarse de risa al cine?

ustedes cuando daban una de Carpenter el sábado a la noche eran los que decían "shhhh" y la gente se les reía en la cara

qué se creen, que los espectadores son todos analistas? que los franceses no festejaban a Belmondo?

Anónimo dijo...

yo veo un problema en suponer que por hacer o querer algo distinto del "promedio de la gente" uno se convierta en una "intelectualidad superior". hay un fascismo muy grande oculto en ese pedido de acatamiento a "lo que quiere la gente", simplemente porque el gusto de "la gente" no es un dato natural y silvestre sino que está bien modulado por las empresas de publicidad y marketing. además: es fácil o dificil eso de distinguirse? me parece que la clave hoy día es que los productos de la industria cultural vienen ya para un público "distinguido", o mejor, segmentado. el ejemplo de wall-e es genial: a partir de un sólo producto cada segmento del público hace su lectura, sean niños, intelectuales, etc.
yo creo que tendría que haber lugar para todas las pelis, simplemente. incluso para las que intentan safar un poco de ese acatamiento al mercado, o si querés complementan el mercado de pelis con productos no tan masivamente vendibles.
tampoco se alteren tanto che! que nadie está pensando en tomar por asalto los hoyts! jiji.