XAVI SANCHO - Barcelona - 15/04/2008
Hace 15 días que cumplió los 27 años, la edad en la que antaño morían las estrellas de rock. Hace una semana que se casó, hecho que, según algunos historiadores musicales, conduce a la sequía creativa. Estos dos acontecimientos se han convertido, en el caso de este cantautor criado en Abilene (Tejas), en lanzamientos de una carrera que, tras años de underground, parece dispuesta a pegar el gran salto. Diez fechas por España -el tour arrancó el 10 de abril en Alicante, y tras Madrid, ayer, seguirá por Bilbao (mañana), Durango, Santiago de Compostela, Vigo, Barcelona, y terminará el 23 en Valencia- paseando su folk, gospel, country y soul de deliciosa factura sonora y emoción lírica marcan el inicio del que puede ser su gran año.
Micah P. Hinson, entre entrevista y entrevista, se acerca a la habitación de al lado, donde descansa su esposa. Le propuso matrimonio sobre un escenario en Londres y en su anterior visita a España llevaba una instantánea de la chica en la guitarra. "Me ha convertido en mejor persona. He hecho muchas cosas malas en el pasado. Ella me ha cambiado. Es muy religiosa y me ha hecho entender que la religión no es un feudo de hijos de puta como yo creía", comenta mientras fuma marihuana de una lata de cerveza. Sonríe y se explica. "Una lata no es una prueba de ningún delito. A mi mujer no le gusta que lo haga". Sonríe de nuevo y advierte que, por mucho que la ame, no tiene ninguna intención de convertirse en un cristiano renacido.
El nuevo disco de Hinson, que se edita en mayo, lleva el título de Micah P. Hinson and the red empire orchestra. Es su cuarto álbum y el primero en el que las ambiciones musicales compiten con las confesionales. Hinson posee un turbio pasado, plagado de adicciones, visitas a la cárcel y oscuros accidentes, de los que le han quedado notables secuelas físicas. Problemas en una vértebra, dolores crónicos que justifican una de cada dos visitas a la lata de cerveza. "Es terapéutico, como mi música. Todos mis discos nacen de circunstancias especiales. Desde la necesidad de salir del pozo a la terapia a través de la poesía, pasando por el hecho de estar postrado en una cama y darte cuenta de que tus finanzas están hechas polvo. Ahora todo ha sido mucho menos dramático. La espalda me dolerá siempre. Eso sí, lo del dinero parece solucionado con esta gira", confiesa entre risas el hombre cuya biografía se lee como un libro de Cormac McCarthy y su música se escucha como la de un Nick Cave derrotado.
Hinson ha escrito tres autobiografías a base de escritura automática y dolores. Parece que también le darán réditos. "Quieren hacer un filme con mis libros. Trabajaré en el guión, haré la música e incluso el papel principal. Por primera vez siento que toda la mierda que he vivido tiene un sentido".
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