29.6.08

Debates industriales

Cada vez que leo columnas como la de Pablo Sirvén en La Nación de hoy me pregunto: ¿de qué hablamos cuando hablamos de cine? De números, de eso se trata. Porcentaje de venta de entradas, cantidad de salas, mecanismos perversos del mercado. La nota analiza lo preocupante que es que el cine argentino en lo que va del año haya ocupado menos del 6% del mercado. Y es cierto: es preocupante. A la vez, aventura que, a partir de los estrenos de "tanques" locales como "Valentina", "100% lucha", "High School Musical: el desafío" y "Los Superagentes: nueva generación", esa proporción cambiará y para mejor.

La pregunta que me hago cuando leo estos análisis es: ¿Y qué? ¿Qué me dice del cine argentino si del 6% se sube al 15% porque "Los Superagentes" la rompe en taquilla? ¿Debería sentirme feliz por eso? ¿Creer que los problemas se han terminado y que el cine argentino está en un gran momento? Para ser honesto, más que alegrarme, me preocupa. Me imagino que esos cambios proporcionales permitirán decir que "este es el cine que le gusta a la gente" y a abogar por el fin del cine de autor y más o menos independiente.

En la nota de Pablo Sirvén no importa mucho que "Leonera", "El nido vacío", "La mujer sin cabeza", "Historias extraordinarias", "Liverpool" o "La sangre brota" sean muy buenas películas. Es un asunto que lo tiene sin cuidado. Lo que cuenta es el promedio, el número, la proporción. La calidad, cuando se habla de cine, pasa a segundo plano.

Cuando se escribe sobre grupos musicales --argentinos y extranjeros-- que tocan en el país o editan discos: ¿las críticas los demuelen por vender poco o festejan su calidad? ¿Decimos que los discos de "Patito feo" o "Casi ángeles" son la salvación de la música argentina y los esperamos con ansiedad?

Insisto. Me excede. No niego que la política de estrenos del cine nacional es bastante mala y que Sirven acierta al criticar los estrenos pegados de documentales que nadie verá, la desaparición de la película de Leonardo Favio de las salas, el dominio brutal de las majors hollywoodenses en los multicines. Pero, cuando el árbol deja de tapar al bosque, las que quedan son las películas. ¿Alguien se acuerda cuánto recaudó "Los muertos"? ¿"Silvia Prieto"? ¿"El árbol"? ¿Realmente importa? ¿Cuánto recaudó en Suecia "Cuando huye el día"? ¿"Accatone" en Italia? ¿Quién sabe cómo funcionan en taquilla las películas de Jacques Rivette en Lyon?

Es cierto. El cine nacional está en una encrucijada comercial que hay que trabajar y solucionar, y que estrenos como "1973: un grito de corazón", de la propia presidenta del INCAA, Liliana Mazure --a las apuradas y en medio del circo de los "tanques" hollywoodenses-- tampoco ayudan demasiado. Pero en tanto se sigan produciendo grandes películas, a mí no me va a cambiar la vida si el 6% sube al 10% gracias a "100% lucha". No tiene ninguna importancia.

2 comentarios:

Jotafrisco dijo...

Genial el disco de Lil' Wayne, pronto pequeña reseña mía en LLP.

Anónimo dijo...

No, no importa; pero sólo en tanto se sigan produciendo buenas películas. Si, por cuestiones comerciales meramente recaudatorias, se decide que el cine que se va a hacer es sólo el que tiene posibilidades de taquilla...ahí estamos sonados.