10.6.08

Cover versions


Un comentario de Favio, en la entrevista que le hice el otro día, me dejó pensando acerca de la diferencia que existe entre la música, el ballet y el teatro frente al cine a la hora de hacer nuevas versiones de objetos artísticos ya existentes. El hablaba de "El lago de los cisnes" y como cada nueva puesta puede ser analizada de manera independiente de las anteriores, mientras que en el cine siempre caemos en el remanido concepto de la remake, y en la idea de que no se puede mejorar el original, o bien, en que "algo malo está pasando" para que volvamos a algo ya hecho y probado.

En la música pop está pasando algo similar. Si bien en el jazz, el tango o la música clásica, por ejemplo, es lo más normal del mundo reversionar canciones o temas, muchas canciones de pop y rock (especialmente, after-Dylan) parecen poseer un "aura" de intocabilidad. Son "canciones de autor", hechas para ser escuchadas una y otra vez de la manera en la que fueron compuestas y por quienes las compusieron o interpretaron originalmente.

Sin embargo, día a día me voy a dando cuenta que el universo de las versiones (covers) en el ámbito de la música me resulta cada vez más fascinante. No me refiero, claro, a engendros tales como "Bossa & Ramones", los imitadores de los Beatles (o Génesis, o Pink Floyd o Queen...), ni a las bandas de bar que copian prolijamente a grupos o cantantes (los falsos Sabinas que pululan por Buenos Aires meten miedo). Me interesa la desacralización de ciertos temas, la posibilidad de volverlos a escuchar por artistas muy lejanos a los originales, en tiempos y estilos completamente diferentes a los que fueron hechos por primera vez.

Hay un tipo de "covers" que lleva la delantera comercial y siempre es agradable de escuchar, aunque termina agotando al poco tiempo. Es la versión acústica, sensible o dramática de canciones pop que fueron famosas por ser todo lo contrario. Digo, hacer un tema de Madonna en guitarra acústica o uno de George Michael en versión cantautor puede tener su gracia ("Mad World", de los Tears for Fears, por Gary Jules, es un logro en este sentido), pero es como un chiste que se acaba a la tercera escucha.

El área que más me interesa es el de la reinterpretación. Modificar el tema, alterarlo, mantener algunos ecos del original, pero que en la transposición quede evidente la marca del nuevo intérprete: "Wonderwall", por Ryan Adams; "Walk Away Renee", por Billy Bragg; "Your Song", por The Streets. Son sólo algunos ejemplos. En estas semanas el mercado se está inundando de discos de "covers". Algunos se componen de temas cuyos originales son tan poco conocidos que si nadie nos avisa que son "covers" ni nos enteramos. El notable nuevo disco de Vetiver, "A Thing of the Past", por ejemplo, es así. O "Takes", de Adem. No tanto los de Cat Power ("The Covers Record" y "Jukebox"), Grant Lee Phillips ("Nineteeneighties") el curioso experimento de Scarlett Johansson con canciones de Tom Waits ("Anywhere I Lay My Head") o las increíbles versiones resignificantes de todo el rock que pasaba por la voz de Johnny Cash.

Lo cierto es que el asunto puede funcionar muy bien: la canción cobra una nueva vida a partir de esa otra voz, de esa otra instrumentación, del estilo (recordar a Caetano Veloso "cubriendo" a Michael Jackson, entre muchos otros) y genera nuevos sentidos y significados.

Pero en el cine parece imposible. La remake es un género bastardeado. "Funny Games", de Michael Haneke, es un filme impresentable comparado al original. El ejercicio "Psicósis", de Gus Van Sant, no funcionó. Las remakes de terror casi nunca superan a las originales. Y nadie se imagina a alguien diciendo: "Vamos a hacer otra versión de 'La dolce vita' ". Lo más parecido a un experimento exitoso en apropiación fue "Stellet Licht", la película de Carlos Reygadas que tenía algunos puntos de contacto con el "Ordet", de Carl T. Dreyer. Pero lejos estaba de ser una remake. Están, claro, las incontables versiones de novelas o de operas o de obras teatrales. Pero yo hablo aquí de cine sobre cine.

¿Por qué no puede versionar/se sin ser cuestionado? ¿Por qué se desestima "Aniceto" suponiendo que Favio tiene que hacer otra cosa y no volver a una historia que ya filmó? Uno podría también asegurar que muchos directores filman una sola película durante toda su vida, con pequeñas variantes, y no estaríamos muy errados si pensamos en cada película de Lucrecia Martel o de Lisandro Alonso como una "cover version" de la anterior. Y si asi fuera: ¿cuál es el problema? ¿Por qué deberían moverse hacia otros territorios si ese mundo que conocen y manejan les permite inagotables opciones interpretativas?

Favio se dio el gusto de hacer una extraña versión orquestada de "Aniceto". Si la otra fue una película "unplugged", ésta es una rara mezcla entre lo sinfónico (la música, atronadora) y el minimalismo aún más exacerbado de la trama y de la puesta. ¿La canción es la misma? ¿Los mecanismos del cine permiten que una "cover version" no sea bastardeada? ¿Será que no conviene meterse con el cánon?

En unos años tendremos "El eternauta", por Lucrecia Martel.

Ahí volveremos a hablar...

Mientras tanto, escuchen "Walk Away Renee", de The Left Banke, por Billy Bragg --un tema que jamás pensé que podía ser mejorado--, y entenderán de lo que hablo...




The Billy Bragg version



The Left Banke version

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien Peacock! Una entrada por día y ahora combinando cine y música, como para ir incorporando de a poco tus conocimientos musicales. Micropsia tiene futuro! Abrazo. Ballejo

Leandro dijo...

El tema con los covers en música tiene que ver con el concepto de "música popular" vs "música culta". Bartók decía que las podías diferenciar viendo si lo que importaba era el intérprete o el autor. Vos decís en un momento que son "canciones de autor", cuando en realidad en el rock, y mucho más en el pop, son "canciones de intérprete". "Summertime" siempre será una canción de autor: Gershwin está ahí, la canción es lo que vale, interprete quien interprete. En cambio "Rapsodia Bohemia" es Freddie Mercury (y lateralmente Brian May), y sólo se puede hablar de imitaciones, no de reversiones. Como decís más adelante, un nuevo intérprete puede apropiarse de la canción, pero pasa a ser otra nueva canción de intérprete, si logra tener suficiente personalidad, y borra la anterior (ha pasado con "Cum On Feel the Noize", por ejemplo). A nadie se le ocurriría pensar que Salgán subvierte a Piazzolla cuando lo toca: Piazzolla sigue importando más en ese momento. Por eso en la música culta y semiculta (tango, jazz, clásica), se toca y retoca y rearregla, porque el tema no se pierde, no se diluye, es la esencia: el intérprete evoca algo que todos ya conocen; luego vendrán otros intérpretes. Todos los ejemplos que nombrás (y se pueden agregar otros miles) son sólo anécdotas, mientras que la versión original de esos Michael Jacksons o Madonnas siempre serán la medida, la única versión, el original de la interpretación. En cambio en la música culta, ya nadie recuerda la interpretación original, no tiene importancia: el "original" es el tema que vive a través de muchos intérpretes, algunos brillantes, seguramente, pero ninguno definitivo, terminal.