3.8.08

Una costumbre irrelevante


Los que me conocen desde hace tiempo saben de mi interés por las estadísticas cinematográficas. Eran, casi, una obsesión cuando empecé a meterme en el mundo del cine. Taquillas, recaudaciones, promedios por salas, etc, etc. Necesitaba saberlo todo, controlarlo todo, como si el cine pudiera ser una serie de operaciones cuantificables.

No voy a hacer psicología de salón en este blog, pero con el tiempo he empezado a desentenderme del asunto, a darme cuenta de que para mi tarea --no soy productor, ni director, ni distribuidor, ni exhibidor-- es un tema importante para tener en cuenta --especialmente cuando se discuten asuntos de política cinematográfica--, pero no esencial para seguir con el grado de detalle con el que yo lo hacía (por suerte, viejos amigos con los que compartíamos esas obsesiones lo siguen haciendo).

De cualquier manera, el éxito de "The Dark Knight" me ha hecho retomar algunas costumbres estadísticas que creía haber perdido. Y hoy me encuentro haciendo cálculos sobre si la nueva Batman podrá o no superar a "Titanic" como la película más taquillera de la historia en los Estados Unidos. Sé que, en el fondo, es un tema irrelevante, pero cuando una película recauda 395 millones de dólares en sólo 17 días --una cifra jamás alcanzada-- me hace pensar en si no se estará produciendo algún fenómeno social que excede a la película en sí.

Todo esto para decir que este fin de semana "The Dark Knight" recaudaría, según los cálculos previos, 43,8 millones de dólares en los Estados Unidos, que --a diferencia de aquí-- no fue superada por "La momia" y que mañana cruzaría la barrera de los 400 millones de dólares. La película que más rápido había cruzado esa marca era "Shrek 2", que lo hizo en 43 días. "Dark Knight" lo va a hacer en 18.

Todos acuerdan que la película superará, seguramente, los 500 millones, pero pocos se atreven a arriesgar si pasará o no la marca de 600 que tiene "Titanic". La verdad, no sé si esto es o no importante. Será que están por empezar los Juegos Olímpicos y yo ya desempolvé el cronómetro.

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