"Un plan brillante/Flawless", de Michael Radford (Clarín)
Como se darán cuenta, los estrenos de hoy no son demasiado inspiradores. Digamos que, en el mejor de los casos, son dos películas tolerables con las cuales uno tenía mínimas expectativas. Y mientras descubro después de 20 años que el tema "Oscilate Wildly", de The Smiths, tiene un plagio hecho y derecho a la clásica melodía de James Bond aprovecho para comentar que lo verdaderamente decepcionante de esta semana fue para mí "Quantum of Solace".
Y no es porque le tenía una enorme fe al director. De hecho, me interesa muy poco el cine de Marc Forster más allá de algunas escenas de un par de películas, pero da la impresión que las películas de Bond se hacen por comité, que no hay un verdadero director detrás de cadauna, sino una especie de equipo Bond que las fabrica de punta a punta. Y tenía la sensación de que la saga se había revitalizado con "Casino Royale", pero no creo que haya sido por Martin Campbell, sino porque seguramente cambiaron parte de ese equipo y, claro, sumaron a Daniel Craig.
Lo cierto es que la energía y la seriedad con la que Craig se toma su trabajo no alcanzan en una película que parece ser un combinado de escenas recicladas de viejos episodios de Bond (el personaje de Mathieu Amalric, especialmente) con este tono más seco, duro y realista que le impone Craig. Las escenas de acción están pegadas con abrochadora (cortes veloces sin organización y con cero interés por la comprensión lógica, física y narrativa) y hay una cada quince minutos como dictadas por esas campanillas que ponen en las competencias de ciclismo a partir de las cuales todos empiezan a correr desesperadamente y el espectador pocas veces sabe qué está pasando. Y el guión es inexistente, una excusa para llevar via Montage Airlines a Craig de aqui para allá.
No es problema de Craig, pero el Equipo Bond debería decidirse si quiere algo más cercano al "realismo Bourne" (y contratar directores y editores aptos para tal tarea) o, como promete el corto de apertura, hacer un Bond un poco más retro y, si se quiere, clásico. Para mí, teniendo a un tipo como Craig, que parece más perturbado y enojado que canchero y galante, la primera opción (que fue la de "Casino Royale") parece la mejor. Pero, claro, para eso hay que pensar un poco mejor las cosas. Aquí da la impresión de que se apuraron con el guión, lo apuraron a Forster (llama la atención lo corta que es la película, como si se la hubiesen remontado, clipeado) y se olvidaron que de que un buen filme de Bond debería ser un poco más que una carrera de obstáculos a la que una idea fija (vengar la muerte de Vesper Lynd) no justifica narrativamente.
Me quedo con "Disco": creo que el papel de Mathieu Amalric en "QoS" habría tenido más sentido ahí. De hecho, hasta podrían haberlo hecho bailar un tema de Gloria Gaynor. Acá, daban ganas de que se cayera de cara contra el piso como en la película de Arnaud Desplechin, "Un conte de Noel". Pero que no se levantara hasta el final...
Y no es porque le tenía una enorme fe al director. De hecho, me interesa muy poco el cine de Marc Forster más allá de algunas escenas de un par de películas, pero da la impresión que las películas de Bond se hacen por comité, que no hay un verdadero director detrás de cadauna, sino una especie de equipo Bond que las fabrica de punta a punta. Y tenía la sensación de que la saga se había revitalizado con "Casino Royale", pero no creo que haya sido por Martin Campbell, sino porque seguramente cambiaron parte de ese equipo y, claro, sumaron a Daniel Craig.
Lo cierto es que la energía y la seriedad con la que Craig se toma su trabajo no alcanzan en una película que parece ser un combinado de escenas recicladas de viejos episodios de Bond (el personaje de Mathieu Amalric, especialmente) con este tono más seco, duro y realista que le impone Craig. Las escenas de acción están pegadas con abrochadora (cortes veloces sin organización y con cero interés por la comprensión lógica, física y narrativa) y hay una cada quince minutos como dictadas por esas campanillas que ponen en las competencias de ciclismo a partir de las cuales todos empiezan a correr desesperadamente y el espectador pocas veces sabe qué está pasando. Y el guión es inexistente, una excusa para llevar via Montage Airlines a Craig de aqui para allá.
No es problema de Craig, pero el Equipo Bond debería decidirse si quiere algo más cercano al "realismo Bourne" (y contratar directores y editores aptos para tal tarea) o, como promete el corto de apertura, hacer un Bond un poco más retro y, si se quiere, clásico. Para mí, teniendo a un tipo como Craig, que parece más perturbado y enojado que canchero y galante, la primera opción (que fue la de "Casino Royale") parece la mejor. Pero, claro, para eso hay que pensar un poco mejor las cosas. Aquí da la impresión de que se apuraron con el guión, lo apuraron a Forster (llama la atención lo corta que es la película, como si se la hubiesen remontado, clipeado) y se olvidaron que de que un buen filme de Bond debería ser un poco más que una carrera de obstáculos a la que una idea fija (vengar la muerte de Vesper Lynd) no justifica narrativamente.
Me quedo con "Disco": creo que el papel de Mathieu Amalric en "QoS" habría tenido más sentido ahí. De hecho, hasta podrían haberlo hecho bailar un tema de Gloria Gaynor. Acá, daban ganas de que se cayera de cara contra el piso como en la película de Arnaud Desplechin, "Un conte de Noel". Pero que no se levantara hasta el final...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario