22.11.08

La Davis y aquella final de Roland Garros

Todos los argentinos recordamos muy bien la final de Roland Garros entre Gastón Gaudio y Guillermo Coria. Daba la impresión, viéndola, que ninguno sabía ganarla. Uno arrancó para matar al otro (Coria) y se lesionó por tensión psicológica en la mitad. El otro, que pasó a tener el partido servido, empezó a hacer todo lo posible como para perder también frente a un rival que apenas podía moverse. Daba la impresión de que ninguno podía ganarla, que el vencedor iba a ser, al final, el que se equivocara menos veces que el otro. Fue una final histórica, emotiva, maravillosa. Fue, también, patética.

Tengo la sensación de que esto mismo está pasando en la Davis ayer y hoy. La localía, la superficie a elección, la hinchada, la deserción de Nadal: todo armado a pedir de boca, no podía fallar. Había que hacerlo fallar. Y para eso, parece, tenemos talento. Nalbandián arrancó jugando como sabe y sin sentir la presión ante un rival como Ferrer que parece estar perdido dentro de la cancha hace ya meses. De hecho, si alguna expectativa tengo todavía sobre un posible triunfo argentino es por la pésima actualidad de Ferrer.

Del Potro hizo "la gran Coria", mientras Coria comentaba el partido por TV (qué irónico resulta escucharlo, aplomado, viendo todo desde el palco de prensa) y empezó a jugar mal cuando lo podía ganar (segundo set), volvió a equivocarse cuando lo tuvo para ganar (tercer set) y al final se le partió la pierna de los nervios.

El partido de hoy fue casi idéntico al de ayer. Un arranque más sólido que el rival, las dudas del segundo set, la aparición de el vigor y la fuerza cuando estaba todo casi perdido y la caída cuando la posibilidad de ganar estuvo cerquita (5-1 en el tie-break). El cuarto set fue lo mismo que ayer, sólo faltó que se lesionara Nalbandian.

No voy a criticar a los tenistas porque, de hecho, en mi corta vida como jugador tuve que cancelar partidos por descomposturas gástricas, estaba al borde del vómito antes de salir a una cancha y he perdido sets estando 5-1 arriba. Tampoco me interesa hacer un análisis psicológico del tenista argentino porque me parece de un reduccionismo idéntico al que se hizo cuando los jugadores de rugby terminaron terceros en el Mundial. Si somos luchadores, si no los somos, si tenemos corazón, si somos "pecho frío", si ésto, si aquello. Lo mismo se hace en el fútbol y en el básquet: se trata de entender "el ser nacional" a partir de una serie de resultados deportivos cuando no hay ninguna lógica ni punto en común entre ellos.

Sólo puedo decir que la presión en el tenis tiene un componente extra ya que es un deporte de precisión extrema y no poder "soltar el brazo" (como dicen los comentaristas) por nervios puede convertir en un inutil al más habilidoso de los jugadores. Que por más que sea un torneo de equipos, al final todos juegan solos, ganan y pierden por sus propios méritos. Que los calambres hablan de miedo, de incertidumbre, de presión y de compromiso que los jugadores se crean y nosotros le creamos también.

España está en un presente deportivo extraordinario después de décadas de ver los triunfos de lejos. Fútbol, basquet, tenis, automovilismo, ciclismo, lo que sea. Los tipos están agrandados, enchufados, y aquí, sin presión, parecen muy cómodos. No se asustan como los ingleses ante una tribuna que grita (me da la impresión que más bien lo contrario) y hasta su propia tribuna tiene su peso (un grito ante el saque de Nalbandián en el tie break del tercer set se discutirá por años). Y la nuestra, sin entender que la cuestión en tenis no siempre pasa por "poner huevos" (poné huevos en un drive y la pelota termina en la tribuna, creánme) complica la cosa todavía más.

Es muy probable que se pierda la Davis y que pasen años antes de que se vuelva a dar una oportunidad así. También podremos decir que Vilas nunca fue número uno, que tampoco lo fueron Gaudio, ni Coria, ni Nalbandián y que me da la impresión que Del Potro no tiene la estructura mental para lograrlo. No sé si es o no importante. Sé que creamos "gladiadores" publicitarios y después esperamos verlos aniquilar rivales como si tal cosa. Y los tipos son frágiles, jugando un deporte frágil donde nada se resuelve, como tal vez sí en el rugby, con corazón y sentimiento. Al contrario, los tipos más fríos y metódicos (Federer, Sampras) son los que suelen triunfar en este deporte.

No prendan demasiadas velas para mañana. Y tampoco aniquilen a los tres o cuatro tenistas que hace dos días endiosaban. Cuando veía a Coria y a Gaudio pidiendo permiso para perder en aquella final de Roland Garros no lo encontraba divertido, no disfruto cuando la pasan mal en la cancha y tampoco yo les pago el sueldo para que jueguen, por lo que no me deben nada. Me encantaría verlos ganar, tengo un fastidio de proporciones épicas (único motivo por el que escribo estas desquiciadas líneas), pero sería incapaz de tomármelas con ellos. En el peor de los casos, me enojo conmigo, por apasionarme por esto y no darme cuenta que iba a ser tan complicado. Es curioso, pero estoy empezando a creer que, quizás, contra Nadal nos hubiera ido mejor.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Diego, y antes de que los partidos se jueguen, así no se me tilda de hablar con el resultado puesto: a los argentinos, y especialmente a los varones, les cuesta ser favoritos. La historia del deporte argentino sólo recuerda al gran Carlos Monzón como deportista que siendo favorito cumplió con las apuestas. El resto, siempre vino de atrás, y cuanto más de atrás, mejor. Así que hoy hay esperanzas, aunque claro, sólo por eso. Por el resto de la argentinidad, cero. El otro caso que se registra, contemporáneo, corresponde a las minas: Las Leonas fueron como favoritas a un mundial y lo ganaron, fueron como favoritas a dos Champion Trofy y pelearon hasta el final, lo mismo que a dos Juegos Olímpicos. Los varones actualmente eso no se lo bancan (hasta en el campeonato local de fútbol cuesta mantener la punta!), incluso la grandiosa generación dorada del básquet: fueron como favoritos a un mundial y terminaron cuartos, claro que por un partido fantástico que perdieron contra España. Pero, oh casualidad, también aflojaron cuando parecía que lo tenían.
Sí, por más que te resulte psicologista, hay un componente que tiene que ver con la argentinidad que influye como para no poder ser favorito. De hecho el gran Diego, al llegar a Italia en 1990 dijo, textual: mejor que no nos den como favoritos.

Abrazo

Peacock dijo...

Según vos, eso quiere decir que ahora debería tener esperanzas de vuelta de que Acasuso le gane a Ferrer??? Porque ahora somos, definitivamente, punto! Tiene lógica lo que decís, no se. Ojalá sea asi.

Momo dijo...

me sumo a sumarle un matiz tribunero a todo esto, es lo unico que le da corazon (caliente) a toda esta patetica presentacion deportiva que un perdedor como el el farandulero tenista que esta jugando ahora se redima de haber perdido los puntos en la final proxima pasada que jugo el "EQUIPO" argentino.
... ahora mientras escribo esto esta 0-40 y ademas veo muy dificil que le gane un saque al terriblemente mediocre jugador que enfrenta.

game, set, partido y serie

son horribles.
y mancini un pesimo y cansado capitan.

Anónimo dijo...

No es cuestión de ser favorito o no sino de equivocarse en las proyecciones: Argentina era favorita en ese mundial de basquet que perdió con España pero Estados Unidos (y la misma España) tambien, o incluso mas.
Feliciano Lopez en un muy buen jugador de cancha rápida, Del Potro muy joven, etcétera. El estar agrandados antes de tiempo y después no dar el peso , eso si lo reconozco como rasgo "argento".

Ana dijo...

Lo que me da mucha bronca en estos casos es cuando no se hacen cargo de la derrota. Si bien es hermoso ganar, hay que saber bancarse el perder también, aún habiendo llegado como favoritos y siendo locales...
por qué fueron solos MAncini y Acasuso a la última conferencia de prensa??? si lo que dicen los periodistas es lo que la gente cree, qué dice el hecho de que sólo ellos dos hayan dado una conferencia de prensa luego de la derrota?