A ver. Cómo logro explicarle a un crítico de cine inglés que vive en Sunderland porqué "Aquele querido mes de agosto" no es una película "extravagante y pretenciosa" sino que, por el contrario, es una película simple, humana, amable y generosa que, en el mejor de los casos, tiene una estructura lo suficientemente compleja como para que el asunto no nos caiga pegajoso.
La película de Gomes, que viene de tener un gran recibimiento en Cannes, no es de sencilla digestión para aquellos que no tienen una relación ambigüa --de amor/fastidio, cariño/paternalismo, comprensión/desinterés-- con ciertas formas de la cultura y los mitos populares. El filme de Gomes tiene, no sé, quince o veinte canciones populares del interior de Portugal. No les hablo de la música elegante y exportable del fado, sino de una especie de cumbia romántica, mezclada con adaptaciones de canciones melódicas --algunas traducidas del español, de Julio Iglesias sin ir más lejos-- que se la denomina allí "pimba" (algo así como la cumbia o el cuarteto en la Argentina, con similares ingredientes socioculturales) que sirve como marco narrativo, estético y temático del filme.
Aquí un ejemplo de la música que me refiero, con Tony Carreira, uno de los máximos exponentes del género en su vertiente romántica.
La música es parte de las fiestas populares que se realizan en el interior portugués durante el mes de agosto, que es cuando los emigrantes vuelven a visitar sus pueblos en plan vacaciones/reencuentro familiar. El filme de Gomes (en el centro de la foto, con su productor Luis Urbano y Lisa Persson, asistente de cámara) puede ser visto, en un principio, como un recorrido por esos pueblos, esas fiestas, esas músicas, y los curiosos personajes que los pueblan y que cuentan a cámara sus peculiares historias de amor, de locura y hasta de muerte.
Pero esta narración está enmarcada por otra, que la engloba. De entrada se nos dice que lo que estamos viendo es casi una sesión de cásting, el recorrido que hace un equipo de filmación por una zona buscando locaciones, personajes, historias, inspiración para una película. Es entonces que podemos tomar todo lo que pasa como una especie de "backstage" de una película o el making off de una preproducción. Y, de hecho, hasta el propio director y varios miembros del equipo técnico aparecen en escena, e inclusive muchos de los personajes del pueblo hacen mención al rodaje, se quejan de los cambios o piden aparecer en cámara, aunque muchas de estas escenas "documentales" tienen mucho aspecto de "armadas".
Gomes está supuestamente haciendo el cásting para una historia de ficción que no vemos, hasta que en un momento esa historia empieza a tomar forma y algunos personajes a los que habíamos visto antes empiezan a atravesar un curioso triángulo "romántico" (son una chica, su padre y su primo). No hay un corte hacia otro relato, sino un extraño traslado hacia el universo de la ficción que no termina de abandonar nunca el marco documental que la contiene y que sigue apareciendo, aunque en menor medida.
La película dura 150 minutos y la mayoría coincide --yo también-- que la parte "documental" es la que mejor funciona, que sus personajes son riquísimos (el viejo que habla con su esposa corrigiéndole detrás, el que vive tirándose al río borracho y haciéndose pelota los huesos, y así) y los momentos musicales/sociales están muy bien retratados (a excepción de uno en el que miran una película berreta, tipo las de Saladillo, que peca un poco de condescendiente/paternalista). Pero creo que el filme no sería lo complejo y completo que es sin la parte de ficción. Allí los recursos narrativos y estéticos se igualan a unos escenarios y a unos personajes que viven siempre a mitad del camino entre el realismo y la fantasía, la cotidianeidad del ser y la ilusión (festivalera, televisiva, musical, "Tinéllica") de transformarse en otra cosa, en ficción si se quiere.
El filme cierra con un ensayado debate de los miembros del equipo acerca de ciertos sonidos que captura Vasco Pimentel (el director de sonido) y que, según los demás, no están en el lugar. Lo que sigue es una charla acerca de lo que se ve y no se ve, lo que se escucha y lo que no, lo que el cine capta y lo que uno quiere/puede captar. Aquello de que el cine no es un espejo de la realidad sino uno de nosotros mismos es algo que bien podría ser una de las bases "filosóficas" del cine de Gomes, ex crítico del diario Público (algo así como el "Clarín" de Portugal) que un día se hartó de su trabajo ("¿Cómo podés todas las semanas escribir algo interesante sobre películas que no te importan nada?", me preguntaba cuando lo entrevisté...) y se dedicó al cine.
Tiene 36 años, cuatro cortos y "Aquele..." es su segundo largo después de "La cara que mereces", que hizo en 2004 y estrenó en 2005. Vi ese largo y dos de sus cortos, y no tengo dudas que "Agosto" es el filme en el que logra reunir todos sus variados intereses, que van desde los cuentos de hadas, las fantasías animadas, los musicales, la sexualidad adolescente y una levedad aparente que esconde personajes bastante oscuros, como el que protagoniza "La cara que mereces", un hombre que se enfrenta a su cumpleaños número 30 y tiene una relación de amor/odio con su infancia.
Aquel filme también pegaba una gran vuelta de tuerca a la media hora, pero no resultaba tan efectiva. Esa especie de musical depresivo del principio (la canción que lo abre es excelente, si alguien la consigue o la tiene, please, avise...) se transformaba en una versión actualizada y extravagante de "Blancanieves y los siete enanitos", pero el asunto perdía fuerza y ganaba en confusión con el correr de los minutos.
El corto que vi, "Entretanto", es excelente, y se centra en la relación entre una chica de look bastante andrógino y dos chicos con los que anda a la vez. La música también es aquí un elemento fuerte, lo mismo que un tipo de actuación bastante alejado del naturalismo. Dice Gomes que su mayor influencia portuguesa como cineasta es la de Joao César Monteiro y se nota. Hay más en él de esa locura desbordada del director de "Recordacoes da Casa Amarela" que de la sobriedad de Manoel de Oliveira (aunque se reconoce fan de "Francisca") o de la oscuridad de Pedro Costa.
De hecho, es uno de un grupito de cineastas y críticos portugueses fascinados por los cortometrajes del salteño Martín Mainoli, cuyo club de fans es mayor allí que en la Argentina. Si alguien vio alguna vez algún corto de Mainoli (caso clásico, "Kenny") podrá entender mejor lo que le interesa a Gomes, cuál es su manera de observar el mundo y de narrarlo.
La Viennale termina el miércoles y todavía no hemos tomado, el jurado de la crítica, nuestra decisión. Como queda claro aquí, lo mío es "voto cantado", aunque hay otros dos filmes en la selección (que me cuidé de casi nunca mencionar) que me interesan casi tanto como el de Gomes, y con el que no tienen nada que ver cinematográficamente.
¿Habrá música pimba en Sunderland? ¿Podremos hacer que Carlitos Tévez (quien, de hecho, se parece bastante a uno de los protagonistas de "Agosto") se corra unos kilómetros de Manchester y haga un show con su banda de cumbia villera por ahí a ver si el muchacho entiende?
Encontré esto en un sitio llamado "Flores de inverno" que me pareció interesante --un análisis de la película a modo de carta a su director-- y lo agregué aquí, a modo de posdata, en portugués. Se entiende...
"o seu filme podia ser uma história de amor. não é.
o seu filme podia ser uma digressão etnográfica. não é.
o seu filme podia ser um melodrama estival, com vista para serra. não é.
o seu filme podia ser um tese de doutoramento em cinema moderno. não é.
o seu filme podia ser uma indagação partilhada sobre o que é ser actor. não é.
o seu filme podia ser uma espécie de musical proto-pimba, castiço até mais não. não é.
o seu filme podia ser uma comédia inteligente, ligeiramente patusca e gozando com essa coisa que é a alma portuguesa, tal como visível no quotidiano banal. não é.
o seu filme podia ser um registo em 'huis clos', um 'jeu de massacre' emocional, em torno do triângulo/quadrilátero ficcional do filme (pai, filha, o primo e interesse amoroso daquela, a mãe e mulher ausente dos primeiros personagens). não é.
o seu filme não é nada disto 'per se'. e, no entanto, claro está, é tudo isto. só que é muito mais do que isto. no diálogo final, já o segmento ficcional acabou - acabou? - discute, na presença do núcleo duro da equipa de filmagem, com o seu director de som, queixando-se de que existem no material filmado 'sons que não estão lá'. o seu director responde-lhe que, e citamos de memória, que 'não lhe interessa nada o que está lá, para isso há uma data de outros tipos; ele vai e capta outra coisa, porque ele vai ao encontro do que lhe interessa escutar e captar. seja ou não tecnicamente possível.'
ao fim de duas horas e meia de filme, este é o único argumento de tese. sim, este filme é sobre o que está lá (o registo das festividades e do quotidiano de verão, numa vilazinha da beira interior, tempo de festas e romarias, mistura de rituais antigos e praxis modernas, regresso de emigrantes, sagrado e profano de mão dada, sempre ao som do cançonetismo popular ligeiro) e sobre o que não está lá (a grandeza humana que, maior do que qualquer ficção idealizada, se esconde em cada um de nós; os enredos implícitos; a humanidade em estado de graça, quando expôe toda a sua sublime e tocante paleta de emoções)."
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