18.10.08

Diario de la Viennale (Parte 1)


Enterarse así es complicado. Y menos cuando uno está esperando el avión en el aeropuerto para hacer la conexión entre Münich y Viena. "Argentiniens coach Basile nimmt seinen Hut", decía el titular del diario deportivo alemán y no hizo falta traducción. Al llegar a Viena, el tema estaba en todos los noticieros televisivos junto a la derrota de Del Potro contra Federer. ¿Así de difícil va a venir la mano? Todo lo contrario. De allí en adelante --y al menos hasta ahora-- todo ha estado perfecto. Eso sí: todavía no he visto ninguna película.


Digamos que hay festivales de todas las características y para todos los gustos. Esto se ha dicho mil veces. Pero esas diferencias y variaciones no sólo se pueden encontrar en lo que respecta a la programación sino también en la cotidianeidad, en el día a dia, en la experiencia que uno vive estando en un festival. Si bien existen varios "sistemas" en lo que respecta al trato a la prensa y a los invitados, me parece que aquí es donde empiezan a aparecer variables que no siempre pueden ser contenidas dentro de la programación artística y casi, diría, ni siquiera en el ámbito de la organización y la producción.


En el peor extremo están esos festivales en los que la programación es nula y el trato también. Olvidémonos de esos por ahora para centrarnos, digamos, en las diferencias que se dan entre --a falta de otra palabra-- los "festivales que valen la pena". Mucha gente dirá que el BAFICI porteño es uno de los mejores en este aspecto porque a una programación excelente le suman un muy buen trato con los invitados (hotelería, comida, accesibilidad en el trato, salidas, etc.) y algo indefinible que llamaremos "buena onda". Muchos --extranjeros y argentinos por igual-- se quejan del punto debil más notorio del festival: las dificultades para conseguir entradas para las películas. Con lo mucho que quiero y respeto al BAFICI, si fuera extranjero y tuviera que estar esperando a las 9.45 a.m. todas las mañanas a que abran las puertas del Abasto a ver qué entradas consigo volvería a casa bastante fastidioso.


Tal vez en Viena no sean tan cálidos (son, sin duda, amabilísimos) y cierta idiosincracia local genere cierta distancia en el trato (algo parecido me pasó en Suiza), pero la organización es de una precisión que asombra. Casi un mes antes de llegar no sólo ya tenía el pasaje --con opciones para elegir-- si no que ya me estaban mandando los horarios con las proyecciones de las películas que tenía que ver --con opciones para elegir--, me preguntaban qué otras películas quería ver y demás detalles.


De hecho, al llegar pasó una cosa curiosa que tiene que ver con un excesivo grado de organización. Me habían mandado un email diciendo que me pasarían a buscar por el aeropuerto pero que, en caso de no poder, me daban una detallada forma de llegar al hotel via tren. El tema es que al salir no había nadie esperándome. Busqué y esperé unos diez minutos y nada. Ya estaba a punto de irme con mis petates a la estación de tren cuando apareció Peter con su cartel de la Viennale deshaciéndose en disculpas por la demora, ligada al tránsito. De hecho, me encontró de casualidad. Luego le expliqué lo que había pasado y coincidía. Tal vez no era necesario darme esos detalles (con un teléfono para ubicarme hubiese sido suficiente), pero la buena voluntad de hacerlo "por las dudas" casi generan un desencuentro.


Al llegar me encuentro con que me están esperando con todos los elementos necesarios (bolsos, catálogos, invitaciones, credenciales, programas, etc.) y me indican si quiero revisar "el tema entradas". Saco la lista que había mandado con mis pedidos para los tres primeros días pensando en que se referían a eso, pero me dicen que no, que esas ya están reservadas y que lo que quieren saber es qué otras entradas quiero para más adelante. Wow! Yo, indeciso, sólo atine a decirles que les avisaba al otro día, que no podía planificar el festival completo por los imponderables que siempre suceden.


Un problema del hotel es que internet cuesta como 22 euros por día. Y la sala de prensa tiene internet, gratis, pero sólo hay tres o cuatro computadoras (todavía no comprobé cuánto se usan). De cualquier manera, mi habitación no sólo está en el mismo hotel que la sala de prensa si no que ¡en el mismo piso! Nada complejo entonces escribir en tu cuarto y llevar las cosas, via pen drive, a la sala.


A la noche era la gala de apertura --sobria, formal, no demasiado entretenida pero con muy buena comida-- y allí las encargadas del jurado se preocupaban por indicarme un lugar en una mesa, por preguntarme a quienes conocía y sentarme con ellos, y a otorgarme cualquier facilidad posible. Nada estaba librado al azar, nada podía salir mal.


Ayer fue sólo el día del arribo a Viena. No ví películas todavía (la apertura fue con "Entre los muros", de Laurent Cantet, que ya ví) y seguramente las experiencias de aquí en adelante pueden modificarme el panorama del evento. Pero por el momento estoy seguro que se trata de uno de los festivales con mejor y más eficiente organización que vi. A la vez, es cierto, muchos colegas prefieren (me cuento, a veces, entre ellos) cierta desprolijidad y desorganización que tienen algunos festivales latinoamericanos o españoles que se ven compensadas por una mayor calidez en el trato y un tempo más relajado.


Festivales en México, Perú, Brasil y algunos españoles tienen eso: suplen cierta ineficiencia con buen trato, no siempre ves buenas películas pero solés hacerte de buenos amigos, las fiestas son más divertidas porque nadie espera que estés levantado a las 8 de la mañana al otro día para ver películas. Poder hacer bien las dos cosas es bastante complicado --cuento al FICCO mexicano y a Gijón, en España, como dos grandes ejemplos en mi experiencia en cuanto a clima relajado, buena programación, gente amabilísima--, pero lo cierto es que no es fácil poder integrar todo y hacerlo bien.


Ahora sí. Turno de empezar a ver cine, a ver cómo funciona verdaderamente esto.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Diego, estoy leyendo tu cronica, espero nos sigas contando los pormenores de tu estadía por allí, lo que interesa, o sea las fiestas y las comidas y todo eso. Decime, conseguirás Toblerone por allí? Crei entender que estas como jurado o me equivoco? Un abrazo y mucha suerte...

Anónimo dijo...

¡Tráenos lacasitos Diego!

¡Trae lacasitos para toda la Argentina, por Maradona!

Lacasitos y sugus de Suchard.

No molan las pelis. Deja de hablar del Serra ese.

Cuéntanos cosas de las fiestas con toblerone.

Películas aburridas, toblerone rico