22.6.09
Diario de California (Parte 2) o dos o tres cosas sobre "Public enemies", de Michael Mann
Gracias a las posibilidades de la informática y a la magia del cine pasé una jornada excepcional. Primero, claro, sentado frente a esta misma computadora viendo en una pantallita tipo YouTube la transmisión de TyC de la enorme victoria de Huracán contra Arsenal y deleitándome especialmente con esa última media hora de abrumadora superioridad. Con un centrodelantero como la gente, este campeonato lo hubiéramos ganado hace tres fechas...
Después, un pequeño hueco para almorzar y ver la última media hora de la enorme "Colateral", de Michael Mann, para terminar de prepararme para "Public Enemies" (antes de salir de Buenos Aires volví a ver "Heat/Fuego contra fuego" y había llegado a ver la mitad de "Colateral") y de ahí directo al excelente teatro de la DGA para ver su nueva película centrada sobre el mítico ladrón de bancos de la década del '30 John Dillinger, encarnado por Johnny Depp.
No puedo --por motivos de responsabilidad profesional-- hablar mucho de la película hasta el momento de las notas previas a su estreno, pero sólo estoy tentado a adelantar que lo que está haciendo Mann está a años luz del resto de sus colegas generacionales. Allá donde todos empiezan a ir a lo seguro, a buscar el Oscar, el respeto de los premios o el éxito de taquilla, el tipo experimenta y se arriesga cada vez más. "Public Enemies" intenta un acercamiento jugadísimo a los filmes de gángsters y ladrones de los años '30, filmando en digital, con cámara en mano, con una imágen que podría parecer de un reality show, de un making off o de un drama realista callejero tipo "Cops". Pero todo atravesado por un riesgo formal que, hoy, me atrevo a comparar (en su relación, no sé todavía si en sus logros), al "Sin aliento", de Godard.
Deconstrucción del cine de gángsters para tornarlo políticamente relevante hoy, acción "in your face" --de imagen y sonido--, sacarse de encima por completo el look "prolijo" y "elegante" de "Heat" para ir hacia algo parecido a un amateurismo expresionista, colores vivos y la sensación de "estar ahí", viviendo todo eso hoy. Muchísimo más que "Colateral" y con más coherencia que en "Miami Vice". Una película alucinante. Scott Foundas, cenando, decía que era casi "videoarte". No diría tanto, pero sí que es admirable que el tipo siga probando y experimentando con el cine y no se quede en lo que todos sabemos que él sabe hacer.
Si bien sus riesgos redundarán en dificultades comerciales --la película es atrapante pero imagino que no será un enorme éxito-- y su antivirtuosismo formal la aleja por momentos de los conceptos de "emoción" cinematográfica clásica, me preocupa muy poco en ese sentido, ya que no soy el productor del filme. Como espectador y crítico que todavía cree que Hollywood puede encontrar resquicios para renovarse sin traicionarse del todo, "Public Enemies" me da esperanzas de que es posible tomar los clásicos y, con un enorme respeto que queda demostrado al final (no diré cómo), deconstruirlos y transformarlos en otra cosa.
Uno tiene la sensación de que "Public Enemies" no respeta los códigos del realismo cinematográfico de celuloide que hoy existe. Muchos la verán como un curioso "gangster-Dogma" o un "Blair Witch" del cine de ladrones. Y si bien puede ser eso, también es mucho más. Es un filme de transición hacia un tipo de películas que puedan vivir, a la vez, en el mundo del cine (de "lo cinematográfico") y en el de la experiencia "real", que es lo que parecen capturar esos urgentes planos en HD con nerviosa cámara en mano.
Y de los temas que trabaja... qué decir. Es una película de Michael Mann y trata de lo mismo que todas las películas de Michael Mann: sobre profesionales, persecusiones, "I'm what I'm after", el conflicto entre una forma de vida aventurera y la posibilidad de algo parecido a un hogar, el respeto, los códigos, el hampa, la policía, los espejos y dobles, autos y disparos. Si algo la diferencia, es que en su permanente fractura estética y narrativa, dejó de lado casi totalmente esos diálogos un poco explicativos/psicoanalíticos de sus anteriores películas (la escena en la que Dillinger le cuenta a su chica "su vida" es tan breve como divertida ("me gusta el béisbol, el cine, la buena ropa, los autos rápidos, el whisky y vos... ¿qué más querés saber?") y deja que los hechos, las miradas y los cortes disonantes hagan el resto.
No se, eso me parece ahora. Genial!
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2 comentarios:
QUIERO VERLAAAA!!!
M
gracias por esta nota.
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