1.2.09
Nick Garrie - 49 Arlington Gardens (2009)
“49 Arlington Gardens” debe ser el disco que la historia musical utilice para saldar cuentas con Nick Garrie. Hay demasiadas razones para que así lo sea. Las maravillosas sesiones de grabación en Escocia, apadrinadas por Ally Kerr y que contaron con nombres como Norman Blake (TEENAGE FANCLUB), Francis McDonald (NICE MAN, TEENAGE FANCLUB, BMX BANDITS), Duglas T. Stewart (BMX BANDITS) produciendo, y Duncan Cameron (DELGADOS, TRAVIS, TRASHCAN SINATRAS) como ingeniero de sonido, junto a los todavía desconocidos DOGHOUSE ROSES, la española Sandra Belda Martínez (CALIFORNIA SNOW STORY, SUPERÉTÉ), Rachel Allison, Iona McDonald y muchos más músicos de la escena indie pop escocesa. Una colección apabullante de grandes composiciones, con preciosidades como “Twilight”, “Le pont mirabeau”, “When evening comes” o “When the child in you”, o un tema de profundo romanticismo como es “Lovers”, escrito junto a Francis Lai (responsable de bandas sonoras históricas como “Un hombre y una mujer” o “Love Story”).
El hecho de que “The nightmare of J.B. Stanislas”, el disco maldito que editó en 1969 que apenas llegó a ver la luz y que hoy es pieza de coleccionista, esté teniendo ese pequeño momento de gloria que el azar le arrebató en su momento. Y sobre todo, un cantautor, Nick Garrie, con una preciosa voz llena de solemnidad y un sentido del pop clásico, en el mejor sentido de la palabra, disfrutando de un momento de brillante inspiración.
Uno de esos discos que ve la luz gracias al empuje de una nueva generación de músicos, admiradores del cantautor británico. Un disco honesto, cercano, elegante, preciosista, que mantiene un maravilloso equilibro entre arreglos y melodías. Composiciones ensoñadoras de pop y folk arreglado que tratan la naturaleza humana con humildad y candor y entre las que destaca esa sorprendente y epatante inyección de juvenil fantasía que es “The clockmaker”.
La historia de este personaje viene de muy atrás, concretamente de 1969, cuando un estudiante universitario inglés coge su guitarra para tocar por el sur de Francia instigado por su pasión por Dylan y por el surrealismo. Toda esta historia acaba con este estudiante, nuestro Nick Garrie, grabando un disco para el sello francés DiscAZ (casa de Brigitte Bardot y Michel Polnareff entre otros) con el productor Eddie Vartan (hermano de Sylvie Vartan y reputado productor en esa época). El resultado, registrado con una orquesta de 56 músicos, es “The nightmare of J.B. Stasnislas”, un maravilloso compendio de melodías perfectas abrazadas a un pop psicodélico de factura majestuosa. Pero, en uno de estos extraños giros que dan las historias, el capo del sello e impulsor del proyecto, Lucien Morisse, se suicida pocos días después de la salida del disco, dejando al proyecto huérfano de apoyos y sin plan promocional. ¿El resultado? “The nightmare of J.B. Stanislas” se convierte en un disco maldito, que con los años ha ido ganando enteros como objeto de culto hasta el punto de llegarse a pagar más de 1.200 euros por cada una de las escasas copias, apenas encontrables. Disco que por cierto, Elefant reeditará este año 2009 con motivo del 40 aniversario de su publicación.
Mientras tanto nuestra autor se separa, desencantado, de la música, y se dedica a ganarse la vida como puede. Conoce en 1976 al compositor Francis Lai (ganador de un oscar por “Love Story”, y responsable de, entre otras bandas sonoras, “Un hombre y una mujer”, “Vivir por vivir”, “Bilitis”, “Ojos negros” o “Emmanuelle”), con el que acometerá diversos proyectos a lo largo de los años. En un empujón de inspiración se vuelve a meter al estudio, acompañado por parte de la banda de Cat Stevens, para firmar “Suitcase man”, esta vez bajo el nombre de Nick Hamilton, un disco que le llevará al número uno de las listas de ventas españolas gracias al single “Back to 1930”, y que le permitirá girar por este país junto a Leonard Cohen, el cual llega a declarar que le gustaría haber compuesto algunas de las canciones de Garrie. El impulso no es suficiente para asentarle definitivamente en el mundo de la música, y a pesar de un par de nuevos intentos en 1994 (“The playing flieds”) y en 2002 (“Twelve old songs”), sigue sin acabar de encontrar su sitio. Mientras, sin conocimiento de su creador, “The nightmare of J.B. Stanislas” sigue aumentando su leyenda, que da el espaldarazo definitivo cuando Phil Smee (fotógrafo y diseñador de portadas de grupos de los sesenta como THE YARDBIRDS o Syd Barret) incluye una canción de este disco, “Wheel of fortune”, en uno de sus afamados recopilatorios, “Circus Days” (recopilatorio en el que por cierto, también salen LOS BRINCOS). Sorpresa la de Garrie cuando, en 2005, medio en broma, introduce su nombre en Google y descubre todo el movimiento en torno a “The nightmare of J.B. Stanislas”). Esto le impulsa a volver a cantar, y se presenta a un concurso de cantautores, que gana, y cuyo premio es una página web en la que publicitar su música. La industria de la música vuelve a saber de la existencia de Nick Garrie, y le llueven las ofertas para reeditar “The Nightmare of J.B. Stanislas”.
Joe Foster, capo del sello Rev-ola y antiguamente en Creation Records (uno de los sellos independientes más importantes e influyentes del mundo, que contaba en sus filas con artistas de la talla de PRIMAL SCREAM, FELT, THE JESUS AND MARY CHAIN, OASIS, RIDE, MY BLOODY VALENTINE, HOUSE OF LOVE, TEENAGE FANCLUB, THE BOO RADLEYS, ST ETIENNE, THE PASTELS, MOMUS o PACIFIC) se lleva el gato al agua y reedita el mítico álbum en 2005. Nick Garrie vuelve a salir a la carretera interpretando las canciones de aquel disco como él siempre las entendió; en acústico. El propio Foster le presenta al cantante escocés Ally Kerr que le invita a tocar en Escocia. De aquella noche surge una sesión de grabación, meses después, en los estudios Riverside de Glasgow, junto con otra serie de músicos de la escena escocesa.
Aparte de las “sesiones escocesas”, el disco incluye la maravillosa “Lovers”, grabada en Paris y compuesta junto a Francis Lai para la banda sonora del film “Plastic Tree”, y “Stay till the morning comes”, grabada en Villafranca (Portugal) con el productor luso Quim Correia.
Un disco delicioso que combina equilibradamente el preciosismo de unos arreglos contenidos, con las atemporales y elegantes melodías de Nick. Desde el romanticismo ensoñador de “Lovers”, pasando por el afrancesamiento evidente de “Le pont mirabeau”, el preciosismo de “Twilight”, la increíble voz de Rachel Allison en “When evening comes” o el country folk de “On a wing and a prayer”.
Existe una edición limitada en vinilo para los amantes de este formato.
ELEFANT RECORDS
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1 comentario:
Precisamente ayer estuve viendo a este cantante que desconocía. Me pareció algo fuera de lo común.
En Bilbao, apartado del espacio aéreo europeo por la erupción volcánica de Islandia, dio la casualidad que se dejó caer por Residence, un pequeño bar de nuestra capital. Y la verdad que me impresionó gratamente. Tiene una forma de entender la música única.
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