22.2.09

Diario de Los Angeles (Parte 5)


Por razones de tiempo --y de obligaciones profesionales...-- no puedo explayarme ahora mucho sobre los Spirit Awards (espero poder rescatarlo luego). Sólo diré que haber estado en la ceremonia fue una experiencia divertida, relajada, nada que ver con los interminables y morosos eventos similares en los que uno participa en la Argentina. Veloz --un premio tras otro--, con un guión para los presentadores no demasiado ingenioso pero ágil, y con películas más interesantes que las que compiten hoy.

Perdieron "Ballast" y "Wendy & Lucy", dos de mis favoritas, pero "El luchador" ganó tres premios, y haber visto a Mickey Rourke dar su desaforado discurso de agradecimiento en el que mencionó desde la policía de Los Angeles que no lo dejaba dormir en la calle hasta la cocaína que consumen los luchadores, se olvidó los nombres de todos, pidió "una segunda oportunidad" para otro compañero de época y reviente como Eric Roberts, volvió a calificar a Darren Aronofsky como un "durísimo hijo de puta" y mezcló un "fuck" cada cinco palabras, fue toda una experiencia. Calculo que si hoy gana el Oscar se cuidará más y hará más referencias a sus perritos que a los esteroides que consume...

Ver eso, a unos invitados robándose botellas de whisky y metiéndolas en los enormes bolsos de ridículos regalos que recibimos (que contenían, entre otras cosas, gotas para los ojos, papas fritas, vitaminas, medias, barras de cereales y... un descuento de mil dólares para una operación de la vista) y algunas otras situaciones y personajes poco usuales (que no tengo ahora tiempo de contar) hizo que las casi diez horas que duró todo el asunto --desde la convocatoria para la prensa hasta que dejé la fiesta posterior a la ceremonia pasando por la espera de la alfombra roja, la alfombra en sí, la ceremonia y la fiesta-- valieran la pena, si bien me dejaron con un estado físico deplorable para soportar otra jornada extensa como la de hoy.

Sí, recién son las siete y pico de la mañana acá...

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