21.2.09
Como el Oscar, pero sin esmóquin (Clarín)
"Brad Pitt vino en jeans y zapatillas", dice una productora de televisión cuando se le pregunta cómo hay que vestirse para ir a los Spirit Awards, los premios al cine independiente que se dan un día antes del Oscar, y que son la versión cool y relajada del evento de mañana.
La ceremonia -que se transmitirá hoy, por primera vez para la Argentina, a partir de las 20 por I.Sat- repite muchas de las caras que se verán en el Oscar en un clima que, se supone, es más amigable y menos tenso. En lugar del atildado Hugh Jackman, el conductor aquí será el simpático comediante inglés Steve Coogan (Una guerra de película), habrá más números musicales que en los premios de la Academia, pero serán todos temas inventa dos para películas que no tienen canciones y, lo más importante para pasarlo, la gente se sentará en mesas y observará el evento mientras come y bebe. ¿Qué dirá Mickey Rourke en el escenario después de unas copitas?
Los Spirit Awards vienen haciéndose hace 15 años y su peso es cada vez mayor ya que, últimamente, desde que las grandes productoras de Hollywood dejaron de hacer películas para los Oscar, suele haber poca diferencia entre las películas y actores nominados aquí y allá. "El límite para poder competir en los Spirit Awards es que el presupuesto no sea mayor de 20 millones de dólares", dice Diana Zahn-Storey, productora del evento y ejecutiva de Film Independent, la entidad que los organiza.
A diferencia de los Oscar, para los que pueden votar más de 6.000 miembros de la Academia, aquí son pequeños comités los que arman las ternas: 15 personas para películas de ficción norteamericanas, 7 para documentales y 7 para extranjeras.
"No nos molesta que se repitan muchos de los nominados al Oscar -dice Diana-. Cuando empezamos no era así. En realidad, ahora el Oscar nomina más a películas independientes y eso hace que coincidan. Pero no pensamos cambiar las fechas. Al contrario, nos gusta que ésta sea la opción cool previa al Oscar".
Si uno mira solamente la lista de nominados a mejor película, notará que las cinco son diferentes a las del Oscar. En años anteriores, todas las ganadoras habían estado nominadas al Oscar pero no lo ganaron.
Este año no habrá posibilidad de choque: las nominadas a mejor película no lo están en la misma categoría de los Oscar. Aquí son: El casamiento de Raquel, de Jonathan Demme; El luchador, de Darren Aronofsky; Frozen River, de Courtney Hunt; Wendy & Lucy, de Kelly Reichardt, y Ballast, de Lance Hammer. Pero las tres primeras de ellas también tienen nominaciones a los premios de la Academia.
Las coincidencias comienzan con los premios de actuación. Aquí son candidatos, como en los Oscar, Sean Penn (Milk), Mickey Rourke (El luchador) y Richard Jenkins (The Visitor), además de Javier Bardem (Vicky Cristina Barcelona) y Jeremy Renner (The Hurt Locker). Dos de las actrices coinciden también: Anne Hathaway (El casamiento...) y Melissa Leo (Frozen River), a las que hay que sumarle a Michelle Williams (Wendy & Lucy), Tarra Riggs (Ballast) y Summer Bishil (Towelhead). También está nominada Penélope Cruz como actriz de reparto y, por Milk, James Franco en lugar de Josh Brolin (sabia decisión), entre otros.
Pero no sólo se espera hoy en la carpa de Santa Mónica a los nominados. Como presentadores estarán Alec Baldwin (que recibirá un premio a su carrera), Claire Danes, Cameron Diaz, Aaron Eckhart, Teri Hatcher, Philip Seymour Hoffman, Ben Kingsley y Robin Wright Penn, entre muchos otros. Los Spirit Awards, entonces: como el Oscar, pero en la playa y relajados.
Antesala del Oscar
Faltan apenas unos días para la ceremonia del Oscar y, en plena esquina de Hollywood y Highland, los operarios corren como si el evento estuviese por empezar en cinco minutos. Están los que colocan plantas naturalmente artificiales sobre macetas, los que estiran y acomodan alfombras, los que bajan extraños aparatos de enormes camiones y los que cruzan decenas de cables que atraviesan media cuadra del Hollywood Boulevard, como émulos de Wall-E, terminando su recorrido en la carpa blanca alfombrada de rojo.
Por allí entrarán las estrellas mañana por la tarde y de allí seguirán caminando y enfrentando a su izquierda, a la prensa, y a su derecha, a la tribuna de fanáticos que esperarán por horas sus arribos. Una vez que lleguen a la entrada del Kodak Theater doblarán a su derecha y se alejarán del mundo de los mortales para meterse en la ceremonia del Oscar.
El boulevard está cortado por una cuadra y el tráfico alrededor está imposible. "Esto no es nada", comenta un miembro del personal de seguridad tras chequear que la credencial que tengo me habilita a dirigirle la palabra y no recibir un ladrido como respuesta. "El domingo es imposible, tenés que salir dos horas antes aunque estés a diez cuadras", traduzco. Se sabe: las estrellas no vienen caminando. Hay que llegar, bajar y todo lo demás también. Aunque para eso haya que estar una hora haciendo fila adentro de un auto.
El rumor por Hollywood Boulevard es que ni Brad ni Angelina pararán a hablar con nadie más que con uno o dos medios importantes de los Estados Unidos. Ese mismo "run-run" dice que Mickey Rourke se hará el discreto en su inesperado momento de gloria y pasará de largo sin hablar con la prensa. Y Sean Penn, se sabe, no está para esas cosas. Gracias que viene...
El Kodak Theater está en una cuadra que parece armada como un decorado. A su derecha está el Teatro Chino, el de las manos en cemento, y a lo largo de toda la calle están las famosas estrellitas en el piso. Pero no. Allí están los presentadores de canales de TV ensayando, probando cámaras y enviando sus reportes previos, están los tipos de los cables, los de las macetas y los de los camiones. Como para probar que para que esta fantasía pura se haga realidad hace falta el trabajo de un montón de gente.
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