20.2.09

Diario de Los Angeles (Parte 2)


Entre la serie de curiosidades que tiene esta cobertura nada habitual --al menos para mí-- de este tipo de ceremonias, está la de tener que ocuparse de dos eventos a la vez, ambos a buena distancia entre sí. Para los que no conocen Los Angeles, entre Santa Mónica --donde se celebran los Spirit Awards-- y Hollywood --donde tienen lugar los Oscars-- en horas fuertes de tráfico hay casi una hora de viaje. Y por suerte que los Oscars ya no son más en el downtown, lo que empeoraría las cosas.

El hotel en el que estoy es en Santa Monica por dos motivos. Uno, porque el evento al que tenemos más y mejor acceso es al de los Spirit Awards, que se celebra en una carpa aquí enfrente, en la playa, y arranca el sábado, para la prensa, como a las 9 de la mañana. El Oscar empieza más tarde y por ahora tengo acceso a la alfombra roja pero no al evento en sí, con lo cual el interés está más puesto en el pre y en el post (las fiestas) que en la ceremonia en sí, a la que --como todo el mundo en una sala de prensa-- imagino que terminaré viendo por televisión.

No se puede decir que la ciudad esté cambiada por el Oscar. Se puede decir, sí, que está cortada. O, que al menos esa cuadra central de Hollywood en la que están el Teatro Chino, el cine El Capitán, el Kodak Theater y un shoping enorme, está cerrada al tránsito generando bastantes trastornos.

Volver a esa zona para mí tiene un condimento especial. Mi primer viaje a Los Angeles fue en 1993 y me tocó parar exactamente a un par de cuadras de allí. En ese entonces, el Hollywood Boulevard --como la calle 42 de Nueva York-- era impresentable, una suerte de calle Lavalle llena de negocios berretas de chucherías, bastante denso por la noche y que no tenía nada que ver con la imagen que uno se hacía de aquel lugar cubierto con las manos de los famosos y todo aquello.

Entonces los Oscars no se hacían allí --yo había ido por otro motivo, a entrevistar a Andrew Lloyd Webber, no pregunten--, pero recorrí la zona, fui al por entonces recién reabierto El Capitán a ver "Nightmare Before Christmas" recién estrenada y terminé más de una vez cenando en McDonald's con los homeless mientras escuchaba en mi discman (que antiguedad, Dios) el recién salido disco de Pearl Jam, "Vs."

La zona no está tan cambiada como Times Square. Debajo de la fachada del Kodak, del shopping y del Renaissance Hotel se puede seguir viendo el mismo universo extraño de mujeres disfrazadas de Marilyn Monroe, tipos vestidos como Jack Sparrow, Spiderman o Chaplin, y similar clase de negocios de chucherías (más un vacío semivacío Virgin Megastore). Con el advenimiento del Oscar, la calle está cerrada a los autos y los peatones pasan por los bordes.

Tras conseguir trabajosamente mi credencial ("¿no imprimiste la confirmación?", me dice el tipo y yo me pregunto: "Ni para tomar el avión me piden una impresión, ¿no me tenés registrado en tu maldita máquina?"), estuve dando vueltas por el teatro y la alfombra roja, con ese típico clima de días previos, cuando se ponen alfombras, plantas y las estatuillas gigantes del Oscar están todavía envueltas en plástico.

Estaba Axel K., por allí, dando notas de prensa televisiva para promocionar la transmisión de TNT y la otra chica rubia que siempre está en CNN --y con él en los Oscars-- cuyo nombre nunca recuerdo. Volver al hotel fue eterno y a la noche tuve que volver hasta la zona de Hollywood para una cena en la casa de Rose Kuo, que es la directora del AFI Festival de Los Angeles (el mejor festival de esta ciudad) en "homenaje" a la película austríaca "Revanche", de Gotz Spielmann, nominada al Oscar a mejor película extranjera. Se trata de una suerte de thriller, muy bueno e intenso, sobre el que volveré más adelante, en un próximo post.

Allí estaba el tal Gotz, la protagonista de su película, un par de colegas y el genial director de fotografía Vilmos Zsigmond ("McCabe & Mrs. Miller, La violencia está en nosotros, El francotirador, Encuentros cercanos del tercer tipo, Las brujas de Eastwick" y unas cuantas películas de Brian de Palma, como "Obsession, Blow Out, La hoguera de las vanidades, La dalia negra"), quien me dijo que venía al BAFICI a dar una Masterclass y a presentar un documental sobre su obra y la de su compatriota húngaro, el recientemente fallecido Laszlo Kovacs.

También estaba James Toback (todo un personaje), el productor Fred Roos (que viene trabajando con Francis Ford Coppola desde una peliculita llamada "El Padrino" hasta, bueno, hasta "Tetro") y algunos otros más quienes no alcanzo a recordar los nombres pero espero no haber metido la pata diciendo alguna burrada sobre alguna de sus películas.

Muy amable y cinéfilo todo --yo recomendándole a Zsigmond nombres de directores de fotografía del cine rioplatense como Bill Nieto y Bárbara Alvarez, y anotándole los nombres en una servilleta me quedará como inolvidable anécdota--, perfectamente regado con una gran combinación: vino mendocino ("el mejor vino del mundo", me dice el dueño de casa, el guionista Larry Gross) para las comidas, y porto para el postre.

Y después, a dormir, que ya parezco Quintín...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno que alla se tomen los vinos de mi tierra, por casualidad no te acordás la marca?

Peacock dijo...

Me fijé, pero no me acuerdo. Era una marca que no había visto nunca. solo recuerdo que era Cabernet y no malbec, que es lo que más consumen aca de la Argentina. "San" algo me parece. Tenía una etiqueta toda muy escrita como la de Escorihuela Gascón. Te suena? Puedo preguntar, si te interesa saber... Era buenisimo.

Anónimo dijo...

Diego, solo es una curiosidad pues aqui en San Rafael tenemos muchas bodegas y vinos conocidos a nivel mundial y acabamos de mencionar tu anecdota en nuestro programa de radio. Disfruta de las fiestas y good show!!!!

Anónimo dijo...

Diego, solo es una curiosidad pues aqui en San Rafael tenemos muchas bodegas y vinos conocidos a nivel mundial y acabamos de mencionar tu anecdota en nuestro programa de radio. Disfruta de las fiestas y good show!!!!