5.4.10
Recomendaciones del BAFICI: Sesión continua (Parte I)
Me encantaría poder extenderme mucho más en estas recomendaciones, pero el tiempo me es escaso. Así que aquí va una nueva entrada sobre películas del BAFICI. Ya vendrán otras.
Alamar, de Pedro González Rubio (8) En una frontera difusa entre el documental y la ficción (de la escuela de ficción "disimulada", podríamos decir) funciona "Alamar", una película que se centra en un viaje que emprenden un padre y su hijo hacia una zona de corales cerca de Playa del Cármen, en México, donde --en medio de una belleza natural subyugante-- sellan su lazo familiar antes de un viaje del niño (con su madre, a Italia) que podría separarlos para siempre. Más allá de la obvia belleza del lugar, lo que se construye con enorme sutileza es esa relación entre los personajes (abuelo, padre e hijo) y el entorno natural a través de acciones, de hechos. Es en el trabajo cotidiano (aprender a bucear, a pintar una cabaña, a sostener un pájaro con el brazo) que ese lazo se construye, así que cuando la emoción llega hacia el final se siente "cinematográficamente" merecida. Será, sin dudas, uno de los hits del festival.
La bocca del lupo, de Pietro Marcello (9) Una de las propuestas más originales, atrevidas, interesantes y logradas del festival es este ¿documental? italiano, también atravesado por la ficción, la historia (privada y pública) y, si se quiere, la poesía. Es una historia de amor entre un "duro" (un presidiario de incontables entradas y salidas a la cárcel) y una mujer, cuya relación iremos descubriendo en todos sus matices con el correr del filme (a través de la lectura de cartas, de grabaciones, de archivos fílmicos y fotográficos), pero también la de los cambios de una ciudad (Génova), una cultura, una sociedad. Con algo del Terence Davies de "El tiempo y la ciudad" y en una mezcla en la que cabe citar tanto a Pedro Costa como a Guy Maddin, pero a la vez completamente original, Marcello (de sólo 33 años, esta es su opera prima) aparece como un enorme cineasta a través de estos impactantes 70 minutos de cine bello y nostálgico, duro, doloroso y revelador.
Agua fría de mar, de Paz Fábrega (7) Si se logra dejar de lado ciertas debilidades propias de una opera prima y de una cinematografía con muy poca historia como la de Costa Rica, se podrá apreciar con mayor profundidad el extraño y potente entramado de la película de Fábrega, que combina dos historias paralelas que se cruzan: la de una niña rebelde que tiene una difícil relación con su familia y la de una mujer, de mucha más cómoda posición social, que empieza a descubrir un cierto vacío existencial en su universo de priviliegios. Evitando las metáforas más obvias (algunas quedan, igualmente), el filme se mueve entre un drama con tintes de realismo social (la historia de la niña y su familia) y otro de "ennui" burgués (cercano en espíritu al cine de Antonioni), ambos unidos por una sensación de angustia y tensión que recuerdan, en cierto punto, al cine de Lucrecia Martel y su mirada sobre el mundo femenino, las relaciones familiares y las diferencias sociales.
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