10.4.10

BAFICI: críticas de "The Robber", "Rodríguez", "Ocio"



Críticas publicadas en Clarín, algunas en versiones más largas.

The Robber

drama Alemania (2010) De Benjamin Heisenberg (Comp. Int.)

Parece broma, pero no lo es. De hecho, ni siquiera es un personaje creado para la película: se trata de un hecho real sucedido en Austria décadas atrás. Johann es un hombre que, en la cárcel por robo, entrena para correr maratones. Y, al salir, hace... las dos cosas. Roba y corre, corre y roba, y su entrenamiento le resulta más que útil para zafar de situaciones. Película en movimiento perpetuo, alejada de todo psicologismo o cuestionamientos morales, The Robber sigue a su protagonista en su perpetua fuga, y lo hace poniendo el drama dentro de la acción y no a la inversa. Técnicamente virtuoso y narrativamente irreprochable, otro gran ejemplar del excelente cine de la llamada Escuela de Berlín. D.L.

Rodríguez

drama (2010) De Julián Borrell y Demian Santander (Comp. Arg.)

Dos compañeras de secundario se reencuentran después de mucho tiempo sin verse. Una está a punto de irse a las Cataratas de Iguazú. La otra, harta de su trabajo, decide acompañarla. Juntas se subirán a un tren, pero a mitad de camino lo perderán y seguirán viaje a dedo, viviendo una serie de aventuras y enfrentando algunos traumas personales y de la relación entre ambas. Hay algo logrado en este filme y tiene que ver con la relación entre las chicas (y las actuaciones de las protagonistas), pero sus desventuras y conflictos no son tan interesantes como para 133 minutos de narración. Con bastante menos que eso, hay aquí una buena película. Así como está, es un viaje demasiado largo. D.L.

Ocio (crítica completa)
drama (2010) De Juan Villegas y Alejandro Lingenti (Competencia Argentina)
Con Manal sonando de fondo, o la guitarra de Ariel Minimal, las imágenes y el tono de “Ocio” podrían ser comparadas con las de un blues (“Blues local”, diríamos). La historia es la de un veinteañero que pasa su tiempo con amigos o solo en su casa con su padre, su hermano y sus discos, mientras lidia con la reciente muerte de su madre. Hay algunas charlas e historias, una potencial situación violenta y la rutina algo depresiva y silenciosa de cada día. El filme de Villegas y Lingenti, basado en la novela de Fabián Casas, es un lento blues urbano, con algunos guitarrazos (escenas) discordantes y fuera de lugar, pero mayormente ajustados al tono, si se quiere, desesperanzado y agobiante del filme y de su personaje, un fanático de San Lorenzo. Con algo del Jarmusch de la primera época (o, si se quiere, del Raúl Perrone de los ’90), “Ocio” es un filme de entretiempo, ubicado entre lo que fue y lo que será. D.L.


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