Hoy al mediodía, al llegar a Clarín, me topé con la noticia de que el productor Oscar Kramer estaba muy mal de salud, al borde de la muerte. La información era delicada y no correspondía publicarla aquí ni comentarla en ningún tipo de red social. Hay ciertas cosas, todavía tengo la sensación, que superan este tipo de tonto ejercicio de la primicia online. Creo, también, que Oscar no era una celebridad de esas que necesitan existir en ese universo.
En los muchos años en los que lo conocí --nunca muy bien, pero siempre nos profesamos una enorme amabilidad y simpatía mutuas-- descubrí a un tipo muy atento y sensible, cuya increíble elegancia (no le creí, recuerdo, cuando me dijo una vez que tenía 70 años) y amabilidad no dejaban entrever que, debajo de esa apariencia calma, había un productor de cine capaz de emprendimientos más que ambiciosos y de, aseguran, un carácter bastante fuerte.
La lista de películas que hizo la podrán chequear en internet, en las páginas de mañana en el diario (finalmente, supimos que murió a eso de las 4 de la tarde y pudimos darle un merecido espacio a su necrológica) o en otros lugares (http://www.ks-films.com/). Este espacio sólo quería usarlo para recordar a un tipo que siempre se brindó en todo, esa clase de persona a la que podías llamar para pedirle un dato o una información y jamás te la iba a negar, el que en confianza te contaba las idas y vueltas de sus proyectos (recuerdo todas las anécdotas del complicado rodaje de "El pasado", con Babenco y Gael), el que me confesó que todas las mañanas leía este blog para buscar información y que también lo leían sus hijos, los músicos Sebastián y Nicolás (recién cuando me lo dijo, en noviembre pasado, en el marco de Ventana Sur, descubrí que eran sus hijos los para mí músicos de Jaime Sin Tierra y otras bandas).
Sabía hacía un tiempo que estaba enfermo, pero al verlo en la inauguración de Ventana Sur --con ese eterno tostado, muy flaco pero casi rozagante-- pensé que estaba mejor, aunque no me atreví a preguntarle nada del tema. Hablamos unos minutos (el tema recurrente mío era preguntarle, últimamente, por los proyectos de Damian Szifron y por las complicadas vueltas de "El eternauta") y luego se fue a la presentación del Ciclo de Cine Europeo. Desconocía que su estado de salud había empeorado tanto y que, el tipo que parecía un eterno cuarentón, una suerte de bon vivant de "la cole" (sus permanentes preocupaciones dejaban en claro "el palo" del que ambos venimos), podía irse tan rápidamente, tan joven aún.
No tengo muchas anécdotas para contar de él, pero la que tengo la guardo como uno de esoss momentos mágicos de mi vida. Kramer fue el que me invitó a concurrir a la alfombra roja del Festival de Cannes, a la presentación de "Crónica de una fuga", hace cuatro años. En el momento dudé si ir o no --los críticos tendemos a escaparle a esos eventos, ni siquiera tenía la ropa adecuada y tampoco queremos quedar pegados como "parte de la delegación" de un filme, por más argentino que sea--, pero finalmente acepté, por curiosidad y porqué, después de todo, uno nunca sabe cuántas chances tendrá en la vida de subir vestido de gala la alfombra roja del Palais. Así que estuve en la previa en el hotel, bebiendo y comiendo algo con la delegación, me subieron a un auto oficial y junto al grupo de la película allí fui, volví a ver "Crónica..." y fui testigo de la emoción de todo el mundo y de los minutos y minutos de aplausos (algo que nunca pasa en las funciones de prensa, sépanlo) que recibió. Tengo una parva de fotos por ahí guardadas que cada tanto veo y me traen los recuerdos de aquella noche que terminó, en un bar de la Croisette, ya ni recuerdo bien con quien. No las voy a subir, prefiero guardarlas en mi archivo personal.
Kramer era un "gentleman" del cine argentino, casi un productor a la vieja usanza (europea o hollywoodense) de los años '60 o '70, manteniéndose siempre dentro de un perfil bajo. Su pérdida es muy grande y dolorosa, y no me queda más que mandar desde aquí mis respetos y condolencias a su familia y a toda la gente que siente hoy que el cine argentino ha perdido a una de sus personalidades más importantes.
4 comentarios:
diego, comparto tu mirada sobre Oscar, trabaje con él en el último tiempo, tengo un calido recuerdo y la noticia me entristece.
Alejandro Fadel
Una de las tantas cosas que heredé de mi padre (seguro no de las más importantes, pero sí una de las tantas que me hará recordarlo con cada visita) es leer asiduamente tu blog.
Hasta sus últimos días en el hospital, cada vez que me pedía que le enchufe la computadora, él también lo leía, así que gracias por acompañarlo también de esa manera y por tus recuerdos que lo pintan tan bien.
Sebastián
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