5.4.09

Algunas ideas y muy pocas conclusiones con respecto al BAFICI (Primera parte)


Terminó el BAFICI. Por fin. Las pocas neuronas que me quedan están tratando de ser reanimadas en una terapia intensiva que incluye sólo escuchar música clásica (si es posible, sacra) durante unas semanas, no ver otra cosa que eventos deportivos por televisión, tratar de volver a comer algo cocinado por seres humanos y organizarme lo suficiente como para, por lo menos, evitar que me corten la luz que me olvidé de pagar.

Terminó el BAFICI y ni tiempo tuve de hacer listados, balances, análisis complejos ni nada por el estilo. Vengo escuchando todo tipo de comentarios desde que empezó el festival y trato de digerirlos y de combinarlos con mi propia experiencia "bafícica". Y, sinceramente, creo que no logro llegar a ninguna conclusión de esas puras y duras que suelen ser útiles para este tipo de balances. De esas como "Es la mejor edición de su historia", "o la peor", o "la más organizada", o "la menos".

Así que intentaré acercarme a lo que fue el BAFICI de un modo, digamos, impresionista, a la manera de apuntes mentales tomados a lo largo de muchos días y otras tantas noches del festival. Veamos adonde me lleva todo esto.

-La premiación fue casi irreprochable. Ganaron las mejores películas en la competencia internacional y la nacional. Vi muy poco de Cine del Futuro así que no puedo opinar al respecto. Sé que muchos critican la inclusión de "Gasolina" tan alto en el palmarés internacional, pero no la vi, asi que me reservo la opinión. El combo Gomes, Ade y Piñeiro es una buena síntesis de esa competencia. En la Argentina, "Castro" fue por lejos la mejor película, y siento que las de Agüero y Loza merecen estar allí tanto como cualquier otra. Mi sensación es que en esa competencia, salvo la película de Moguillansky, casi todas las demás están en igualdad de condiciones. Me gustan (no del todo), me resultan desparejas, tienen grandes momentos y otros no tanto. En suma, todas podrían recibir un calificativo de "Aceptable". Aunque no sé si eso es bueno o malo.

-Este triunfo y puesta en primer plano del universo de la FUC, con los debates y discusiones que ha traido, me resulta gratificante. Se pueden hacer análisis muy sólidos --tanto a favor como en contra-- del despegue definitivo de este grupo de cineastas que ya excede el facilista comentario de "herederos de Llinás" (de hecho, "herederos de Fillipelli" resultaría más apropiado, con su evidente conexión en el filme "A propósito de Buenos Aires"). Me interesa --mucho-- lo que hacen, me resulta provocativo y si bien reconozco sus variadas deudas (con la Nouvelle Vague, con el Teatro del Absurdo, etc, etc) no veo porqué eso debería quitarles méritos. Creo que las discusiones más interesantes que aportan películas como "Castro" y "Todos mienten" tienen que ver con la relación entre cine y teatro, o cine y literatura (algo que poco y nada entraba en el discurso del primer Nuevo Cine Argentino), y también en el concepto de la puesta en escena, como el trabajo sobre el plano secuencia, muy diferente --obviamente-- a lo que estamos acostumbrados en el nuevo cine criollo.

-Siguiendo con el "tema FUC", hay una serie de apreciaciones que me parecen descabelladas. Por un lado, el tema del "hermetismo" de las películas. Entendería esa calificación viniendo de parte de la crítica y el público que jamás apoyó las expresiones más radicales, si se quiere, del nuevo cine argentino. Pero no lo comprendo de parte de la crítica más abierta a propuestas de riesgo. "De fricción", como le gusta decir a Piñeiro. El filme de Piñeiro puede ser "hermético" para un espectador extranjero que desconoce todo sobre la historia argentina, pero no veo que los críticos locales tachen de herméticos a Straub/Huillet o al tan mencionado dúo Godard/Rivette cuando alaban sus películas. Sí, pueden ser cerradas. Sí, pueden ser difíciles. Pero no encuentro el problema en eso.

-Por ahí leía otra acusación fascinante: "cine concheto". Me supera, realmente. Digamos que el 90% de los cineastas argentinos son de clase media, media alta (o alta, en algunos casos). Son pocas las excepciones. Muchos fueron a la FUC (anteriores camadas o ésta) y pagaron sus costosos cursos. No veo la diferencia entre Alonso, Villegas, Murga o Trapero, con Piñeiro, Ferrari, Moguillansky o el propio Llinás. Hay algo que me supera en esa acusación: ¿en qué los transforma el hecho que sean rubios, carilindos y, por no encontrar otro término, "cultos" (no todos son rubios ni carilindos, aclaro...)? ¿En Barney Finn? A comparación con el resto de América latina, es muy claro que en la Argentina se encuentran muchos más cineastas, digamos, de "la burguesía" que en países como Brasil, Chile o México en las que quien no es hijo de banquero es pariente de diplomático o heredero de fortunas familiares. Pere Portabella, heredero --si mal no recuerdo-- de Danone España, ¿es un cineasta concheto? ("pijo", dirían los españoles; "fresa", los mexicanos). Alguien que me explique...

-De todos los debates suscitados por "los chicos de la FUC" el que más me interesa es el de la relación entre el cine y el teatro. Es evidente la influencia en estas películas del teatro off porteño. No sólo los actores, sino los ritmos, los modos del habla, la circulación de los cuerpos en el espacio. Muchas cosas remiten a cierto teatro local. En general, los críticos de cine argentinos hemos sido despreciativos o, por lo menos, ignorantes de lo que sucede en el teatro. Yo lo fui durante mucho tiempo y sigo creyendo que las relaciones entre cine y teatro son siempre ásperas, dificultosas. Pero estas películas plantean interrogantes nuevos y no ya la archiconocida crítica a la "actuación teatral" en el cine (vean para eso los análisis del profesor de teatro protagonista del filme de Rejtman/León). Traen del teatro, pero también del propio Rejtman, una afectación que a muchos colegas les resulta irritante, que los desacomoda. Para mí depende mucho de cada caso. Siendo películas "tonales" (todo en "Castro" y "Todos mienten" responde a un ritmo interno específico y de construcción formal muy elaborada), la sensación es que hay actores (y actuaciones) que funcionan mejor que otras.

-Pero, de cualquier manera, me parece que más allá de celebrar o atacar cada estilo actoral, la influencia del teatro en el cine propone otros debates: la sumisión de la imagen a la palabra, la construcción del espacio cinematográfico en relación al teatral, la sensación de "aprisionamiento" que puede afectar a los filmes (la idea de que todo es un armado de relojería que no da pie a la libertad). En ese sentido, las dos películas son muy distintas entre sí: "Todos mienten" transcurre en una casa y "Castro" en todas partes. Cada una construye esa relación de una manera diferente.

-Pariente de estas películas es "Excursiones", de Ezequiel Acuña. También hay allí una relación entre lo teatral y lo cinematográfico (no sólo en la forma sino en la trama misma de la película), pero el estilo de Acuña resulta menos áspero a los hábitos cinéfilos. Allí hay un mundo reconocible (el del autor) y unas referencias cinematográficas ineludibles y, si se quiere, más clásicas. Acuña logra una síntesis más familiar, más propia de un guión armadito en la que "el sistema" apreta pero no ahorca. Sí, por momentos parecen rutinas de "stand up" las de los amigos que la protagonizan, pero Acuña las resuelve de manera muy divertida, y no veo cuál es el problema en esa habilidad para el diálogo preciso y gracioso. Algo que muy pocas veces sale bien en el cine argentino.

Fin de la primera etapa. Después sigo...

1 comentario:

Lucas dijo...

jajajja cine concheto.
Es verdad, medio menemista también.
Yo los conozco bien y bajo esa mascara de cineasta – estudianteternodocente -formalmenteautoreferencial hay un "chico rico que tiene tristeza".
El Bafici es menemista, de una concepción corrupta y formalista de la cultura, un gran nervio masturbatorio devenido mutación Delaruita y ahora renacida con ayuda de la FUC y Macri hacia un Menemismo Pro.
La FUC es un claustro vacío prepotente y el Bafici un producto de la escoria ningunera de la nada cultural Argentina.
Viejo, pasado, torpe, caduco, snob y pornográfico.
En 11 años ese burdo y obsceno festival no cambio NADA y eso de última es imperdonable bajo todo concepto.

A si lo que hicieron con Fibertel por la tele fue un pequeño cambio (aunque por supuesto no fue completo por que fue solo para quienes tienen el codificador digital para ver el futbol, el porno o HBO).