21.3.10

Recomendaciones del BAFICI: "Police, Adjective", de Corneliu Porumboiou

Si bien en mi labor como jurado de FIPRESCI en el Festival no debería adelantar mis opiniones sobre las películas en competencia, no es difícil para los lectores recorrer este blog y encontrar mis textos, críticas de otros y entrevistas sobre esta fascinante película. Sólo basta clickear el "tag" Police Adjective y listo.

Así que aquí, iremos recorriendo la programación del Festival, empezando por uno de sus títulos más reconocidos. El genial poster original, mi crítica y más información en el link sobre esta increíble película.

Respecto a mi minicrítica original (ligeramente corregida del post original escrito a las corridas en Toronto), todavía sigo sin estar seguro respecto al final y las interpretaciones que se pueden hacer al respecto. Pero es un filme que se abre a ese debate, una película sobre la ley y la justicia, la ética y la moral, el deber social y la conciencia personal. No muy diferente, en cierto sentido, a "Los condenados", de Isaki Lacuesta.




POLICE, ADJECTIVE, de Corneliu Poremboiu Si bien es otra de las películas a la que la carga de expectativas le puede jugar en contra (siempre estuvo entre las mejores de Cannes en la votación de los críticos amigos que allí estuvieron), la nueva película del director de “12:08, al Este de Bucarest” es una suerte de seco policial de procedimientos, en los que se sigue durante unos días a un detective persiguiendo la pista de un joven, posible traficante de drogas. Es un trabajo muy rutinario: seguirlo, mirarlo, tomar notas, usar a un amigo del chico como “espía”. Y la película hace convivir este proceso policial --más burocrático que de acción, en realidad-- con una serie de dilemas personales y, si se quiere, semiológicos, con los que convive el protagonista, cuyo problema principal es que no quiere agarrar a su perseguido por posesión, sino por venta y distribución. Antes de llegar a eso hay desde una discusión con su mujer por la letra de una canción, o por cómo se escribe la palabra, a una larga escena final donde la idea de la interpretación (lo verbal, lo escrito, la diferencia entre la conciencia y la ley) se hará cuerpo abriendo las complejas ideas que trata el filme. Me quedé al final con la duda si “la interpretación” del jefe de policía no terminaba siendo la más “lógica” para las circunstancias y, si así, la película no se estaría convirtiendo en una defensa del accionar policial siempre que esté bajo el marco de la ley. Y eso, finalmente, no tiene nada de malo. Por más que en este caso no nos guste la decisión de las autoridades (de perseguir al chico igual, aunque sea por tenencia), la idea de que la acción policial siempre deba esta supeditada al marco de la Ley –y no a la conciencia, que puede llevar al ejecutor a cualquier lado, especialmente a un policía-- es interesante de trabajar. Y Porumboiu es un gran director que se las arregla para combinar tensión, drama, comedia y, casi, un debate propio de una mesa de Mariano Grondona...

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