14.5.08

El extraño mundo de los publicistas



Día de muchas vueltas y baja productividad. Dos películas de la competencia oficial –sobre las que escribiré en “Clarín” entre jueves y viernes--, un par de conferencias de prensa, y un largo recorrido por Cannes para hacer los consabidos pedidos de entrevistas que luego irán saliendo publicados en el diario.

Manejar el universo de “los publicistas” en los festivales de cine requiere de todo un aprendizaje que, creo, todavía hoy no consigo entender del todo. Aprendí los movimientos, quien es quien, conozco a algunos y algunos me conocen, logro hacer algunas de las entrevistas que me interesan (me encantaría hacer más, pero no me da el tiempo), pero el sistema es tan complejo y enrevesado que no termino de entenderlo bien.

Digamos que uno quiere entrevistar a alguien en Cannes. La diferencia principal es la oferta y la demanda. Si uno quiere una charla íntima con algún realizador noruego de la Semana de la Crítica, seguramente será sencillo y efectivo, y el hombre se ofrecerá a venir a verte y hasta te invitará a tomar algo. Ahora, si uno tiene que entrevistar a Steven Spielberg, la cosa puede volverse más complicada.

Los publicistas se dividen entre los que trabajan para los estudios y los que son contratados en forma privada por las distintas productoras o agentes de ventas. Hay varias compañías de "public relations" (en Agentina les decimos "jefes de prensa", no intenten traducirlo al inglés) que son conocidos (Premier, PR Contact, DDA, Richard Lormand, Le Public Systeme –en Cannes-- y los estudios hollywoodenses que todos conocemos) y otros no tanto. Cada uno tiene sus oficinas en alguna parte de Cannes, preferentemente a diez cuadras unos de otros. Y, normalmente, cuando uno llega al lugar ellos se han ido a almorzar, o bien hay veinte personas haciendo fila y/o manteniendo largas conversaciones con los publicistas acerca de sus respectivas vidas. "No nos vemos desde Berlin, que tal tanto tiempo..." y ese tipo de cosas.

Volviendo al tema de oferta y demanda, para poder hacer entrevistas de las “demandadas” usualmente hay que ser “nominado” por la distribuidora para la Argentina (o América latina) del filme. Si la película es importante pero no tiene aún distribución, la cosa se vuelve más complicada. Pero si es muy muy demandada --como, ahora, “Indiana Jones”-- por más distribución segura que tenga en el país, ellos lo consideran un mercado secundario y no lo incluyen en sus planes de prensa. Ergo, a contentarse con la conferencia de prensa, que en esos casos suele ser larga y puede ser jugosa, dependiendo de los entrevistados y de las preguntas, claro.

Si uno está “nominado”, las puertas se abren. Pero tampoco es tan fácil. Las entrevistas suelen ser en días y horarios en los que uno, habitualmente, tiene otra cosa que hacer (proyecciones, conferencias de prensa) y tienden a demorarse por horas y horas. En algunos casos, un “junket” (como se denomina a estos “paquetes de notas”) puede ocuparte una tarde entera.

Ahora bien, si la película no tiene distribución en tu país quedás en “listas de espera”. Esto es: si se presentan suficientes periodistas de los países “con distribución”, te quedas afuera. Si no, a último momento te llaman para pedirte por favor que vayas a hacer una nota que te negaron firmemente 48 horas antes.

No tienen idea, por ejemplo, de lo complicado que se ha vuelto entrevistar a la dupla Maradona-Kusturica: resulta que el documental, aparentemente, no tiene distribución en la Argentina y conseguir nota con Diego aquí es un parto: no hay a quien explicarle que es argentino y que uno también. Tal vez en unos días todo cambie. Bueno, tal vez el Diego ni aparezca...

Pero volvamos al tema. Todo esto se complica aún más ya que las distribuidoras de cada país “pagan” por el lugar para hacer la entrevista a los publicistas (en realidad, no sé muy bien a quién), por lo cual si uno no puede ir debería avisar o, de lo contrario, hacerles gastar dinero “al pedo”. Hay algunas que no se pagan, pero nunca entendí muy bien cuáles son ni porqué. Muchas veces uno hace entrevistas de películas que prometen, pero estas finalmente terminan sin estrenarse en la Argentina (no las consideran, digamos, comerciales) por lo cual uno termina sin usar las notas y con el agravante de haber perdido varias horas.

Pertenecer a todo este sistema implica recibir durante semanas emails de publicistas vendiéndote las películas que tienen, para luego encontrarte con que no tenés posibilidad de hacer las que querés pero que con gusto te ofrecen las que no te interesan. Y si conseguiste la que querías, lo más probable es que sea en un horario imposible y en el lugar más alejado del Palais, como el muy bonito Hotel du Cap, que queda de Cannes más lejos que Tigre del Abasto.

Las complicaciones no terminan ahí. No sólo la nota te costó horas de tiempo, corridas y preparación, sino que lo más probable es que te toquen entrevistas grupales cada vez más grandes. Pocas entrevistas a “celebrities” son personales (conocidas en el gremio como “one on one”, sin connotaciones sexuales al respecto) y, cada vez más, algunas se parecen a miniconferencias de prensa.

Para los grandes títulos norteamericanos, las figuras de Hollywood –como, por ejemplo, Angelina Jolie-- ahora suelen dar notas en grupos, junto a otro actor, obligando a los periodistas a evitar cualquier tipo de pregunta personal y a hablar solo del filme que vienen a promocionar. Situación que bien puede terminar en algún desplante, alguna incomodidad o bien, en que “el otro en cuestión” se tome un termo entero de mate mientras todo el mundo le hace preguntas a la Jolie...

Los tiempos de las notas suelen ser cortos, siempre hay algún colega que acapara la conversación con algún tema que solo le interesa a él (la típica pregunta sobre la conexión local del artista o algún tema motivado por la revista en la que trabaja alguno de los periodistas que te tocaron en suerte, que puede ser sobre deportes náuticos, productos de belleza o de una ONG del cuidado del medio ambiente, entre otras) y algunos otros ya famosos por ser directamente intratables e insoportables en dichas “mesas redondas”. Allí se destacan una mujer australiana con corte de pelo a lo Louise Brooks (cuyo apellido es Barlow) y una italiana de un diario muy reconocido (que muchas veces es publicada por un diario argentino que tiene los derechos) cuyas preguntas son risibles y su pronunciación inglesa directamente incomprensible.

Hay más, muchísimos más detalles de este mundo desaforado de la entrevista a celebridad en un festival de cine (fuera del marco de los festivales la cuestión suele ser más simple y organizada), pero es una parte más, y de las más burocráticas, del trabajo. Pero, claro, que hay cosas mucho peores.

4 comentarios:

JULIE F dijo...

Ok. Por partes, querido Diego.

Publicist o PR Agent en inglés.

Esta situación en realidad no me es extraña más allá de la operativa especialmente complicada de Cannes. Creo que te hace ruido porque estando fuera de Argentina los beneficios por pertenecer al gran diario argentino dejan de abrirte todas las puertas! Bienvenido a la vida cotidiana del periodista del medio remador.

Anónimo dijo...

Me vas a decir que el gran diario argentino no puede conseguir una simple nota con Maradona? La pelea con el gobierno afecto demasiado al multimedios parece...

Peacock dijo...

Dear Julie.
No me sorprende el asunto, sólo comentaba como viene la mano acá. De hecho, vengo al festival hace años y siempre fue asi. Remarla tiene su gracia, especialmente para los que de vez en cuando nos volvemos un poco "Peacocks", ¿no?

Sasa dijo...

Notable Lerer. Muy bueno tu blog. Me divierte. Y aca tu estilo "vivido" alcanza su mejor momento: es como escuchar tus quejas en vivo!