Diego Lerer
Cannes. Enviado especial.
Las tres primeras películas de Un Certain Regard dejan claro que la famosa sección paralela de Cannes no sólo puede rivalizar con la Competencia por la Palma de Oro sino que, al menos si se juzgan los filmes de cada sección vistos hasta el momento, la supera en calidad cómodamente.
La apertura de esta paralela en la que competirán Pablo Trapero (Carancho) y la dupla Santiago Loza/Iván Fund (Los labios) fue con la nueva película del portugués Manoel de Oliveira, El extraño caso de Angélica, un guión que el realizador de 102 años había escrito en 1952 y que retomó ahora, acaso por los “efectos especiales” que vienen con la historia de un fotógrafo que, al retratar a una mujer que acaba de morir, la ve viva en sus fotografías y empieza a obsesionarse con ella, mezclando realidad y fantasía y generando con ella una historia de amor fantasmal.
Con magistral simpleza y una fotografía extraordinaria, el director de “Voy para casa” logra contar una historia densa con liviandad, logrando ser clásico y moderno a la vez, tradicional y original, luminoso y oscuro, en un filme de trágico romanticismo que también tiene inspirados momentos de comedia. Si bien al presentarla, Oliveira casi pidió no estar en competición, lo cierto es que el filme está y el jurado que preside Claire Denis seguramente lo tendrá en cuenta.
Y lo mismo puede suceder con los dos filmes rumanos: “Tuesday, After Christmas”, de Radu Muntean, y “Aurora”, de Cristi Puiu, son claras muestras de que “la nueva ola” de ese país no sólo sigue existiendo, sino que son innegables los puntos de contacto entre los filmes de sus directores.
Empecemos por el filme de Muntean. Como casi todos su contemporáneos, el director de “Boogie” filma largos planos secuencias con escenas que son aparentemente banales, pero con las que va construyendo drama y suspenso a cuentagotas hasta llegar a finales explosivos. Aquí la esfera es íntima: es la historia de un hombre casado y con una hija, que tiene una amante, y parece vivir a gusto en esos dos mundos paralelos. Pero lo cierto es que pese a su calma aparente, en algún momento la situación explotará y deberá tomar una decisión para evitarlo.
Si bien la trama puede no ser original, la forma en la que Muntean plantea las relaciones entre estos personajes deja en claro que hay un intento por bucear en las raíces más complejas del conflicto. Aquí no hay héroes ni villanos, vencedores ni vencidos, y si bien uno puede juzgar a los personajes por lo que hacen (o dejan de hacer), la película en todo momento los muestra como seres complejos, con miedos, dudas, inseguridades y confusiones hasta llegar a un final de gran intensidad emocional.
Del director de la que acaso sea la mejor de todas las películas rumanas contemporáneas, “La noche del Sr. Lazarescu”, Cristi Puiu, llegó “Aurora”, otro filme de tres horas y segunda parte de una serie de películas en las que el realizador analiza la vida en los márgenes de Bucarest. Si bien no es tan lograda como su opera prima, este denso retrato de un hombre solitario y huraño que, tras sufrir algunos reveses en su vida personal y laboral, decide tomar “cartas en el asunto” al comprar un rifle, funciona con el mismo sistema narrativo: un lento crescendo dramático, un final que impacta sin golpes bajos (éste se parece bastante al de “Police, Adjective”) y un punto de vista distanciado, que jamás juzga las acciones de sus personajes, por más perturbados que estén.
Ante la prensa, Puiu comentó que parte de su inspiración viene de influencias literarias y citó a Borges y a Sabato (además de los más previsibles Camus y Dostoyevsky) como referencias claras para esta película, otra indudable candidata de la sección.
Cannes. Enviado especial.
Las tres primeras películas de Un Certain Regard dejan claro que la famosa sección paralela de Cannes no sólo puede rivalizar con la Competencia por la Palma de Oro sino que, al menos si se juzgan los filmes de cada sección vistos hasta el momento, la supera en calidad cómodamente.
La apertura de esta paralela en la que competirán Pablo Trapero (Carancho) y la dupla Santiago Loza/Iván Fund (Los labios) fue con la nueva película del portugués Manoel de Oliveira, El extraño caso de Angélica, un guión que el realizador de 102 años había escrito en 1952 y que retomó ahora, acaso por los “efectos especiales” que vienen con la historia de un fotógrafo que, al retratar a una mujer que acaba de morir, la ve viva en sus fotografías y empieza a obsesionarse con ella, mezclando realidad y fantasía y generando con ella una historia de amor fantasmal.
Con magistral simpleza y una fotografía extraordinaria, el director de “Voy para casa” logra contar una historia densa con liviandad, logrando ser clásico y moderno a la vez, tradicional y original, luminoso y oscuro, en un filme de trágico romanticismo que también tiene inspirados momentos de comedia. Si bien al presentarla, Oliveira casi pidió no estar en competición, lo cierto es que el filme está y el jurado que preside Claire Denis seguramente lo tendrá en cuenta.
Y lo mismo puede suceder con los dos filmes rumanos: “Tuesday, After Christmas”, de Radu Muntean, y “Aurora”, de Cristi Puiu, son claras muestras de que “la nueva ola” de ese país no sólo sigue existiendo, sino que son innegables los puntos de contacto entre los filmes de sus directores.
Empecemos por el filme de Muntean. Como casi todos su contemporáneos, el director de “Boogie” filma largos planos secuencias con escenas que son aparentemente banales, pero con las que va construyendo drama y suspenso a cuentagotas hasta llegar a finales explosivos. Aquí la esfera es íntima: es la historia de un hombre casado y con una hija, que tiene una amante, y parece vivir a gusto en esos dos mundos paralelos. Pero lo cierto es que pese a su calma aparente, en algún momento la situación explotará y deberá tomar una decisión para evitarlo.
Si bien la trama puede no ser original, la forma en la que Muntean plantea las relaciones entre estos personajes deja en claro que hay un intento por bucear en las raíces más complejas del conflicto. Aquí no hay héroes ni villanos, vencedores ni vencidos, y si bien uno puede juzgar a los personajes por lo que hacen (o dejan de hacer), la película en todo momento los muestra como seres complejos, con miedos, dudas, inseguridades y confusiones hasta llegar a un final de gran intensidad emocional.
Del director de la que acaso sea la mejor de todas las películas rumanas contemporáneas, “La noche del Sr. Lazarescu”, Cristi Puiu, llegó “Aurora”, otro filme de tres horas y segunda parte de una serie de películas en las que el realizador analiza la vida en los márgenes de Bucarest. Si bien no es tan lograda como su opera prima, este denso retrato de un hombre solitario y huraño que, tras sufrir algunos reveses en su vida personal y laboral, decide tomar “cartas en el asunto” al comprar un rifle, funciona con el mismo sistema narrativo: un lento crescendo dramático, un final que impacta sin golpes bajos (éste se parece bastante al de “Police, Adjective”) y un punto de vista distanciado, que jamás juzga las acciones de sus personajes, por más perturbados que estén.
Ante la prensa, Puiu comentó que parte de su inspiración viene de influencias literarias y citó a Borges y a Sabato (además de los más previsibles Camus y Dostoyevsky) como referencias claras para esta película, otra indudable candidata de la sección.
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