Muchas producciones del mundo se presentan por un lugar en la competencia por la Palma de Oro. Pocas lo logran. Menos aún en el mundo del cortometraje. Miles y miles de cortos llegan a manos de los programadores de Cannes y ellos eligen sólo nueve para la competencia. Las posibilidades son ínfimas. Y más para alguien que está haciendo su primer filme.
Ese es el caso de Mónica Lairana, la única argentina en la pelea por la Palma de Oro, que se entrega hoy en Cannes. La actriz de “El Cielito” y la obra “Agosto”, entre otros trabajos, presentó el primer corto que hizo en su vida, “Rosa”, protagonizado por Norma Argentina, y… quedó en la competencia.
“Se ve que les gustó”, dice ella, con humildad. A los 37 años, no es una recién llegada al cine, pero sí es la primera vez que dirige un filme. “Hace mucho tiempo que tenía ganas de hacerlo, pero no se daba -dice-. Fui asistente, trabajé en producción, escribí varios guiones y trabajo como actriz, pero es el primero que presento”.
El filme, que estuvo en el Bafici y se verá en la Argentina como parte de “Historias breves VII”, se centra en unos días en la vida de un mujer sola “de cincuenta y pico”, dice. “La imagen con la que arranqué era la de una mujer con la cara aplastada por la almohada. Quería mostrar qué hace una mujer viuda de esa edad, con hijos grandes y sin amigos; una mujer que la sociedad considera no deseable, que no sirve. Me interesaba hablar de la violencia del cuerpo, de cómo se considera no bello a alguien de más de treinta y pico. Hablé con mujeres acerca de cómo llevar la soledad y la sexualidad a esa edad”.
Cuatro días de rodaje, un par de locaciones y el filme está en Cannes. “Siempre que actuaba en cine, me intrigaba el detrás de cámara, preguntaba todo, tengo una relación cálida con los directores con los que trabajé –cuenta-. Y así fui aprendiendo.” En pareja con un cineasta (Paulo Pécora, también periodista de cine), Lairana asegura que quiere “seguir explorando como directora” más allá de sus trabajos como actriz.
Otro argentino que compite por un premio, el de Cinefondation (competencia de escuelas de cine) es Benjamín Naishtat, un ex “Historias breves”, estudiante de la FUC, que está haciendo una maestría en Francia. Su corto se llama “El juego”.
“El punto de partida es una especie de juego de guerra del tipo que ciertas empresas llevan a sus empleados a jugar para que todos se conozcan. Están en una selva inundada y la cosa se va disgregando cuando uno de los jugadores quiere desentenderse de la situación”.
Naishtat dice que el filme “intenta describir cierta tensión (social, política) que se vive en la Argentina de hoy”. “El juego” se rodó en el Delta, se terminó “hace diez semanas” y ya está aquí. “Es bastante milagroso –dice-. Todo pasó muy rápido. Espero que sirva para lograr una buena difusión del corto y, eventualmente, para facilitar los próximos proyectos.”
También Gonzalo Tobal, con “Cinthia todavía tiene las llaves”, compitió en la Semana de la Crítica, que ya entregó sus premios y el ganador fue un corto danés.
(Aclaración: la nota fue escrita antes de los premios de Cinefondation y por cuestiones de horarios de cierre, salió hoy como si los premios todavía no se hubieran dado. Pero sí, se dieron, y el de Naishtat no ganó)
Ese es el caso de Mónica Lairana, la única argentina en la pelea por la Palma de Oro, que se entrega hoy en Cannes. La actriz de “El Cielito” y la obra “Agosto”, entre otros trabajos, presentó el primer corto que hizo en su vida, “Rosa”, protagonizado por Norma Argentina, y… quedó en la competencia.
“Se ve que les gustó”, dice ella, con humildad. A los 37 años, no es una recién llegada al cine, pero sí es la primera vez que dirige un filme. “Hace mucho tiempo que tenía ganas de hacerlo, pero no se daba -dice-. Fui asistente, trabajé en producción, escribí varios guiones y trabajo como actriz, pero es el primero que presento”.
El filme, que estuvo en el Bafici y se verá en la Argentina como parte de “Historias breves VII”, se centra en unos días en la vida de un mujer sola “de cincuenta y pico”, dice. “La imagen con la que arranqué era la de una mujer con la cara aplastada por la almohada. Quería mostrar qué hace una mujer viuda de esa edad, con hijos grandes y sin amigos; una mujer que la sociedad considera no deseable, que no sirve. Me interesaba hablar de la violencia del cuerpo, de cómo se considera no bello a alguien de más de treinta y pico. Hablé con mujeres acerca de cómo llevar la soledad y la sexualidad a esa edad”.
Cuatro días de rodaje, un par de locaciones y el filme está en Cannes. “Siempre que actuaba en cine, me intrigaba el detrás de cámara, preguntaba todo, tengo una relación cálida con los directores con los que trabajé –cuenta-. Y así fui aprendiendo.” En pareja con un cineasta (Paulo Pécora, también periodista de cine), Lairana asegura que quiere “seguir explorando como directora” más allá de sus trabajos como actriz.
Otro argentino que compite por un premio, el de Cinefondation (competencia de escuelas de cine) es Benjamín Naishtat, un ex “Historias breves”, estudiante de la FUC, que está haciendo una maestría en Francia. Su corto se llama “El juego”.
“El punto de partida es una especie de juego de guerra del tipo que ciertas empresas llevan a sus empleados a jugar para que todos se conozcan. Están en una selva inundada y la cosa se va disgregando cuando uno de los jugadores quiere desentenderse de la situación”.
Naishtat dice que el filme “intenta describir cierta tensión (social, política) que se vive en la Argentina de hoy”. “El juego” se rodó en el Delta, se terminó “hace diez semanas” y ya está aquí. “Es bastante milagroso –dice-. Todo pasó muy rápido. Espero que sirva para lograr una buena difusión del corto y, eventualmente, para facilitar los próximos proyectos.”
También Gonzalo Tobal, con “Cinthia todavía tiene las llaves”, compitió en la Semana de la Crítica, que ya entregó sus premios y el ganador fue un corto danés.
(Aclaración: la nota fue escrita antes de los premios de Cinefondation y por cuestiones de horarios de cierre, salió hoy como si los premios todavía no se hubieran dado. Pero sí, se dieron, y el de Naishtat no ganó)
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