"Los aeropuertos están operacionales", me aseguran que aseguran en la aerolínea, así que allí vamos, nubes de ceniza volcánica o no, rumbo a Cannes. Es mi séptimo festival en 14 años -si no cuento mal- y ya a esta altura, si bien voy año de por medio, lo puedo considerar como el festival en el que me siento más a gusto, en el que sé para donde moverme, cómo manejarme, tiempos y lugares.
Si bien cuando fui por primera vez, en 1997, internet estaba empezando y había que faxear las notas y hacer fila para eso o para hablar por teléfono (no viajábamos con celulares, obvio), y hoy viajo con netbook, wifi, Flip Cam y Blackberry -lo cual debería, calculo, facilitar las tareas-, siento que en lo esencial el festival no se ha modificado demasiado. Veremos al llegar si es que algo cambió.
Respecto a la cobertura, como siempre, trataré de combinar la voracidad cinéfila y el trabajo para el diario --escritura, entrevistas, películas que preferiría no ver-- con la mayor actualización posible del blog. Y también comer y dormir, de vez en cuando. De cualquier manera, una versión resumida y breve a la que seguro recurriré cuando tenga poco tiempo será el Twitter.
Aclaro, no cometeré el tentador error de hacer críticas ni descalificaciones temerarias en 140 caracteres, pero la idea es poder mantener informados a los lectores del blog con más asiduidad de lo que lo haría escribiendo aquí.
Así que para seguir Micropsia por Twitter los vuelvo a invitar a "seguir" (o "follow", si tienen la versión en inglés) a @dlerer (así funcionan las cosas en Twitter para los que no lo conocen).
Así que, allí vamos.
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