Además de ser el título de una famosa canción de The Clash, es la pregunta que uno se hace en probablemente la mitad de las películas que ve en Berlín. Se sabe que en los festivales uno evita perder tiempo en películas que, digamos, a la media hora (algunos lo hacen a los 15 minutos) demuestran ser poco o nada interesantes. Pero el debate interno respecto a irse o quedarse no es tan sencillo. ¿Cuánto es suficiente para darse cuenta que una película no vale la pena? ¿Uno puede luego escribir, crìticamente, sobre una película que no vio completa? ¿Tiene sentido perder, digamos, 100 minutos en una película floja cuando uno podría irse a ver otra, acaso mejor?
Es una cuestión que yo, al menos, con 15 años de festivales encima no logró resolver satisfactoriamente. Hay colegas que se quedan siempre, en todo, hasta el final. Hay otros que se van a los diez minutos cuando algo pinta mal. Hay quienes sólo escriben de cosas que ven completas o bastante completas. Hay quienes pueden escribir con esos diez o quince minutos que vieron. Yo no logro decidirme, aunque tengo algunas reglas internas más o menos claras, que trato de respetar.
Una vez leí a alguien que reflexionaba sobre este tema y usaba como ejemplo la expresión de un crítico de restaurantes. Decía que uno no tenía que comer entero un plato de pastas para darse cuenta de que es malo (o bueno) y que lo mismo se debería hacer con el cine. Es cierto que uno no puede comparar ambas tareas: un plato de comida no cambiará pese a que lo sigamos comiendo hasta el final mientras que una película puede mejorar (o empeorar) con el correr de los minutos.
Hay quienes creen --y yo estoy bastante de acuerdo-- con que uno sabe si está "en buenas manos" sólo con ver unos minutos de una película. Y lo opuesto también. Con ver tres planos de la remake de "Simplemente sangre" de Zhang Yimou era consciente de que el asunto mucho no podía mejorar. Era pésima, muy mala o mala, en el mejor de los casos. De cualquier manera, me quedé más de una hora tolerándola hasta estar convencido de que era irreversible y poder escribir sobre ella con cierto grado de conocimiento de causa.
Para mí, esa es una clave. Si tengo que escribir sobre una película --me refiero a breves informes desde festivales, no una crítica propiamente dicha, ya que en esos casos veo siempre todo hasta el final--, me quedo lo más posible. Aún notando, a los diez minutos, que el asunto es insoportable. Trato de ver siempre más de la mitad de su metraje, como si tuviera que convencerme de que si una película es mala durante, digamos, el 51% del tiempo, ya puedo irme con el derecho a decirlo. Antes, me parece prematuro.
Eso no quiere decir que no me retire de películas rápidamente. Hoy vi una película húngara del Forum, de 110 minutos (Biblioteque Pascal se llama, no llegué a enterarme porqué) y toleré algo así como 45, 50 minutos. Más de lo que debería. Si bien su primera escena no está mal, después de los títulos todo se desbarranca con un carnavalesco espíritu "kusturico/subielero" que mi estómago encuentra intolerable. Pero no era una película de competencia, no había que escribir al respecto, no hacía falta comprobar nada más.
Son reglas que me autoimpongo aún en festivales como éste, donde sobran las películas intrascendentes, como la comedia noruega en competencia del lunes o, bueno, tantas otras. Tal vez sea una forma de autocastigo, no se, pero no me puedo ir hasta haber esperado "todo lo posible" para que una película mejore. De hecho, tendría que hacerlo también con las que me parecen buenas: huir de ellas antes de que empiecen a irse al carajo...
2 comentarios:
de acuerdo con usted,dl.
saludos respetuosos.
rp
Para mí si vas a escribir sobre una película, aunque sea algo muy corto, la tenés que ver entera. Lo contrario me parece poco profesional e irrespetuso, con la gente que hizo la película y con los que leen la nota.
Abrazo.
Quielo
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