12.11.09

Festival de Mar del Plata: más películas


Estoy dejando para el final -todavía tengo algunos DVDs que me faltan ver- las críticas de las películas de las tres competencias, si bien varias ya salieron publicadas en Clarín. Aquí agrego breves reseñas de otras películas que fui viendo y sobre las que no había escrito todavía.

Ricky, de Francois Ozon (6) Difícil de entrarle a este filme del director de Bajo la arena. Arranca como un drama realista sobre una mujer operaria de una fábrica que tiene una hija e inicia una relación con un colega (Sergi Lopez). La pareja tendrá un hijo. Y el hijo, bueno, dejemos la sorpresa para los espectadores con imaginación. No tengan verguenza de reírse con lo que pasa: Ozon asume que bordea con el ridículo y juega con esos límites. No creo que le salga del todo bien, pero se le agradece el riesgo. Prefiero Tobi, el niño con alas, una película española de los '70 que me dejó el recuerdo imborrable del pequeño diciendo: "Ay, mami, que me pica, que me pica..."

Eden al Oeste, de Costa-Gavras
(4) Esta especie de Forrest Gump de los inmigrantes ilegales a la Unión Europea podría haber sido divertida si el director de Z tuviese un mínimo timing para la comedia. Pero no lo tiene. Y las situaciones casi nunca son absurdas-divertidas: son absurdas y punto. Una concatenación eterna de pavadas.

Taking Woodstock, de Ang Lee
(5) No entiendo tampoco muy bien qué quiso hacer Ang Lee en esta película. Un director que me encantaba y que parece haber perdido el rumbo, cuenta aquí la historia del "coming out" (en más de un sentido) de un joven judío que se involucra medio por casualidad en la organización del Festival de Woodstock. El filme intenta ser varias cosas a la vez --una celebración de la época, una película sobre choques culturales, una comedia de enredos, un filme personal--, pero ninguna de esas cosas están del todo logradas. Tampoco es un musical, y si bien se aprecia el gesto de contar Woodstock sin mostrar shows (y con muy pocas canciones en su banda sonora), "el detrás de la escena" tampoco convence demasiado. La escena lisérgica del "mar de gente", igualmente, es genial.

Agrarian Utopia, de Uruphong Raksasad (7) "Tailandia debería haber sido una potencia del Sudeste Asiático, pero no lo es", dice un político al comienzo de Agrarian Utopia. Y luego viene la cruda realidad: la vida de un grupo de personas en el medio del campo, sobreviviendo como pueden, en una especie de "utopía", sí, pero muy distinta a la que puede pensarse en términos de acción política. Un documental de contemplación, antropológico, político y muy sugerente. Un poco largo, es cierto, con sus dos horas de duración.

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