21.9.09

Toronto Film Festival 2009 - Días 7 al 11 (Tercera Parte)


THE BAD LIEUTENANT: PORT OF CALL NEW ORLEANS, de Werner Herzog (8) No me defino si se trata de una gran película o una de esas “es tan mala que es buena”. No se si son o se hacen, no me termino de dar cuenta cuán consciente eran Nicolas Cage y Herzog de que estaban haciendo una comedia bizarrísima. No importa, no es hora de juzgar las intenciones. Los resultados –disparatados, delirantes, muy entretenidos-- son increíbles, aunque el filme tenga poco y nada que ver con el de Abel Ferrara. El combo Herzog/Cage es perfecto y ambos llevan hasta el final la historia de este policía corrupto e irredimible, drogón y corrupto, que termina metiéndose en mil problemas en una Nueva Orléans post Katrina. Cuando Cage se pasa de pasta base o crack y pierde por completo la chapa, es algo que hay que ver para creer. La trama es, claro, lo de menos. Sirve, simplemente, para ir avanzando con la dupla actor y director y ver hasta donde son capaces de llegar. Mucho, bastante. Demasiado, seguramente, si se la piensa en términos comerciales. Pero los necesarios como para que la película salga de la norma. Bah, de todas las normas. Para Cage, es casi como volver a “Wild at Heart”, pero en clave autoparódica.

MY SON, MY SON, WHAT HAVE YE DONE, de Werner Herzog (5) Lamentablemente la segunda película de Herzog de este año, la que produjo David Lynch, no está a la altura de su creador ni tampoco de la paralela “The Bad Lieutenant”. Mal narrada, mal actuada, con una historia que hace huecos por todos lados y que se desinfla sola, Herzog intenta jugar en el terreno de Lynch y casi nunca le sale bien. Es una historia enrevesada para resumirla, pero digamos que trata de un hombre que mata a su madre y luego, el filme se divide en dos tiempos: el operativo policial para detenerlo (dice tener dos rehenes en su casa) y los “flashbacks” al pasado reciente para ver cómo llegó a convertirse en un monstruo. Hay escenas y situaciones increíbles (la de Michael Shannon, Brad Dourif y un enano mirando a cámara por un minuto en el medio de la nieve es genial), pero todo el asunto huele a que algo terminó mal en este proyecto.

VIDEOCRACY, de Erik Gandini (5) Del club “malas películas que hacen bien”, este filme italiano que denuncia el poder de la televisión italiana y que habla de Berlusconi como jefe de la TV privada y estatal, y muestra una serie de increíbles personajes ligados al tema, impresiona a partir de lo que cuenta, algo que podría calificarse como una versión aún más extrema de lo que sucede con las relaciones entre farándula y poder en la Argentina. El problema es que la película es simplona y didáctica, tiene una voz en off insoportable, y todo el acceso al mundo íntimo de la gente cercana a Berlusconi que tiene el director, lo usa de una manera a lo “Caiga quien caiga”, manejando a través del montaje y manipulando los personajes para hacerlos quedar como quiere. Seguramente serán vergonzantes y temibles, pero debería haber métodos más válidos para desenmascararlos.

SAMSON & DELILAH, de Warwick Thornton (5) Sin ser brillante, empieza bastante bien esta película acerca de dos adolescentes aborígenes de Australia, que viven en la extrama pobreza. Ella cuida a su abuela y él, bueno, no hace más que pelearse con el hermano, que tiene una banda musical que no para de tocar todo el día e inhalar gasolina en una lata o en una botella. Es casi como una comedia muda (él no habla, ella muy poco), con los dos acercándose de a poco y, al menos para la abuela de ella, finalmente casarse tras que Sanson tira el colchón en el patio de la casa de Delilah. Pero la abuela muere y a ella la acusan de no haberla cuidado bien. Y en ese momento, él no tiene mejor idea que pegarle con una enorme rama de árbol a su hermano músico. Así que los terminan matando a golpes a ambos y tienen que huir. La cuestión se hará todavía más densa en la ruta, pero conviene no adelantar más. Si bien la “comedia” no me parecía perfecta, era ligera, amable y simpática. Cuando pasa a convertirse en una denuncia condescendiente, acumulando tragedias y situaciones espantosas pero siempre con imágenes perfectas y música adecuada, la película va perdiendo la línea. De cualquier manera, Thornton cuida en general algunas cosas (el punto de vista, el fuera de campo) que permite que la película no sea tan golpe bajo como podría haberlo sido.

POLICE, ADJECTIVE, de Corneliu Poremboiu (8) Si bien es otra de las películas a la que la carga de expectativas le puede jugar en contra (siempre estuvo entre las mejores de Cannes en la votación de los críticos amigos que allí estuvieron), la nueva película del director de “12:08, al Este de Bucarest” es una suerte de seco policial de procedimientos, en los que se sigue durante unos días a un detective persiguiendo la pista de un joven, posible traficante de drogas. Es un trabajo muy rutinario: seguirlo, mirarlo, tomar notas, usar a un amigo del chico como “espía”. Y la película hace convivir este proceso policial --más burocrático que de acción, en realidad-- con una serie de dilemas personales y, si se quiere, semiológicos, con los que convive el protagonista, cuyo problema principal es que no quiere agarrar a su perseguido por posesión, sino por venta y distribución. Antes de llegar a eso hay desde una discusión con su mujer por la letra de una canción, o por cómo se escribe la palabra, a una larga escena final donde la idea de la interpretación (lo verbal, lo escrito, la diferencia entre la conciencia y la ley) se hará cuerpo cerrando las complejas ideas que trata el filme. Me quedé al final con la duda si “la interpretación” del jefe de policía no terminaba siendo la más “lógica” para las circunstancias y, así, la película se estaría convirtiendo en una defensa del accionar policial siempre que esté bajo el marco de la ley. Y eso, finalmente, no tiene nada de malo. Por más que en este caso no nos guste la decisión de las autoridades (de perseguir al chico igual y encarcelarlo, aunque sea por tenencia), la idea de que la acción policial siempre deba esta supeditada al marco de la Ley –y no a la conciencia, que puede llevar al ejecutor a cualquier lado, especialmente a un policía-- es un gran ejemplo. Y Porumboiu, un gran director que se las arregla para combinar tensión, drama, comedia y, casi, un debate propio de una mesa de Mariano Grondona...

2 comentarios:

Manu Yañez dijo...

¡¡Gracias por la generosísima cobertura Diego!!
Estoy de acuerdo contigo en casi todo (aunque Lourdes no me parece tan grande y Vincere se me antoja, a falta de confirmación, una auténtica masterpiece, jeje). Lo incontestable es que Accident es la sorpresa del año.
Fuerte abrazo!
Manu

Josefina Sartora dijo...

Excelente cobertura. Quedamos a la espera de que algunas de tantas buenas película lleguen hasta aquí. (Sergio Wolf ¿estás allí?)
Gracias Diego.
Josefina Sartora