Olvídense de la entrada anterior, escrita de apuro en la sala de prensa sólo para tapar la larga ausencia de un viaje complicado y con sus conflictos "de valijas". Ya tengo la valija en el hotel, todo funciona más o menos bien, y es hora de hablar un poco de cine.
Antes, el festival. Para todos aquellos que estamos acostumbrados a organizarnos en un festival mediante una competencia, Toronto nos resulta caótico. Todas las secciones tienen algo que ofrecer, todas superponen sus funciones, todas tienen sus estrenos y sus clásicos, todas compiten por atención. Hay que armarse la grilla como uno pueda...
En función del tiempo y con la clara intención de evitar "Creation", la película de Jon "nunca hice nada bueno" Amiel, el día se dividió en tres proyecciones. La primera la adelanté un poco en el post anterior y mi opinión no ha cambiado mucho. "Jennifer's Body", de Karyn Kusama (5) con guión de Diablo Cody, y Megan Fox como protagonista, tiene algunos momentos graciosos, otros de cierto contenido erótico, pero es mucho menos de lo que promete el trailer, la promoción y la combinación de nombres. Cody mete sus chascarrillos, Fox es bellísima por donde se la mire (y apenas una pasable actriz) y Kusama no sabe mucho cómo contar una historia de terror con tono satírico. Así, se va el asunto. Tal vez, motivados por la escultural Fox y sus besos lésbicos con Amanda Syefried, haya cierto público dispuesto a ver la película. Pero nada nuevo ni muy original hay por aquí.
Siguiendo con la teoría de las expectativas, me acerqué a ver una hora de "Bright Star", de Jane Campion (6), entre una función y otra. Pensé que con una hora me alcanzaría para tener una idea ya que muchos de los que la comentaron desde Cannes no me hablaron bien de ella. Pero debo confesar de que, al tener que salir de la proyección para ir a la función siguiente, me daban ganas de quedarme. Y no porque fuera una gran película, pero Jane Campion se las arregla para contar estas historias de amores del siglo XIX (como lo hizo con "Retrato de una dama") con bastante elegancia y discreción, sin caer mucho en lo ampuloso ni en el qualité. No es una gran película esta historia de amor centrada en el poeta John Keats, pero la hora que vi me dejó con ganas de seguirla.
Especialmente porque me fui para ver "The Men Who Stare at Goats", de Grant Heslov (6) reciente estreno en Venecia, y película que venía precedida de un muy divertido trailer y amables críticas. Digamos que el filme, centrado en dos historias paralelas, ambas ligadas a un grupo neohippie que intenta cambiar las tácticas militares incluyendo lo paranormal, el "amor y paz" y ciertos conceptos "jedi" de la vida, se centra en un solo chiste que es gracioso, como mucho, durante media hora. Y después, no hay mucho más. George Clooney sostiene una parte de la película a base de carisma, Jeff Bridges es una versión avejentada de Lebowski y, por un rato, causa gracia ver a Ewan McGregor hablando sobre "jedis" como si no fuera el mismísimo Obi Wan Kenobi. Pero la gracia se va disipando y la película se queda, literalmente, sin pilas, sin energía, sin nada nuevo para agregar...
Luego, las galas y la fiesta de apertura. Mañana, 9 a.m., "A Serious Man", de los hermanos Coen. Ya les contaré....
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