12.10.09
Diario de Rio de Janeiro - "The White Ribbon", de Michael Haneke
"The White Ribbon" es una película de tesis. O, menos que eso, una película que intenta probar algún tipo de lugar común. Digamos: "La violencia engendra violencia". O bien: "Cría cuervos y te sacarán los ojos". O varias otras frases en ese sentido. Es cierto: la película no pretende ser otra cosa que una gran parábola. Básica, sencilla, educativa. Algo que queda claro desde la voz en off --curiosa, que no respeta muy bien el punto de vista pero tampoco es omnisciente-- de uno de los protagonistas de la historia.
La película es un cronograma, un mapa, un juego de mesa. Por aquí están el cura, el doctor, el profesor, el barón, el administrador. Por allí, la partera, la familia de obreros, las nanas y mucamas, las esposas. Y, alrededor, dando vueltas, los niños. Pequeños, no tan pequeños, casi adolescentes. Una serie de incidentes, algunos menores, otros no tanto, ponen "la tranquilidad" del lugar en riesgo: el caballo del doctor cae en una trampa y el doctor queda seriamente lastimado; el hijo del barón y el de la partera son molestados; se quema un establo; una cosecha es destrozada. Y asi...
Un blanco y negro que imagino es impecable (la copia que vi no era la original) para mostrar un "impecable" pueblo ultrapuritano de algún lugar de Alemania en un año que, sabremos después, es 1913. Todo está filmado clínicamente, como un estudio en imágenes sobre Dreyer y Bergman armado por un severo profesor universitario. Armar el mapa entero de personajes sería agotador, pero cada uno presenta su conflicto casi calcado: humillaciones, perturbaciones, celos personales y sociales, pérdidas. Los "accidentes" pueden suceder por varios de esos motivos y varios pueden ser los autores: las broncas y fastidios son tantas que, finalmente, no importa. De hecho, tampoco le importa a Haneke, que decide no construir suspenso en el relato --una frase del narrador, al principio, deja más o menos en claro el "misterio"-- sino contarlo como "cautionary tale".
¿De qué? Bueno, ya se ha dicho, de los orígenes del nazismo, por un lado, y del tema favorito de Haneke: las graves consecuencias de ser burgués, de no pensar en el prójimo, de comportarse como se comportan los personajes de sus películas. "Funny Games","Caché" y esta "White Ribbon" tienen la misma trama: adultos con poder (económico o político) que están siendo castigados y maltratados por razones que parecen desconocer, pero que son evidentes para nosotros: por ser quienes son. Como en "Caché" las razones pueden ser tanto sociológicas como psicológicas: alguien se está vengando y las causas hay que rastrearlas en las humillaciones de la infancia. Al igual que "Caché", el misterio no termina de resolverse porque, según la tesis de Haneke, la situación social que la generó todavía sigue vigente. Siempre habrá cámaras filmando acusatoriamente a Daniel Auteuil. Siempre habrá víctimas en el pueblito de "White Ribbon" en tanto las estructuras de poder que las generan permanezcan.
Ese ajedrez dramático que es el filme tiene algunas jugadas que me interesan. Por razones de trama, a Haneke no le queda otra que no mostrar la mayoría de los "sucesos misteriosos", por lo que nos ahorra unas cuantas torturas gráficas como las de "Funny Games". Ese uso del "fuera de campo" --y la fotografía lustrosa y el relato de época, etc-- fue criticado por algunos como una forma del director austríaco de ganarse los favores del jurado de Cannes y llevarse así el Gran Premio --cosa que logró-- sin espantar a ninguno de los votantes.
Pero ese cuidado no me molesta, ni creo que sea una gran diferencia con lo que hacía antes. Si se la compara con "Anticristo" --un filme con el que tiene bastantes puntos en común-- se podría decir que es un filme "de qualité", armadito para el gusto promedio. Pero hace rato que Haneke juega en el bando del "gusto promedio". No veo nada en "Caché" o "La profesora de piano" que pueda shockear al público de mediana edad y buen gusto que se ha convertido en uno de los pocos que, al menos en la Argentina, sigue yendo a ver "cine de autor europeo prestigioso". El filme tiene el suficiente grado de crueldad como para ser catalogado, como diría algún espectador, como "una película fuerte", al mostrar torturas (psicológicas y de las otras), abusos sexuales y agresiones verbales.
No termino de comprender del todo el grado de interés que despiertan las películas de Haneke. Tampoco me da para odiar su cine. Recuerdo que, en su momento, "Funny Games" me impactó fuertemente. Eran otros tiempos y yo me dejaba impresionar más fácilmente por ciertas provocaciones y juegos perversos. Igual, sigo creyendo que esa película funcionaba porque no engañaba, porque jugaba dentro de las reglas de su género, sólo que llevando la crueldad inherente a los filmes de suspenso hacia límites insospechados. En "The White Ribbon" no hay desparpajo ni tampoco una mirada incisiva, un punto de vista original ni complejidades psicológicas. Tiene cosas de Bergman y Dreyer y su escenario recuerda a las aldeas de peregrinos puritanos de los Estados Unidos del siglo pasado, pero todo está procesado para generar un sentido banal y unívoco, con un misterio no resuelto que es falso y engañoso.
La lección del profesor Haneke me hizo, sí, entrar a Wikipedia a buscar algunos datos sobre el Imperio Austrohúngaro y sobre el inicio de la Primera Guerra Mundial. No creo que su intención haya sido sólo esa, pero a mí no me motivó nada más.
Shyamalan ya lo hizo. Y mejor.
Etiquetas:
Cine,
Diario,
Festival de Río,
Festivales,
Michael Haneke,
Río de Janeiro,
The White Ribbon
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario