10.10.09

Diario de Rio de Janeiro - Parte 2


Ya resignado a ver pocas películas, el domingo me dediqué a recorrer un poco la ciudad. A las 4 de la tarde me habían invitado a un evento del festival que consistía en mostrar una película en una favela. Se imaginarán que "el turismo de la pobreza" es una entidad que me resulta deplorable y la sola idea de ir adentro de un bus con una serie de periodistas europeos a ver una función de este tipo y luego volver, imagino, casi sin salir del bus, era cercano a una pesadilla. Pero reconozco que me vi obligado a aceptar el convite: me habían invitado al festival, no había visto una sola película y me pareció que era un gesto un poco grosero de mi parte rechazar también esta invitación.

Pero la suerte estuvo conmigo, se largo a llover y "el paseo" se canceló. Y de paso se canceló también una cena posterior. Obviamente sacar entradas para ver películas en el día era una tarea imposible, ya era tarde para ir a la videoteca del Pavillion del festival (que está muy bien puesto, pero queda en el centro de la ciudad, a casi media hora de micro del hotel) y la opción volvía a ser el turismo.

Ya a la vuelta, y acaso con cierta culpa por no haber visto ninguna película, me puse a ver una que había traído de casa y que estaba programada en el festival: una forma curiosa, y cada vez más habitual, que tenemos muchos de hacer un festival paralelo gracias al download y a los DVDs y screeners. Vi "Away We Go", de Sam Mendes, basada en una historia de Dave Eggers y su esposa Vendela Vida. No voy a decir que me decepcionó porque nunca espero mucho de una película de Mendes, pero sí esperaba un poco más del escritor de una de mis novelas favoritas de los últimos años, "A Heartbreaking Work of Staggering Genius".

"Away We Go" cuenta la historia de una pareja (los simpáticos John Krasinski y Maya Rudolph) que, al quedar embarazados, empiezan una recorrida por los Estados Unidos y Canadá en una especie de "casting" para elegir en que lugar vivir. A algunas ciudades irán por cuestiones laborales y a otras --la mayoría-- porque allí viven familiares y/o amigos. El tour será una especie de freak road show en el que la pareja irá viendo lo imbéciles, perdidos, confundidos y desesperados que están sus conocidos. Salvo excepciones, se podría decir que uno es más patético que el otro.

No termino de entender el sentido de la película. La pareja protagónica es carismática y agradable, pero el recorrido es una cadena de banalidades, una serie de viñetas ridículas que llegan al colmo del mal gusto y la mala leche con el encuentro que tienen con Maggie Gyllenhaal y su marido. ¿Ver el estado semipsicótico, autista, frustrado de todos los demás servirá para que la pareja consolide su relación? ¿O para que el espectador se sienta a la par de ellos y mejor que el resto de los tarados que pululan por la pantalla?

Las canciones de Alexi Murdoch --bonitas, pero casi calcadas de Nick Drake-- tienen cierto encanto, pero la película es un viaje a ninguna parte. Esperemos que el combo Eggers-Jonze en "Where the Wild Things Are" sea mejor que el de Eggers y Mendes, director cuyo manejo de los tonos de la "comedia irónica" (por llamarla de alguna manera) va empeorando desde "American Beauty", película similar en ciertos aspectos pero que --a la distancia-- parece el colmo del refinamiento.

El lunes volví al turismo hasta las 4 de la tarde, hora en la que llegué al cine de Botafogo para ver "The White Ribbon", la película de Michael Haneke que ganó la Palma de Oro. No quiero seguir "echando leña al fuego" porque, es cierto, la prioridad para los invitados internacionales es que vean cine brasileño, pero me topé con la película con subtítulos en portugués. Y ningún otro. Digamos que en mi caso, y calculo que en el de muchos argentinos, leer portugués no es algo tan complicado de hacer, y salvo un par de frases, no creo haberme perdido nada. Pero imagino que no sería tan fácil para un inglés, un francés o un norteamericano.

El problema mayor es otro: la película estaba en un formato digital que, apuesto, no es el original. Estuve averiguando y sé que Haneke ha presentado copias en fílmico y en digital, pero puedo apostar que no era en este formato digital, cuyo evidente pixelado de la imagen dejaba ver que era algún tipo de copia en un soporte de menor calidad o mayor compresión. Leí decenas de artículos sobre la calidad de la imagen del filme y eso me deja en claro que la copia que vi no tiene nada que ver con la original.

Pero ahora me costaría entrar en un análisis largo de la película --son casi las dos de la mañana y estoy esperando la votación del Senado en la Ley de Medios--, por lo que la voy a dejar para mañana. Sólo me da para adelantar que, como también espero muy poco de Haneke (no me gusta nada de lo que hizo después de "Código Desconocido"), puedo decir que la película me interesó más de lo que esperaba. No cambia en nada la opinión que tengo del director austríaco --de hecho, la reafirma-- y el suyo es un cine que no me interesa, que funciona de manera didáctica (traduce ideas preconcebidas en imágenes que sirven como "pruebas" de algún tipo de teoría sociológica) y cruel, pero algunas cosas me resultaron intrigantes, especialmente cuestiones de la puesta en escena, como el uso del fuera de campo y las elipsis narrativas. Pero sigo con el asunto mañana...

No hay comentarios.: