14.1.10

Michael Mann vs. James Cameron: de los alcances y las formas del digital


El "versus" del título es un poco tramposo: no se trata aquí de tomar partido por uno o por otro cineasta. Al menos en mi caso, ambos se ubican en el pedestal de los grandes cineastas de las últimas tres décadas. Ambos, a su manera, han logrado combinar cine de género y de entretenimiento masivo (Cameron más masivo que Mann, obviamente) con claras obsesiones personales y películas que no traicionan jamás esos universos. A la vez, ambos han aceptado los desafíos tecnológicos planteados por la llegada del formato digital, y las han incorporado, de diferentes maneras, a sus películas. También, por su fama y reputación, se trata de dos "duros", dos tipos con pocas pulgas y no demasiada paciencia para las formas y cordialidades. Dos creadores que se han sabido ganar tanto amores como odios.

La entrevista de Scott Foundas a Mann, concedida a propósito del lanzamiento del DVD de "Enemigos públicos" (está en un post anterior a este, para los que entraron directo por aquí), me dejó pensando en las similitudes entre su cine y el de Cameron, y también en sus diferencias. Acá me voy a detener básicamente en un tema: el uso del formato digital. Hay muchos otros elementos que se pueden analizar en el cine de ambos, obviamente, pero lo que a mí me interesa ahora es entender cómo ambos han aceptado reformatearse "digitalmente" y lo han hecho de maneras muy diferentes. Uno podría incluir en este análisis a muchos otros cineastas -de David Fincher a David Lynch-, que también se han sumado al formato, pero se perdería un poco el eje de la cuestión.

Como ya escribí aquí, ENEMIGOS PUBLICOS es mi película favorita de 2009, entre las estrenadas comercialmente en la Argentina (estoy debiendo un TOP TEN de vistas en festivales, pero eso implica hacer un recorrido por catálogos y cuadernos de anotaciones que no creo estar dispuesto a hacer). Una película que la crítica recibió con frialdad, tanto mundialmente como en la Argentina. De hecho, hasta los que escriben en la revista El Amante, generalmente admiradores de Mann, la han ignorado por completo. En el Balance anual nadie la votó, ni uno, entre las mejores del año (y eso que hay votos hasta para "Transformers 2") y tampoco nadie la votó como la peor: simplemente, pasó de largo...

Leo la entrevista de Foundas casi al mismo tiempo que repaso las alabanzas que en ese mismo número de El Amante se lanzan a AVATAR, película que es considerada refundadora del cine, comparada con "El nacimiento de una nación" (sería una versión políticamente correcta de D.W. Griffith, suponemos) y la que devuelve al espectador, entre otras cosas, la felicidad, las ganas de vivir, la pasión por el cine y casi todo lo que el cine parecía no poder dar ya más.

Me encanta AVATAR y probablemente figure en mi Top Five del 2010 (sí, acá quedó desfasada de esta década, por lo cual cuando se hagan las listas en el... ¡2019! la tendremos mucho más masticada que en el resto del mundo, en el que la obviaron en las votaciones por no haber podido medir su impacto como sí podremos los afortunados argentinos...), pero me cuesta entender la enorme valoración de una película contra el ninguneo de la otra, cuando ambas proponen, de maneras diferentes, radicales cambios en la estética cinematográfica.

Mann lo viene haciendo hace varias películas, desde esa secuencia en "Ali" pasando por "Colateral" y "Miami Vice". Ha adoptado el formato digital y ha comenzado a correr riesgos con él, a tomar decisiones estéticas inusuales en su cine (puesta en escena, montaje, iluminación, etc.) con las que apuesta a generar una experiencia más "vivencial" de sus películas, acaso menos clásicamente "cinematográficas" que las anteriores pero --eso dice intentar, al menos-- más vívidas, realistas, cercanas al espectador, desafiándolos a quitarse de encima esa "distancia estética" que produce tanto el celuloide como la organización convencional de los planos en el sistema narrativo clásico de Hollywood (o modelo de representación audiovisual institucional -MRI- dominante, como lo llamaría algún académico) y asi experimentar en la pantalla grande (Mann viene de la televisión y acaso haya un intento de crear un "modelo de representación audiovisual" que combine ambos formatos).

Cameron no tiene "entre sus cejas" ese modelo de representación. Al contrario, lo abraza con fervor. Lo que sí ha hecho a partir de su uso de la tecnología digital es expandir ese modelo (otra de las interesantes contradicciones de AVATAR: usar un modelo narrativo "dominante" para narrar una historia en contra de esa dominación) para generar también una experiencia más "vivencial" del cine. La diferencia está en que allí donde uno deconstruye y desarma un sistema, el otro lo agranda y lo hace crecer.

Aquí, claro, entrará a tallar la relación de cada espectador con ese modelo narrativo/visual de puesta en escena y montaje. En mi caso, no tengo ningún inconveniente ni ideológico ni ético con el MRI (Bürch via Prividera, je!), más allá de que pueda reconocerlo y aceptarlo, o no, según la propuesta. Pero sin duda lo que hace más interesante, para mí, el cine de Michael Mann, es su intento de usar el digital tratando de crear un nuevo modelo formal en el camino, o al menos desviarse del preestablecido.


En ENEMIGOS PUBLICOS se topó con el desafío de trabajar un género establecido y clásico (un paradigma del Hollywood de los '30 y los '40) como es el cine de gángsters y se ocupó de deformarlo visualmente, destriparlo de buena parte de sus psicologismos de salón y convertirlo, casi, es una película experimental. Si no lo es del todo es porque se trata de una producción de Hollywood de 100 millones de dólares y, por otro, porque Mann no quiere sacar del todo los pies del plato: le interesa construir un sistema diferente que funcione y que sea una alternativa comercial, no quiere hacer películas donde las casas sean marcas en el piso (como "Dogville") ni se propone como un autor radical como puede serlo Harmony Korine en "Trash Humpers".

Ya conté que tuve la suerte de ver la película en un proyección digital y todavía tengo el brillo de las imágenes y el impacto del sonido en mi cabeza. Aquí no se vio así. Imagino que es lo mismo que podría pasarle a alguien que va a ver AVATAR aquí con el entusiasmo de haber leído que se trata de una revolución cinematográfica y la ve en 2D en el microcine de una distribuidora. Imagino que el impacto no será el mismo. Yo todavía no la vi en 2D, pero quiero hacerlo: ya cuando la vi en IMAX no fue lo mismo ya que la experiencia "de espectáculo de feria" que allí se tiene no guarda relación con la "diferencia" que existe al ver AVATAR 3D en una sala convencional de cine comparada con una película "normal").

Volviendo al tema. Siento que Cameron usa el digital y el 3D y el "motion capture" para recapturar un "paraíso perdido cinematográfico", la idea de un cine creador de universos completos, para envolvernos en un mundo cinematográfico autosuficiente, con sus códigos establecidos pero en dimensiones inesperadas. Nada más lejano del mundo real, digamos. Más bien una maravillosa reinfantilización del espectador (son decenas los críticos que han dicho que la película los ha hecho sentir como cuando eran niños) por la vía del impacto sensorial.

Mucho de ese impacto, hay que decirlo, se debe a la dirección de arte y al diseño de producción "setentista" de la película, la sensación de estar metido dentro de la tapa de un disco de rock progresivo (las de Yes diseñadas por Roger Dean, o tantas otras) o de esas historietas de ciencia ficción de revistas como Metal Hurlant/Heavy Metal (leer un curioso dato aquí) más que del uso de la tecnología. Es un bellísimo y vibrante show de variedades, donde mucho pasa por lo que se muestra y no tanto por cómo se lo muestra. Para explicarlo de otra manera: yo hubiese querido ver muchos más planos como el que inicia la película, con Jake Sully saliendo de su cápsula en ese espacio sin gravedad, en donde es el concepto el que prima, la idea, y no los "muñequitos" o "chiches visuales" que hay dentro del plano. En lugar del barroquismo visual de Pandora, quiero ALIENS en 3D.

Leía por ahí en El Amante que si uno dice qué cosas le gustó y qué cosas no en AVATAR es un crítico tibio que no siente pasión por el cine o por lo que hace. Entiendo la idea (creo que Porta Fouz la compara con hablar de una mujer y decir 'esto me gusta', 'esto no'), pero tal vez yo no pueda pensar de esa manera (me puedo enamorar de una película pero eso no me impide poder "analizarla" por partes) y es por eso que AVATAR me invita a desmenuzarla casi quirúrgicamente. Recuerdo que una vez me llevaron a un programa de TV a debatir sobre STAR WARS - EPISODIO I con Sebastián Tabany y él, fanático de la película, decía más o menos lo mismo que Javier: no hay nada que analizar aquí, o sos un converso o no lo sos. No sé, demasiado "fundamentalista" para mí gusto.

Entonces, allí donde AVATAR apuesta por usar las nuevas tecnologías para agrandar la fantasía renovando sus modelos clásicos, ENEMIGOS PUBLICOS prefiere usarlas para devolver esa fantasía al campo de la experiencia "real" del espectador. Uno hace una conexión "vivencial" por la vía del espectáculo envolvente, el otro lo hace por la desmitificación de esos mismos códigos. Cameron -en la contradicción central y maravillosa de su increíble película- hace una defensa apasionada por la conexión del hombre con el mundo real a partir de un universo que es absolutamente digital. Al igual que WALL-E o que cierta música electrónica, hay muchas veces mucho más "humanidad" en lo digital que en lo analógico.

Son dos películas que, en muchos sentidos, no se pueden comparar entre sí como se podría hacer entre AVATAR y "2012" (o entre ENEMIGOS PUBLICOS y, digamos, "Gomorra" o "Un profeta"). Pero en lo fundamental tienen mucho en común, aún en sus diferencias. Mann y Cameron son diferentes y apuestan a diferentes usos del digital porque uno cree en el cine como reflejo de un mundo y su experiencia mientras que el otro lo propone como una ventana a universos de imaginación insospechada. Pero la diferencia real no está en ellos, la diferencia está en uno y en cómo se maneja en esa aparente dicotomía.

4 comentarios:

Patetico Hombrecillo dijo...

Mas alla de que no comparto, aunque entiendo tu pasion por Enemigos Publicos, concuerdo que el uso que le da Mann a la estetica digital es muy interesante. De hecho, la estetica realista seudo documental y la concepcion de planos es lo que mas rescato de las tres ultimas peliculas de Mann. No es que piense que haya descuidado el guion, pero si noto una frialdad, que en lo que a mi respecta, me aleja de la historia. Sumado a interpretaciones no demasiado convincentes (Cruise en Colateral, todo el elenco de Miami Vice). La secuencia de escape de la carcel de Enemigos, el tiroteo dentro del auto de Miami, son obra de un artesano, que decide alejarse de todo tipo de convencionalismo haciendo cine de genero. Tengo gran respeto por la obra de Mann. Cameron, en cambio, toma la tecnologia, no como estetica, sino como tecnica nomas. No quiere cambiar las reglas. Es un meticuloso creador de mundos, cada vez mas artificiales. No comparto para nada la fascinacion de El Amante. Me encanto como obra de aventura y entretenimiento, los efectos son asombrosos, pero (y esto va a sonar como un pecado para muchos), a mi me hizo recordar al King Kong de Jackson, y a nivel cinematografico, me quedo con la pelicula de Peter que a la de Cameron. Fue la ausencia total de algo narrativo sustancial, lo que me falto en Avatar sumado a las interpretaciones. Y aunque no es tan superior en lo narrativo, King Kong tenia sutilezas (la tenia a Naomi Watts) que me sorprendieron, al menos.
Me gustaria saber que opinas de Paul Greengrass, sino mereceria ser comparado con Mann, ya que tienen busquedas similares a nivel estetico.
Saludos

Peacock dijo...

No estoy de acuerdo con lo de Peter Jackson, la verdad. Y cuando veas THE LOVELY BONES, de la que pensaba incluir algún concepto en este post, tal vez estés de acuerdo conmigo. Al menos en la relación entre lo digital y lo analógico, entre el mundo de fantasía y el realismo, Jackson perdió un poco la línea. CRIATURAS CELESTIALES está a años luz de THE LOVELY BONES. Me gusta igual KING KONG, pero no tiene la plasticidad de la de Cameron.

Respecto a GREENGRASS, creo que hay algo ahí, pero todavía le falta obra para confirmarlo. Tengo la impresión de que el verdadero talento ahí es CHRISTOPHER ROUSE, el montajista. GREENGRASS viene del documental y filma mucho y con varias cámaras. Y ROUSE le arma el paquete "hiper" en la edición. Y esto no está dicho sólo por mí sino por gente "con buena data" como se dice por ahí. Pero igual, crédito abierto para GREENGRASS, obviamente!

José Luis dijo...

Se estrena hoy en mi ciudad( San Rafael)Avatar, en una sala a la que juré no ir nunca más, pues se oye pésimo y tenés que tratar de adivinar lo que sucede en la pantalla por lo oscuro de la proyección, sumados la incomodidad de las butacas y la falta de aire acondicionado. Ahora bien, siendo la peli un espectaculo escencialmente cinematográfico no se que hacer, aún en pésimas condiciones por lo menos es más grande que mi tele de 20 pulgadas...Pido consejos !!!

En cuanto a The Lovely Bones nunca terminó de interesarme, tiene buenos momentos de suspenso, me sigo quedando con el cielo (e infierno)diseñado por Zanetti para
Vincent Ward. Me pereció toda la peli que no era una historia para Peter, que lo suyo pasa por otro lado, no esta mezcla de policial con más allá e imágenes bonitas. Y eso que está mi amada Rachel...

Javier Porta Fouz dijo...

Hola Diego, muy buen artículo. Interesante lo que decís de Enemigos públicos, lástima no poder verla en la proyección correcta. Esta película de Mann (que creo que tiene unas 4 o 5 películas enormes) fue mi gran decepción en 2009.
Una aclaración: a mí tampoco me gusta eso de "los conversos", no quise que se entendiera así mi texto. Ahí le aclaré a Batlle en Otroscines algunos aspectos de lo que intenté discutir.
Saludos