El Centro Cultural e Informativo de la Embajada del Japón, junto al Complejo Teatral San Martín y la Fundación Cinemateca Argentina , han organizado un ciclo denominado Grandes directores del cine japonés: clásicos y modernos, que se llevará a cabo desde el viernes 17 al sábado 1 de agosto en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avda. Corrientes 1530).
La muestra estará integrada por quince títulos emblemáticos del mejor cine japonés de todas las épocas y de grandes realizaciones de directores de la talla de Yasujiro Ozu, Mikio Naruse, Kenji Mizoguchi, Akira Kurosawa, Masaki Kobayashi, Shôhei Imamura, Takeshi Kitano y Takashi Miike, entre otros reconocidos maestros. Se verán copias nuevas en 35mm. enviadas especialmente desde Tokio por The Japan Foundation.
La agenda completa es la siguiente:
Viernes 17: Nubes flotantes
(Ukigumo; Japón, 1955)
Dirección: Mikio Naruse.
Con Hideko Takamine, Masayuki Mori, Chieko Nakakita.
Yukiko recorre las ruinas producidas por los bombardeos de Tokio en busca de Tomioka, un hombre con el que trabajó durante la guerra, cuando éste estuvo destinado en el sureste asiático. Yukiko confía en ser bien recibida por Tomioka, al que cree recientemente divorciado, pero descubre que aún sigue casado y vive con su mujer y su suegra. Sobresaltado por su visita, Tomioka deja a su familia en casa, y los amantes terminan en un hotel.
“Naruse proponía algo que es preciso calificar como moderno y que justifica la admiración que se le tributa en nuestros días. Naruse fue moderno por su extremada atención a los movimientos y pulsaciones más ínfimos de la vida. Su cámara se adhiere a cada instante del presente de sus personajes” (Jean Douchet).
“Hay que correr detrás del primer Naruse que se ponga a nuestro alcance porque es uno de esos cineastas que cambian nuestra idea del cine” (Miguel Marías).
A las 14.30, 18 y 21 horas ( 123’ ; 35mm.)
Sábado 18: Sansho, el gobernador
(Sanshô dayû; Japón, 1954)
Dirección: Kenji Mizoguchi.
Con Kinuyo Tanaka, Yoshiaki Hanayaki.
Rara vez un maestro como Mizoguchi alcanzó tal equilibrio entre belleza y violencia como el que trasunta esta historia ambientada en el siglo XI y que da cuenta de la desintegración de una familia: el padre enviado al exilio, la madre vendida como cortesana y los hijos despachados como esclavos a una provincia remota regida por un gobernador cruel.
“La película más marxista que conozco, un film afectado profundamente por Buda, sin ser budista. Para ayudar a la gente a mirar con lucidez el presente, hay que ayudarla a conseguir esa lucidez. Un film lúcido sobre el pasado, como Sansho, ayuda a descifrar el presente mucho más que un film sobre el presente sin nada que decir” (Jean-Marie Straub).
León de Plata al mejor director Mostra de Venecia 1954.
A las 14.30 y 21 horas ( 123’ ; 35mm.)
La puerta del infierno
(Jigokumon; Japón, 1953)
Dirección: Teinosuke Kinugasa.
Con Kazuo Hasegawa, Machiko Kyô, Isao Yamagata.
En el período clásico, la cinematografía japonesa tenía dos tendencias o géneros esenciales marcados con notoria claridad: el Gendai geki, que abarcaba toda clase de temas contemporáneos y el Jidai geki que, siguiendo en parte la tradición del teatro kabuki, abarca las representaciones de época, con tres subgrupos principales, denominados Chambara (exaltación del heroísmo de los samuráis), Kengeki (con espectaculares desafíos como motivo esencial) y Ninjitsu (transformación del hombre en alguno de los cuatro elementos o en bestia, sea mitológica o real). Dentro del Jidai geki se inscribe La puerta del infierno, donde se destaca sobre todo su valor épico; ese deslumbrante primer acto en el que un grupo de rebeldes ataca el Palacio Imperial e intenta apoderarse de la emperatriz, ese combate alucinante dentro de las estructuras de bambú y de las flotantes cortinas de gasa, esos invasores mostrados desde lo alto como tenaces hormigas azules; pero, sobre todo, el color con el que el artista plástico que hay en Kinugasa toma la delantera para componer alucinadamente un mundo de barbarie y estilización, un mundo que tiene ímpetu orgiástico y simetría. A fuerza de concentración, de intensidad, de estilización visual y dramática compone lo que hay que reconocer como una unidad profunda y muy misteriosa.
Grand Prix del Festival de Cannes 1954.
A las 18 horas ( 86’ ; 35mm.)
Domingo 19: La puerta del infierno
(Jigokumon; Japón, 1953)
Dirección: Teinosuke Kinugasa.
Con Kazuo Hasegawa, Machiko Kyô, Isao Yamagata.
A las 14.30 y 21 horas ( 86’ ; 35mm.)
Sansho, el gobernador
(Sanshô dayû; Japón, 1954)
Dirección: Kenji Mizoguchi.
Con Kinuyo Tanaka, Yoshiaki Hanayaki.
A las 18 horas ( 123’ ; 35mm.)
Lunes 20: La fortaleza oculta
(Kakushi Toride no san akunin; Japón, 1958)
Dirección: Akira Kurosawa.
Con Toshirô Mifune, Misa Uehara, Minoru Chiaki.
La fortaleza oculta representa en el cine japonés un equivalente al western estadounidense, una fórmula de acción y de aventura que recrea un mundo legendario y lo cristaliza en el tiempo. La historia tiene como protagonistas a un samurai y dos codiciosos campesinos que deberán escoltar a una princesa atravesando tierras enemigas.
Años después, la película de Kurosawa fue una influencia determinante para George Lucas cuando concibió La guerra de las galaxias, no sólo por el tema de la princesa protegida por sus escoltas sino porque la historia está contada a través de personajes en apariencia secundarios, que en el film de Kurosawa son los dos campesinos y en la película de Lucas los robots C3PO y R2D2.
Primer film en pantalla ancha de Kurosawa, un auténtico maestro en el uso de este formato.
Oso de Plata al mejor director en la Berlinale 1959.
A las 14.30, 18 y 21 horas ( 130’ ; 35 mm .)
Martes 21: El hombre del rickshaw
(Muhômatsu no isshô; Japón, 1958)
Dirección: Hiroshi Inagaki.
Con Toshirô Mifune, Hideko Takamine, Chishū Ryū.
Matsugoro, un pobre pero optimista conductor de rickshaw (carro para transportar personas) en el Japón del periodo Meiji, regresa a un niño lastimado llamado Toshio a su casa. Sus padres se muestran muy agradecidos. Tras la muerte del padre y muy preocupada por su hijo, la mujer le pide a Matsugoro que le ayude a educarlo como una suerte de padre adoptivo. No pasará demasiado tiempo hasta que Matsugoro se enamore en secreto de ella, aunque las diferencias de clase se interpondrán irremediablemente entre ellos. Segunda versión de la misma historia realizada por Hiroshi Inagaki, en este caso protagonizada por la súper estrella del cine nipón, Toshiro Mifune.
León de Oro de la Mostra de Venecia 1958.
A las 14.30, 18 y 21 horas ( 103’ ; 35mm.)
Miércoles 22: Harakiri
(Seppuku; Japón, 1962)
Dirección: Masaki Kobayashi.
Con Tatsuya Nakadai, Akira Ishihara.
Japón, siglo XVII. La paz entre los clanes guerreros empuja a los samuráis a la humillación y la pobreza. Para algunos, la única solución es el suicidio ritual. Un veterano samurai parece estar dispuesto a llevarlo a cabo, no sin antes vengar la muerte de su yerno, quien murió injustamente a causa del accionar de un señor feudal.
“Todas mis películas tienen que ver con la resistencia ante el poder establecido. Ese es el tema central de Harakiri. En lo personal siempre he desafiado a la autoridad. Y esto es cierto también en mi vida privada, incluido mi paso por la vida militar. (…) Por otro lado, siempre me interesó la belleza estilizada de las formas tradicionales japonesas, que para mí se abren ahora como un nuevo modo de expresión, y con este film creo que llegué al final de mi camino en busca del realismo en el cine” (Masaki Kobayashi).
Premio especial del jurado en el Festival de Cannes 1963.
A las 14.30, 18 y 21 horas ( 133’ ; 16mm.)
Jueves 23: Un hombre desaparece
(Ningen jôhatsu; Japón, 1967)
Dirección: Shôhei Imamura.
Con Yoshie Hayakawa, Shôhei Imamura, Shigeru Tsuyuguchi.
En su primer largometraje “documental”, Shohei Imamura intenta echar luz sobre un caso cada vez más habitual entre los oficinistas japoneses de los años 60, enviados a trabajar a otras ciudades y abandonando a sus familias, desapareciendo por completo. La película se centra en Tadashi Oshima, quien desaparece dejando atrás sólo una sombra de su pasado. El film intenta echar luz alrededor de esa desaparición, la relación de Oshima con su hermana, la familia de su novia, e incluso el investigador, que puede no ser quien aparenta.
“Haciéndose eco de Jean-Luc Godard, Imamura ha afirmado ‘me gustaría destruir la premisa de que el cine es ficción’: sus películas de “ficción” se basan en hechos reales y en investigaciones tan detalladas y meticulosas que le han valido la reputación de antropólogo cultural, mientras que sus ‘documentales’ –fundamentalmente Un hombre desaparece- incorporan muchas veces tantos recursos narrativos que se confunden con la más pura inventiva” (James Quandt).
A las 14.30, 18 y 21 horas ( 130’ ; 35mm.)
Viernes 24: Samurai del Shogun
(Yagyū Ichizoku no Inbo; Japón; 1978)
Dirección: Kinji Fukasaku.
Con Kinnosuke Yorozuya, Sonny Chiba, Hiroyuki Sanada, Toshiro Mifune.
Primera y casi única incursión de Fukasaku en el chambara, el film de samuráis, al que llegó con una mirada completamente nueva y revolucionaria. Contra la solemnidad y el carácter estático frecuentes en el género, Fukasaku impuso su estilo dinámico y visceral para modernizar viejo tópicos: intrigas palaciegas, traiciones y luchas por el poder. En el elenco no sólo figura algún nombre famoso para el público occidental (Mifune) sino también varios auténticos maestros de las artes marciales, como Sonny Chiba, homenajeado por Tarantino en Kill Bill. “Una audaz película de samuráis, que puede ser considerada como una de las mejores en su tipo” (Mark Pollard).
A las 14.30, 18 y 21 horas ( 130’ ; 16mm.)
Sábado 25: La condición humana – Primera parte
(Ningen no jôken; Japón, 1959)
Dirección: Masaki Kobayashi.
Con Tatsuya Nakadai, Michiyo Aratama, Sô Yamamura.
Este gigantesco drama humanista de Masaki Kobayashi es indudablemente uno de los mayores logros artísticos en la historia del cine japonés. Lanzado originalmente en tres partes, este film épico de nueve horas y media de duración se basa en la novela homónima de Junpei Gomikawa y narra el viaje de Kaji (Tatsuya Nakadai), un bien intencionado pero ingenuo joven que, durante los años de la Segunda Guerra Mundial , pasará de supervisor de un campo de trabajos forzados a soldado del Ejército Imperial y de allí a prisionero de los soviéticos. El film se revela como un crudo alegato en contra de la mentalidad militarista de una nación y, a nivel personal, como una verdadera tragedia existencial.
En esta primera parte, Kaji elude ser reclutado por el ejército nipón al ofrecer sus conocimientos de organización empresarial en la logística de la industria de la guerra. Será destinado a un remoto rincón de la Manchuria ocupada, a una mina de carbón. Allí gran parte de los trabajadores son prisioneros de guerra chinos que desarrollan su tarea en condiciones infrahumanas, tratados como si fueran animales.
A las 14.30 y 19.30 horas ( 200’ ; 35mm.)
Domingo 26: La condición humana – Segunda parte
(Ningen no jôken; Japón, 1959)
Dirección: Masaki Kobayashi.
Con Tatsuya Nakadai, Michiyo Aratama, Sô Yamamura.
En la segunda parte de La condición humana, Kaji es llamado a filas por el ejército, en evidente represalia por su actitud complaciente con los trabajadores de la mina en Manchuria. Sospechado de simpatizar con el comunismo por su sensibilidad social, no parece fácil que pueda pasar de soldado raso y sus compañeros veteranos, al igual que hacen con otros de rango inferior, le someten a diversas vejaciones. Una vez más, el humanismo de Kobayashi se trasluce en la fina psicología de los personajes el contexto en el cual se desarrolla el drama.
A las 14.30 y 19.30 horas ( 181’ ; 35mm.)
Lunes 27: La condición humana – Tercera parte
(Ningen no jôken; Japón, 1961)
Dirección: Masaki Kobayashi.
Con Tatsuya Nakadai, Michiyo Aratama, Sô Yamamura.
Tras una sangrienta batalla con los rusos, los supervivientes del ejército japonés se cuentan prácticamente con los dedos de una mano. Uno de ellos es Kaji, quien junto con varios de sus hombres piensa en el mejor modo de volver a casa. Otros soldados nipones andan dispersos por una amplia zona de Manchuria y sus actitudes son muy diversas, entre otras, la de un oficial y su pelotón, escondidos en un bosque con la delirante idea de aguardar el momento oportuno y realizar una acción importante para su país. No es la idea que tiene Kaji, cada vez más pesimista. A él le sostiene sobre todo la idea de reunirse con su esposa Michiko. Tercera y última parte de la obra magna de Masaki Kobayashi.
A las 14.30 y 19.30 horas ( 189’ ; 35mm.)
Martes 28: Fancy Dance
(Fanshî dansu; Japón, 1989)
Dirección: Masayuki Suô.
Con Masahiro Motoki, Honami Suzuki, Ken Ôsawa.
Yohei es una estrella de la música punk que, para poder heredar un templo budista, ha de hacerse monje de la orden que administra aquel recinto sagrado. Inicialmente rebelde ante un estilo de vida radicalmente distinto al que tenía en Tokio, poco a poco Yohei se va adaptando a las nuevas circunstancias. Mientras tanto, su novia trata de convencerlo para que abandone la disciplina monástica y vuelva a ser el que fue. Fancy Dance es el segundo largometraje de Masayuki Suo, realizador que lograría el mayor éxito de su carrera (incluida una remake norteamericana), a mediados de los años 90, con su comedia Shall We dance?
A las 14.30, 18 y 21 horas ( 101’ ; 35mm.)
Miércoles 29: Flores de fuego
(Hana-bi; Japón, 1997)
Dirección: Takeshi Kitano.
Con Takeshi Kitano, Kayoko Kishimoto, Ren Ôsugi.
En el séptimo largometraje de Takeshi Kitano como realizador, un policía llamado Nishi, interpretado por el propio Kitano, se enfrenta a la enfermedad terminal de su esposa, al drama de un compañero que ha quedado parapléjico en una redada y a un grupo de mafiosos que le siguen la pista. Una obra violenta y poética, terrible y bella.
“Este film resume la máxima expresión estilística y temática del director y hasta puede interpretarse como el balance y la culminación de una etapa de su obra. (…) Desearía que el cine fuera siempre tan intenso, inteligente y emotivo como el que transmiten las imágenes de Flores de fuego.” ( Gustavo J. Castagna en El Amante/Cine).
Leon de Oro en el Festival de Venecia 1999.
A las 14.30, 18 y 21 horas ( 103’ ; 35mm.)
Jueves 30: Apto para la vida
(Ningen Gôkaku; Japón; 1998)
Dirección: Kiyoshi Kurosawa.
Con Hidetoshi Nishijima, Shun Sugata, Kôji Yakusho.
Un hombre joven sale de un coma profundo en el que estuvo sumido durante diez años y descubre que ya nada es igual a su alrededor. En la tradición del mejor cine japonés, un melodrama familiar, pero esta vez sin una familia, al menos formalmente constituida. El realizador Kiyoshi Kurosawa, alejado aquí del tono fantástico de sus films más conocidos, cambia con naturalidad el registro de las escenas, pasando de una situación cómica a una dramática (o a la inversa) sin perder jamás el respeto por sus personajes.
“Como ocurre con las películas de terror y los films de yakuzas de Kiyoshi Kurosawa, Apto para la vida reutiliza y reevalúa las reglas y expectativas de géneros usualmente acartonados, al tiempo que resulta sumamente familiar para los seguidores del realizador. Y esa es precisamente la característica más destacable de un verdadero autor cinematográfico: la constante reinvención al tiempo que se mantiene una consistencia notable” (Tom Mes en Midnight Eye).
Selección del Forum del Cine Joven de Berlín 1999.
A las 14.30, 18 y 21 ( 109’ ; 35mm.)
Viernes 31 Dead or Alive
(Dead or Alive: Hanzaisha; Japón, 1999)
Dirección: Takashi Miike
Con Riki Takeuchi, Shô Aikawa, Renji Ishibashi.
“Dead or Alive forma parte del período más prolífico e imaginativo del realizador, aquel que diera origen a films como Audition, Agitator, Ichi the Killer, Visitor Q y, por supuesto, la trilogía Dead or Alive. Miike encaró este proyecto en particular como una más de sus piezas por encargo realizadas para el mercado del directo al video, es decir, con un grado de libertad impensado en films de mayor envergadura. La introducción de los personajes –mafiosos, policías, prostitutas, desclasados varios- se despliega a lo largo de seis vertiginosos minutos donde la música y las imágenes tienen un rol mucho más relevante que los escasos diálogos. (…) La serie de robos, crímenes varios y asesinatos se suceden de manera más o menos previsible, pero ahí están esas elipsis inesperadas y la aparición del dislate y el exceso en el menos esperado de los contextos. Digno heredero del Seijun Suzuki de los 60, Miike toma las cuerdas del cine de género para tensarlas, entrecruzarlas y estirarlas hasta límites irreconocibles” ( Diego Brodersen en El Amante/Cine).
A las 14.30, 18 y 21 ( 105’ ; 35mm.)
Sábado 1: Una historia en Tokio
(Tôkyô monogatari; Japón; 1953)
Dirección: Yasujiro Ozu.
Con Chishū Ryū, Chieko Higashiyama, So Yamamura.
“Si, como señala el crítico británico Donald Richie, todo el cine de Ozu ‘no tiene sino un único personaje, la familia japonesa, y un solo gran tema, su disolución’, Una historia en Tokio parece entonces un film quintaesencial en la obra del director japonés, la suma de sus preocupaciones temáticas y formales. La película comienza en la ciudad de Onomichi, un puerto cercano a Hiroshima que ‘por suerte no fue bombardeado’, según declara uno de los personajes del film. La aclaración es pertinente porque a lo largo del relato Onomichi representará los valores del Japón tradicional, en oposición con los cambios producidos en Tokio después de la Segunda Guerra Mundial. Allí en Onomichi vive el matrimonio Hirayama, una pareja de ancianos que decide viajar a la gran capital para visitar a sus hijos, a quienes no ven desde hace años. Ese descubrimiento de un nuevo mundo, que hasta entonces desconocían, los enfrentará con ciertas realidades que deberán asimilar con serena sabiduría: Tokio es una ciudad superpoblada y hostil en su progreso desenfrenado; sus hijos (un médico, una peluquera) son prácticamente unos desconocidos y lo que ellos creían que era aún una familia es apenas una sombra que se ha ido diluyendo con el implacable paso del tiempo” ( Luciano Monteagudo en Página/12).
A las 14.30, 18 y 21 horas ( 136’ ; 35mm.)
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