22.4.08
Diario (II)
La primera vez que fui a Cannes, en 1997, fue en ocasión del 50° aniversario. En ese año, mi editor entonces en "Clarín" decidió (o consiguió) mandarme al festival 72 horas antes del comienzo. No estaba acreditado, no tenía hotel ni pasajes ni nada. Y tampoco había ido nunca antes: no sabía con quien hablar, como moverme, que hacer. Lo pienso ahora y me parece una locura. Sabiendo lo que se ahora, me le hubiera cagado en la cara de risa directamente.
Pero lo cierto es que lo hice. Apareció la acreditación, por milagro. Y el pasaje. Y un distribuidor de cine me consiguió una habitación en su mismo hotel por las primeras tres noches. Un hotel cochambroso que salía más de 200 euros, creo (¿había euros entonces?), pero que no estaba lejos del Palais. Luego, me debería arreglar solo. Y las cosas fueron apareciendo: pude compartir el hotel con otra persona, hacer las notas, entrar a las películas y escribir en una época en la que no había laptops ni wi-fi ni uno se llevaba celular y con un centro de prensa con pocas y enormes computadoras todas siempre ocupadas.
Sinceramente, no recuerdo como enviaba, si por email, si por teléfono. Acaso escribía, imprimía y faxeaba. Tengo un vago recuerdo de haber hecho algo así. Pero la sola idea de esa viaje suena tortuosa. Una noche perdí o me robaron la credencial y por suerte me la rehicieron 24 horas después, pero perdí un día entero de películas. Tampoco sabía bien como conseguir entrevistas y tenía la sensación de que el festival me pasaba completamente por arriba. Igual, la experiencia la recuerdo como la más increíble de todas. Hoy, es casi como ir a un "All Inclusive Resort" en el que no caben demasiadas sorpresas: todo es previsiblemente organizado y prolijo.
De hecho, esa dura educación en las calles de Cannes me sirvió y mucho para los años posteriores. Al año siguiente, por ejemplo, tardé un día en conseguir la credencial y anduve viendo todas las películas con la credencial del año anterior, solo tapando estratégicamente el número "7" del año... Y así.
Hoy sigo sintiendo que buena parte de Cannes me pasa por arriba o por el costado. Pero no me preocupa. De hecho, dejo que pase. Todo consiste en aprender unas ciertas reglas, armar un mapa para tu aventura y dedicarte a recorrerlo. El resto del paisaje sale en las fotos.
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