21.4.08
Diario (I)
En 48 horas anuncian las películas de la sección oficial de Cannes. Muchos títulos ya se dan por descontados, tras ser adelantados por Todd McCarthy en "Variety". Pero nunca se sabe con esas cosas, siempre puede haber cambios, sorpresas. De cualquier manera, lo que McCarthy ve con decepción --él dice que sólo habrá una película norteamericana en competencia, la opera prima como director de Charlie Kaufman--, a mí no me resulta una idea para nada desagradable. Y más tomando en cuenta los títulos que estarían allí.
De entrada, tener las nuevas películas de los hermanos Dardenne, Arnaud Desplechin, Philippe Garrel, Nuri Bilge Ceylan, Jia Zhang-ke y Abbas Kiarostami suena de por sí interesante. Claro que también estarían Wim Wenders, Fernando Meirelles, Barry Levinson y otros cineastas que no agregan demasiado a esta altura. Pero de cualquier manera no parece un mal programa. Y la ausencia de UNA LLUVIA DE ESTRELLAS EN LA ALFOMBRA ROJA me asegura un pasar más tranquilo allí, con menos pérdida de tiempo en ese tipo de cosas. A excepción, claro, de Spielberg y su nueva "Indiana Jones", pero esa es una pérdida de tiempo que no me molesta en absoluto.
De lo argentino se rumorea mucho y se sabe poco. Las películas de Lisandro Alonso y Pablo Fendrik están, seguro, aunque Lisandro coquetea (o lo coquetean) con la Sección Oficial, tal vez en "Un certain regard". Y luego todos los rumores ponen y sacan de competencia a Lucrecia Martel, a Pablo Trapero y hasta algunos mencionan como candidato a Daniel Burman. A Celina Murga "todavía no le dijeron que no" (sic) y no hay que olvidar a Pablo Aguero, una especie de David Trezeguet que tiene una pata acá y la otra en Francia, con un productor francés influyente. En dos días sabremos.
La acreditación y el hotel ya los tengo (es un hotel horrible de la cadena Etap, pero no está lejos del Palais y si a uno lo invitan tampoco da andar quejándose, no?) y todavía sigo pensando en la sorpresa de Kent Jones cuando le comenté que el Festival invitaba con el hotel y les mandaba la acreditación allí a los periodistas argentinos. Parecía casi fastidiado, como si desconociera el complejo de culpa de los europeos con respecto al Tercer mundo. Kent va, hace años, como toda la comitiva del New York Film Festival, al Hotel Splendid, un palacio impresionante a una cuadra del Palais. Con gusto le cambio el delivery de credenciales y catálogo por una suite ahí.
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