3.9.10

Venecia Día Dos: versión extendida (Clarín)


La novela de Haruki Murakami “Tokyo Blues” es, acaso, su más conocida en Occidente, o al menos la que disparó buena parte de la fama y reputación que tien el escritor japonés. Su esperada adaptación cinematográfica, por suerte, no implicó trasladarla a los Estados Unidos ni convocar estrellas para sus personajes principales. Por el contrario, su paso al cine da como resultado un filme, tal vez, hasta más “asiático” que la novela en sí. Lo cual, en este caso, no quiere decir que sea bueno ni que esté a la altura del texto.

En manos del realizador vietnamita Tran Anh-Hung (“El aroma de la papaya verde” y “Cyclo”, León de Oro aquí en 1995), la novela retiene casi toda su trama original, centrada en Watanabe, un joven estudiante japonés y la relación que establece con Naoko, que fue novia de un amigo suyo que se suicidó a los 17 años. Naoko, emocionalmente frágil, es enviada a una suerte de retiro en las montañas tras una crisis y, entre visitas a ella, Watanabe establece una relación con otra chica, Midori.

El filme es visualmente bellísimo pero Tran parece tan pendiente por capturar imágenes evocativas que descuida bastante la vida emocional de los personajes. Su “Norwegian Wood” (tal es el título que lleva la película, como la canción de los Beatles, aunque en Italia a la novela también se la conoce como “Tokyo Blues”) se acerca estéticamente a algunos filmes de Wong Kar-wai, pero nunca logra que conectemos con las complejas vivencias de sus criaturas. Después de un tiempo, el filme –respetable en todos sus rubros, incluyendo la música de Jonny Greenwood que remeda el rock psicodélico de fin de los ’60-- parece un catálogo de bellas fotografías para revistas de moda.

Por su parte, sólo hace falta ver el tan comentado filme de Julian Schnabel, “Miral”, para entender porqué lo rechazaron en Cannes… y estar de acuerdo con la decisión. La película trata de contar la historia del conflicto palestino-israelí a través de tres generaciones y con el eje en los esfuerzos por la paz y la educación que se han venido haciendo desde 1948. Pero el resultado es un filme blando, sin vida, un catálogo de frases y situaciones políticamente correctas que ni siquiera están sostenidas por el usualmente intrigante trabajo que el director de “Antes que anochezca” suele hacer con las imágenes.

Esa “corrección” hizo que “Miral” fuera recibido con muchos aplausos, al contrario de lo que sucedió con el filme francés “Happy Few”, que es casi su opuesto (incorrecto, desafiante, ambiguo) y, sin dudas, mucho mejor, pero que fue abucheado en su pase de prensa.

El filme de Anthony Cordier (Cold Showers) tiene a Marina Fois, Roschdy Zem, Elodie Bouchez y Nicolas Duvauchelle como dos matrimonios con hijos que deciden intercambiar parejas en la cama. Así, durante un buen tiempo y sin aparentes conflictos, Fois mantiene relaciones con Duvauchelle y Bouchez con Zem, algo que parece darles un nuevo aire a sus vidas personales y de pareja. Obviamente que la situación se tornará complicada y confusa, pero no de la manera obvia que uno podría esperar, sino creativa y hasta desafiante, con escenas de sexo y situaciones “grupales” que, sin dudas, incomodarán a más de un espectador.

El demandante día de la competencia por el León de Oro se cerró con “La pecora nera” (La oveja negra), la opera prima del italiano Ascanio Celestini, que también la protagoniza. El filme, que deriva de un monólogo teatral convertido en novela y ahora llevado al cine, no puede negar sus orígenes. Es una simple puesta en imágenes del monólogo constante de un hombre que, de niño y por error, es encerrado en un manicomio y lo que pasó en su vida. La rutina, simpática por diez minutos, se torna insoportable y repetitiva enseguida, y el filme gira sobre sí mismo desde entonces. Un mal arranque para la representación local.

1 comentario:

Patetico Hombrecillo dijo...

Y más allá de los puntajes, que te parecieron los ultimos films de Woo y Guerin? Porque son los unicos que no comentaste.

Saludos
Rodolfo