Hay algo de Vincent Gallo que irrita a mucha gente. Y los programadores del festival de Venecia no se la hicieron fácil a los que tienen algo en contra del actor de “Tetro”, de Francis Ford Coppola (y director de “The Brown Bunny”) al poner dos películas suyas, casi una tras otra, en la competencia. Una la dirige y protagoniza. En la otra, sólo actúa.
La que sin dudas irritó a muchos por aquí fue “Promises Written in Water” (Promesas escritas en agua), su tercer largo como realizador, otro experimento formal que generó risas incómodas y récord de abucheos por el Lido. El filme es arriesgado, casi absurdo y difícil de descifrar, pero tiene más ideas cinematográficas que muchos títulos que suelen irse con premios de festivales.
¿De qué trata “Promesas…”? Digamos que es la historia de un hombre que trabaja en una funeraria y una “amiga” suya. El filme toma varias conversaciones entre ellos y, paralelamente, lo vemos a él en su trabajo. Las charlas tienen la curiosa característica de repetirse a sí mismas –como si Gallo estuviese probando diferentes formas de decir una misma frase—y están combinadas con escenas, acaso las más interesantes del filme, de caricias o en las que la cámara recorre sus cuerpos.
Muchos se reían ya desde los créditos (como siempre, Gallo hace casi todo menos el catering) y nunca logran meterse en el filme. Admitamos que es complicado y Gallo no facilita las cosas, pero “Promesas…” tiene algunos de los momentos más bellos y de cine puro (hay situaciones casi “warholianas”) de la Mostra.
También hay mucho de “puro cine” y de maestría en la puesta en escena en la otra película protagonizada por Gallo: “Essential Killing”, del polaco Jerzy Skolimowski. La diferencia es que aquí el actor no habla. Nada. Nunca. Y es el protagonista casi excluyente.
“Essential Killing” se centra en un hombre (parece musulmán, pero nunca se dice) que mata a tres soldados estadounidenses en Afganistán, es capturado, apresado y llevado a otro país, pero logra escaparse cuando se cae una camioneta en la que estaba siendo transportado. Allí empieza un largo escape por unas tierras muy distintas (luego sabremos que se trata de Polonia), siendo perseguido por militares y teniendo que recurrir a sus instintos más básicos para sobrevivir.
Casi sin palabras, el director de “El grito”, de 78 años, logra una suerte de thriller político acerca de la brutalidad y el salvajismo de la guerra y las situaciones límites que deben atravesar quienes participan en ella. El filme fue bastante mejor recibido que el dirigido por Gallo: por suerte para Skolimowski, se proyectó antes…
Además del festival Vincent Gallo, se presentó fuera de competencia el filme “I’m Still Here”, ¿documental? sobre Joaquin Phoenix, un actor con algún parecido con Vincent pero que lo supera en excentricidades. El filme, dirigido por Casey Affleck (hermano de Ben), sigue a Joaquin a lo largo de un extraño año en su vida en el que decidió abandonar la actuación para dedicarse al rap, dejándose la barba, engordando y teniendo apariciones públicas cada vez más extravagantes y bizarras.
Viendo el filme no queda del todo claro lo que muchos sospechan: que todo se trató de una elaborada broma armada por Phoenix y Affleck (cuñados en la vida real, Casey está casado con Summer Phoenix), y que todo el tiempo Joaquin estuvo interpretando un personaje o una caricatura de sí mismo. Da la impresión de que se trata de una combinación de situaciones reales (la inicial decisión del actor, su crisis profesional y personal) y de otras que sí fueron fabricadas y exageradas por efecto.
“I’m Still Here” es bastante reveladora (y hasta desagradable) en cuanto a detalles personales de la vida del actor, su infructuosa búsqueda de ser respetado como rapper, y sus traumas y conflictos, pero también da la impresión de que ese universo (especialmente en las escenas más caóticas, como su presentación en el show de David Letterman) está llevado al borde de la parodia.
Affleck se presentó ante la prensa –no asi Phoenix, que está aquí—y no aclaró demasiado el asunto. “No es falso –dijo-. Cuando la gente habla de “truco” pienso en programas como “Punk’d” donde es todo falso. Jamás fue eso hasta que la gente empezó a mencionarlo. De cualquier manera no quiero influenciar la interpretación de la gente sobre la película así que prefiero ser elíptico al respecto”.
Presionado a decir algo concreto acerca de si lo que pasó con Phoenix es real o no (siempre se refirió a esta etapa como algo del pasado), Affleck respondió como si estuviera en un juicio: “Prefiero no responder a una pregunta que podría incriminarme”. La sensación es que, verdad o mentira, el juego todavía continúa.
La que sin dudas irritó a muchos por aquí fue “Promises Written in Water” (Promesas escritas en agua), su tercer largo como realizador, otro experimento formal que generó risas incómodas y récord de abucheos por el Lido. El filme es arriesgado, casi absurdo y difícil de descifrar, pero tiene más ideas cinematográficas que muchos títulos que suelen irse con premios de festivales.
¿De qué trata “Promesas…”? Digamos que es la historia de un hombre que trabaja en una funeraria y una “amiga” suya. El filme toma varias conversaciones entre ellos y, paralelamente, lo vemos a él en su trabajo. Las charlas tienen la curiosa característica de repetirse a sí mismas –como si Gallo estuviese probando diferentes formas de decir una misma frase—y están combinadas con escenas, acaso las más interesantes del filme, de caricias o en las que la cámara recorre sus cuerpos.
Muchos se reían ya desde los créditos (como siempre, Gallo hace casi todo menos el catering) y nunca logran meterse en el filme. Admitamos que es complicado y Gallo no facilita las cosas, pero “Promesas…” tiene algunos de los momentos más bellos y de cine puro (hay situaciones casi “warholianas”) de la Mostra.
También hay mucho de “puro cine” y de maestría en la puesta en escena en la otra película protagonizada por Gallo: “Essential Killing”, del polaco Jerzy Skolimowski. La diferencia es que aquí el actor no habla. Nada. Nunca. Y es el protagonista casi excluyente.
“Essential Killing” se centra en un hombre (parece musulmán, pero nunca se dice) que mata a tres soldados estadounidenses en Afganistán, es capturado, apresado y llevado a otro país, pero logra escaparse cuando se cae una camioneta en la que estaba siendo transportado. Allí empieza un largo escape por unas tierras muy distintas (luego sabremos que se trata de Polonia), siendo perseguido por militares y teniendo que recurrir a sus instintos más básicos para sobrevivir.
Casi sin palabras, el director de “El grito”, de 78 años, logra una suerte de thriller político acerca de la brutalidad y el salvajismo de la guerra y las situaciones límites que deben atravesar quienes participan en ella. El filme fue bastante mejor recibido que el dirigido por Gallo: por suerte para Skolimowski, se proyectó antes…
Además del festival Vincent Gallo, se presentó fuera de competencia el filme “I’m Still Here”, ¿documental? sobre Joaquin Phoenix, un actor con algún parecido con Vincent pero que lo supera en excentricidades. El filme, dirigido por Casey Affleck (hermano de Ben), sigue a Joaquin a lo largo de un extraño año en su vida en el que decidió abandonar la actuación para dedicarse al rap, dejándose la barba, engordando y teniendo apariciones públicas cada vez más extravagantes y bizarras.
Viendo el filme no queda del todo claro lo que muchos sospechan: que todo se trató de una elaborada broma armada por Phoenix y Affleck (cuñados en la vida real, Casey está casado con Summer Phoenix), y que todo el tiempo Joaquin estuvo interpretando un personaje o una caricatura de sí mismo. Da la impresión de que se trata de una combinación de situaciones reales (la inicial decisión del actor, su crisis profesional y personal) y de otras que sí fueron fabricadas y exageradas por efecto.
“I’m Still Here” es bastante reveladora (y hasta desagradable) en cuanto a detalles personales de la vida del actor, su infructuosa búsqueda de ser respetado como rapper, y sus traumas y conflictos, pero también da la impresión de que ese universo (especialmente en las escenas más caóticas, como su presentación en el show de David Letterman) está llevado al borde de la parodia.
Affleck se presentó ante la prensa –no asi Phoenix, que está aquí—y no aclaró demasiado el asunto. “No es falso –dijo-. Cuando la gente habla de “truco” pienso en programas como “Punk’d” donde es todo falso. Jamás fue eso hasta que la gente empezó a mencionarlo. De cualquier manera no quiero influenciar la interpretación de la gente sobre la película así que prefiero ser elíptico al respecto”.
Presionado a decir algo concreto acerca de si lo que pasó con Phoenix es real o no (siempre se refirió a esta etapa como algo del pasado), Affleck respondió como si estuviera en un juicio: “Prefiero no responder a una pregunta que podría incriminarme”. La sensación es que, verdad o mentira, el juego todavía continúa.
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