16.11.08

Diario de Mar del Plata - Parte 5 y Cierre


"No son 80.000 espectadores", dice un colega en un diario. "A cuatro películas por persona, son 20 mil". Lo mismo, recuerdo, decían en ese mismo diario cuando el plan era atacar el BAFICI. Es una lógica que no entiendo: todos los festivales del mundo son así. ¿Cuál es la diferencia de vender cien mil entradas o que 50 mil personas vean dos películas cada una? Da la sensación de que es un argumento usado con la clara intención de "causar algún efecto" en un festival. No recuerdo haber escuchado esa queja cuando, de las 130.000 personas que venían en años anteriores, una buena cantidad eran estudiantes de cine becados que llegaban con todos los gastos pagos, hotel incluído, y no pagaban una sola entrada. Sí, claro, el número de gente en las salas era mayor, pero los "ingresos en caja" eran iguales. O menores, las entradas costaban dos o tres pesos.

Se sabe que los festivales pierden plata. Especialmente si se hacen, como aquí, con pocos sponsors (en realidad, algunos canjes, plata del Estado y poco más). Mar del Plata, dijeron ayer, costó 6,9 millones de pesos y recaudó alrededor de 600 mil. Esto quiere decir: costó 6,3 millones. Según la presidenta del INCAA, mucho se resolverá recortando personal. Es decir, pasando a muchas de las 35 personas que trabajan en el evento en todo el año a otras funciones en el Instituto. Parece una respuesta facilista: uno tiene la impresión de que hay gastos y sobreprecios que se deberían recortar antes que echar o "reubicar" a personas que se ganan un sueldo trabajando para que el festival salga bien.

Pero entiendo que el análisis inicial criticando al festival por la baja de espectadores no tiene como objetivo cuidar "la caja" del Estado, sino, reclamar un cambio estético, un regreso al cine que el festival daba en la etapa de Mahárbiz, cuando --ahora parece-- todo era maravilloso y saludable en Mar del Plata. Es, casi, un pedido a las autoridades para que desplacen el equipo de programación al que se considera "baficizado" y que se vuelvan a dar "esas películas que le gustan a la gente".

Se trata, claro, de un comentario de enorme condescendencia y "mala leche". Durante los años previos a la administración de Miguel Pereira --la que logró lavarle la cara al festival-- no se hacía otra cosa que criticar los pagos millonarios a decadentes estrellas internacionales (ahora se pide que vuelvan, que vienen pocas), se reiteraba la floja calidad de la competencia internacional (de hecho, se relajaron las reglas para los festivales Clase A para no recibir sólo películas rechazadas por todos los demás eventos) y los problemas organizativos eran iguales o peores a los de ahora. Sin embargo, algunos recuerdan eso ahora como una extraña Epoca de Oro. ¿Se habrán tomado el trabajo de revisar cuánto costaron al Estado esos festivales? Revisen, porque las cifras asustan...

No voy a decir que el festival esté pasando por un gran momento. El cambio de fecha, el año y medio entre un evento y otro, la dificultosa convivencia estética de sus responsables artísticos, los problemas técnicos, de salas, de entradas y de proyecciones, son innegables y molestos. Pero pensar que "en el menemismo estábamos mejor" es de una vulgaridad rayana en la maniobra política.

Mar del Plata no tiene una mala programación ni es tampoco el BAFICI porque traiga a Albert Serra o a un grupo relativamente pequeño de lo que llaman "películas difíciles". Las tres competencias estuvieron plagadas de un cine que se podría llamar narrativo, accesible, para todos los públicos (para todos los públicos que irían a un festival de cine, esto es) El arranque con "The Hurt Locker" es una prueba de ello. Y el cierre con Kim Ki-duk, igual.

El "perfil" de la muestra, para mí, es menos problemático de lo que parece. Me da la impresión de que los problemas son otros y tienen que ver con la compleja relación entre el Festival y la ciudad (algo que intentarán cambiar en 2009 con el anuncio de un Ente Tripartito), una mala difusión en el lugar, salas mal acondicionadas, problemas de organización (hotelería, puntos de encuentro, ciertas cuestiones de prensa, entradas, etc.) y algunos otros inconvenientes.

No añoro los tiempos de "la Cuccinota" de la mano con Mahárbiz y les puedo asegurar que, tras cubrir las competencias de diez de las doce ediciones que se hicieron desde 1996, las películas actuales son mucho mejores que las de aquellas épocas. Si alguien quiere tomarse el trabajo, se fija en los viejos catálogos de las competencias cuántas películas recordables hay y después me cuenta si encuentra más de una por año.

El festival necesita mejorar, claro, pero añorar sus peores épocas me parece un despropósito.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre, es un gusto como colega leerlo en sus reflexiones. Por favor, sume además a la compleja relacion entre el publico de está ciudad y el festival el hehco de que la mayoría de la promoción se realizó al sexto día de comenzado el acontecimiento, y que la gente se entero cuando ya estaba en desarrollo o terminando.

Si lo desea, mi opinión al respecto está sentada en este artículo

http://www.mdphoy.com/source/website/Articles_Detail_Especial.aspx?ID=8976

Desde ya, muchas gracias por sus columnas.

Caro dijo...

Lograste sintetizar mis impresiones. Ojalá que Mar del Plata siga. Un abrazo, Carolina.

Andrés dijo...

Me gustó el post. Una reflexión distinta a las que se leyeron en los últimos días.

Saludos

Anónimo dijo...

Eso. Además ahora hay DJs.
Javd